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Año 3, No. 22, enero del 2001 "Digamos lo que somos, antes que otros nos den diciendo lo que no somos"Lucila Lema Resumen Ejecutivo Los medios de comunicación se estructuran a partir de diversos estereotipos que se conjugan dentro de una determinada estructura de poder. De esta manera los medios de comunicación aparecen como funcionales a los requerimientos de la estructura de poder, generando universos simbólicos que sirven de referentes para las sociedades. En cuanto a los indios estos referentes no han comprendido el valor de la interculturalidad, y folklorizan lo indígena asimilándolo a mecanismos de mercado. Esta folklorización se inscribe dentro de una estrategia más amplia que cierra los espacios de la comunicación a las comunidades indígenas, y a los pueblos y naciones ancestrales. Sin embargo, a este marco analítico es necesario incorporar una dimensión de género, por cuanto el caso es más complejo cuando se trata de mujeres indígenas. Triplemente explotadas por su condición de pobres, de mujeres y de indígenas. Es necesario, entonces, articular diversos mecanismos que logren superar esta situación, y en ese sentido han trabajado las mujeres del Ecuarunari, generando políticas de comunicación alternativas a los esquemas oficiales. Introducción: Actualmente, los medios de comunicación del Ecuador, a pesar del reconocimiento de los Derechos Colectivos realizado por la Constitución de 1998, son el fiel reflejo de una sociedad que no ha entendido todavía el valor de la diversidad cultural y sigue manejando un discurso racista y discriminatorio dominante. "Los medios de comunicación de masa", "las sociedades de flujos", "las sociedades red, las nuevas tecnologías, la sociedad de la información, del Internet, etc., no han dado cabida a la diversidad étnica, cultural, de género o generacional en su verdadera dimensión. Tanto la prensa, la radio y, más aún, la televisión han tenido un papel decisivo en la producción de los significados culturales, y referentes simbólicos en la formación de la imagen de lo indio, lo femenino, lo masculino, lo joven, y hasta de la sociedad nacional, etc. La explosión masiva de la publicidad, propaganda y programas en los "modernos" medios de comunicación, condiciona fuertemente el comportamiento de hombres y mujeres. La "tortura" de sujetarse a la imagen estilizada y de facciones estereotipadas, muchas veces deforma nuestras características étnicas y culturales (Goetschel 1999: 73). Los flujos de información no son democráticos, son flujos de poder, sustentados en la idea de la "identidad nacional única" que invisibiliza y tergiversa al "Otro". Sin embargo, en el contexto actual de "nacionalidades con derechos", se buscan espacios o canales alternativos de información enmarcados en la diversa realidad étnica del país, y dentro de ésta están también los conceptos de igualdad y, al mismo, tiempo de diferencia de la mujer. Esta demanda, de una mayor presencia de la mujer quichua en todos los ámbitos de la vida pública y privada, se sustenta en el trascendental papel que ha jugado en la sobrevivencia y desarrollo de la nacionalidad quichua, como líder, dirigente, educadora, etc. Por ello, como mujer quichua, y como parte del movimiento indio, me interesa comprender el tema del papel de los medios de comunicación en la construcción de las identidades colectivas. ¿Cuál es el espacio que los medios de comunicación otorgan a las mujeres indias o quichuas y con qué visión lo hacen? ¿Qué espacios han utilizado las mujeres quichuas dentro de los medios y porqué les ha sido difícil llegar? ¿Cuáles deben ser las nuevas estrategias frente a la comunicación de masas? Estas tres interrogantes, que, además, son puntos problemáticos dentro de las políticas de comunicación del Ecuarunari, constituyen el eje del presente trabajo que por lo demás es un aporte tentativo para iniciar el estudio del tema. El espacio de la mujer india y la mujer quichua en los medios de comunicación: "El tiempo que estamos viviendo lo tenemos que vencer con la presencia de nuestros antepasados" (Testimonio de una mujer indígena) La nacionalidad Quichua, al igual que las demás nacionalidades indígenas ecuatorianas, ha experimentado grandes cambios en sus formas de vida económica, política y cultural desde la imposición de la "modernidad" y el "progreso", imposición que significó cambios radicales en los conceptos, roles y significados de la mujer en general, y de la mujer indígena en particular. Así el feminismo en el Ecuador - nacido alrededor de los años 60- ha generado el inicio de la discusión paulatina de la problemática de la discriminación de la mujer indígena, en las comunidades y organizaciones, introduciendo términos como la "no discriminación", o la "equidad de género", etc. Las relaciones de los individuos a nivel mundial, en general mediatizadas por vías electrónicas de registro y comunicación, son día a día más crecientes e involucran diversos tipos de intercambios o articulaciones entre prácticas de actores locales y globales o incluso entre actores locales. (Franco 1990:111). Pero estos procesos han sido -por la estructura de la propiedad de los medios- generalmente unilaterales, y en los cuales han sido los emisores de los medios quienes han producido erróneamente y tergiversadamente imaginarios y símbolos sociales relacionados con lo indígena, y sobre los cuales los pueblos indios y las mujeres no han tenido ninguna participación. Las denominadas "políticas de comunicación nacional" han respondido más bien a criterios de "unidad nacional", proceso que oculta la heterogeneidad estructural del país, al tiempo que defiende los privilegios del poder económico. La participación de la mujer en los procesos comunicacionales está marcada por las diferencias geo-económicas, locales y globales; las brechas estructurales entre los géneros; la discriminación étnica y los cruces posibles entre éstos y otros elementos del contexto social. (Alai 2000: 24). Pero la discriminación a la mujer no es un proceso homogéneo. El problema de la multiplicidad de los sujetos femeninos, así como la pluralidad de los feminismos, adquirió especial notoriedad cuando las mujeres del tercer mundo acusaron de imperialismo y tendencias colonialistas a las mujeres blancas de los países ricos (Egas 1998: 175). En el caso de la mujer indígena, su problemática está atravesada por los componentes étnico, de clase y de género, es decir, la situación de las mujeres indias no es igual a aquella de las mujeres mestizas, aunque tengan cierto problemas comunes y un fin determinado: terminar con la discriminación a la mujer. "Las elucubraciones y comentarios traspasaban mi ser, aunque en el fondo me producía mucho placer que tanta gente me tenga en sus conversaciones. Se suponía que yo era yoga, revolucionaria, puta, misionera, mariguanera, mártir o loca" (Luna, ternura, cataratas y arco iris. Margarita González P., Cuenca). En el caso de la mujer mestiza de clase alta o media, existe un proceso más complejo por el cual se la ha ido "cosificando": en la radio y mucho más en la prensa, las revistas y la televisión; la imagen del cuerpo femenino ha sido estigmatizada y estandarizada según la racionalidad occidental de lo "bello", y utilizada bajo los esquemas del consumismo. La valoración del cuerpo es ahora mucho mayor. Los índices del tiempo y la frecuencia para asearse son mucho mayores. Existe una preocupación permanente tanto por aligerar la dieta y volverla de más calidad, como por practicar todo tipo de ejercicio físico favorable a la figura y a la belleza corporal (Goetschel 1999:71), obviamente, bajo el "molde" de la mujer delgada, blanca y rubia, símbolo de la belleza. La mujer mestiza tiene dos opciones, uno el de ser reconocida como ama de casa o madre en el mundo privado, y, segundo, el de ser el símbolo sexual del mercado, en el espacio público. Últimamente la mujer de clase alta y media ha adquirido otra imagen, la de profesional y empresaria; en cambio que la mujer de clase pobre sigue con la imagen de marginada y dominada, al igual que la mujer negra o india. La modernidad ha objetivado a la mujer, es decir, la ha convertido en objeto. La imagen de la "mujer liberada" remite a la libertad de escoger varios productos en el mercado. El "encontrarse a sí misma" supone saber maquillarse y usar los productos adecuados de la cosmética. "Romper las reglas" significa usar una determinada toalla sanitaria, etc., mensajes que se apoyan en los medios de masas: en los periódicos, radio y televisión (Goetshel 1991:73). "No me gustaba jugar con nadie, era brava cuando algo no me gustaba, hacía casitas de palos y hojas y me ponía a jugar sola. De cinco años me bañaba escondida de mamá y me secaba en la playa en las piedras calientes al sol!".(Mi historia. Juana María Tenorio M. San Lorenzo Esmeraldas) En el caso de la mujer negra, el racismo, la marginación y la " frontera étnica" se evidencia en los discursos racistas del "color", más que el de la "cultura" como sucede en el caso de la mujer india. En los medios de comunicación de masas hay permanentemente un juego de racismos disimulados y a veces abiertos. (Raddiffe, Westwood 1999:55) Esta imagen que se hace de la mujer negra es producto de un espacio comunicativo sumamente restringido y discriminatorio; ella ni siquiera puede tener la El caso de la mujer de cualquier nacionalidad indígena, sea shuar, chachi, quichua, etc., el espacio en la comunicación es inexistente, y cuando se da, está imagen de ser ama de casa de su propio hogar, son "entes" deshumanizados a la cual se les niega la vida y hogar propios, se visibilizan en su condición de empleadas y explotadas. Tal es el caso, por ejemplo, de la propaganda del detergente "Deja". "Me llamo Birisam que en idioma shuar quiere decir "sapo hablador". Mi madre quiso llamarme así para que fuera igual a él: una mujer que meta bulla, que hable mucho y que, sobre todo sea alegre. Una persona tiene que parecerse a la naturaleza para ser bella y feliz" (Birisam o "sapo habalador". Rosa Hurtado M. Cuenca) marcado por la discriminación, la subvaloración o el folklore. Hasta hoy la pluriculturalidad, la multiculturalidad, son renglones escritos de la Constitución Política del Estado, que en la práctica son solo eso "renglones"; y el derecho a la comunicación son preceptos que en el fondo defienden el monopolio sobre los medios. La imagen de la mujer india se visibiliza en los medios en la mendicidad, en el atraso, la humildad. (Radcliffe, Westwood 1999:56) Si bien es cierto que las discusiones sobre la inferioridad biológica y cultural de los indígenas, aparentemente, parecen haber terminado en los círculos académicos, sus rezagos todavía se mantienen, más aún cuando los canales de comunicación responden a esquemas racistas. Está de por medio la propiedad sobre los medios de comunicación, que guarda estrecha relación con las estructuras económicas y sociales del poder, por ello la comunicación se convierte en el fiel reflejo de las estructuras de desigualdad interna y dependencia externa vigentes. Y así como hablar de la propiedad de los medios de comunicación es hablar de poder económico; hablar de los "mass media" en su dinámica audiovisual es hablar del poder ideológico. La comunicación y por tanto la cultura en la sociedad de la información está organizada, desde hace algún tiempo, en torno al sistema audiovisual y, actualmente, la digitalización de todos los mensajes, audiovisual, impresos, e interpersonales, conforman un hipertexto globalizado o interactivo que forma parte del universo de los mass media. (Borges, Castells 1997:28). La era de la imagen nos ha rodeado de ideas que contribuyen a formar (¿o deformar?) nuestra representación del mundo. Cada vez más nuestra percepción del mundo se remite exclusivamente a lo visual. Y la imagen del quichua otavaleño (hombre-mujer) se ha prestado para entrar en él. Así por ejemplo las propagandas electorales, la publicidad institucional o de productos utilizan en sus imágenes a los indígenas para reforzar sus contenidos persuasivos. De hecho, una de las aerolíneas estadounidenses había tomado la imagen del quichua -con su traje típico- para promocionar sus servicios. Lamentablemente estos espacios solamente buscan mayor rentabilidad, no se debe a una conciencia étnica y mucho menos de género, el hecho de que aparezca un o una indígena en sus propagandas. Si la mujer o el indio quichua vende, se le dará un espacio tergiversándolo o no; lo mismo sucede con las propagandas oficiales de gobierno que utiliza la diversidad folklóricamente para mostrarse como "pluralistas y democráticos". En el Estado ecuatoriano, que actualmente se dice democrático y cuya Constitución Política se muestra progresista y humanitaria, la realidad es bastante paradójica. Por ejemplo, en el capitulo de los derechos sociales y culturales, en su art. 81., sección 10 sobre la comunicación, el Estado garantiza el acceso a: "fuentes de información; a buscar, recibir, conocer, y difundir información objetiva, veraz, plural, oportuna y sin censura previa, de los acontecimientos de interés general, que preserve los valores de la comunidad, espacialmente por parte de los periodistas y comunicadores sociales". En el mismo articulo "prohibe que por cualquier medio o modo promueva la violencia, el racismo, el sexismo, la intolerancia religiosa o política y cuanto afecte a la dignidad del ser humano". (Constitución 1998:40). Entonces, será importante el participar en la creación de las políticas públicas del Estado, pero también al interior de los pueblos y nacionalidades ir creando políticas de comunicación propias. De hecho tanto la CONAIE(organización nacional), el Ecuarunari (regional andina), la CONFENIAE (regional amazonía), y en menor medida la COINCE (regional costa), están buscando sus propios espacios de comunicación, el acceso a los medios y capacitación profesional que permita el acceso al espacio global, pero con identidad. El espacio creado y utilizado por las mujeres quichuas del Ecuarunari: "Yo miraba que había mucho machismo en las comunidades, veía que algunas mujeres andaban cargando guagua, el bulto y encima pegaban los hombres, maltrataban, era una lastima.... pero hoy lo que planteamos es que debe existir más transparencia tanto hombres como mujeres, deben tomar una decisión" (hombre) Por lo antes mencionado y las nuevas realidades del mundo "moderno", en las que las relaciones local/global se han modificado, las mujeres quichuas a más de su preocupación por el mejoramiento de la calidad de la educación y la capacitación técnica, la aplicación de proyectos y la elaboración de planes que proporcionen empleo, seguridad social, salud, etc., se preocupan por la participación de las mujeres en todos los espacios fortaleciendo sus propios espacios organizativos y generando en estos espacios políticas de comunicación como eje transversal de sus actividades. Para ello es necesario incentivar los programas de capacitación técnica para que las organizaciones de mujeres quichuas, realicen la labor de difusión y concientización radiofónica de las mujeres en las comunidades e implementar la infraestructura correspondiente (Ecuarunari 1998:18) Bajo estos preceptos la dirigencia de la mujer del Ecuarunari y sus organizaciones provinciales han venido trabajando con una comunicación alternativa, frente a un sistema social y político manejado por los grandes medios. La comunicación alternativa contestataria al monopolio de la información, a más de las nociones de clase, las organizaciones indias le han agregado el componente étnico y las mujeres quichuas lo han cruzado con el componente género. Estos son algunos de los recursos utilizados:
A diferencia de otros grupos de mujeres, aquel del Ecuarunari ha ganado un gran espacio y goza de una gran legitimidad, y los resultados han sido importantes más al interior que al exterior del movimiento. Los canales oficiales no se han abierto, pero se han buscado los no formales, por lo tanto los resultados son diferentes en cada ámbito. A nivel interno se ha logrado:
A nivel externo se ha logrado menos, pero vale la pena anotarlo:
Este proceso ha sido iniciativa de las organizaciones y grupos de mujeres y apoyado por las ONG's, entidades que en la década de los 90's han enfatizado en el trabajo de desarrollo y género, actualmente hay en todas las provincias proyectos de mujeres, con distintos resultados. Sin embargo, falta todavía el pensar en políticas a más largo plazo, ya que uno de los problemas principales es la falta de sustentabilidad de la mayoría de proyectos. Entonces más que actividades esporádicas y aisladas es necesario que la organización se plantee políticas de comunicación "macro" que contemple varias acciones coordinadas hacia un mismo fin como mujeres y pueblos quichuas. Hoy se puede manejar esto bajo la tutela de los derechos colectivos. Pensar en las nuevas estrategias: "El desarrollo el ser humano depende de los dos: mujer y hombre. No hay lugar para la rivalidad" (mujer) Pensar en las nuevas estrategias, es pensar en la revolución tecnológica de la información que indujo la aparición del informacionalismo como paradigma dominante de la nueva sociedad. En el informacionalismo, la generación de riqueza, el ejercicio del poder y la creación de códigos culturales han pasado a depender de la capacidad tecnológica de las sociedades y las personas, siendo la tecnología de la información el núcleo de esta capacidad (Castells 1998: 870) Entonces se están utilizando las mismas armas de la globalización -la tecnología- para afirmar las identidades locales, no para aislarse, sino como mecanismo de inclusión de los excluidos y excluidas. Estas nuevas formas de relacionamiento también requieren de estrategias en dos direcciones, interna y externamente. Internamente, es necesario:
Externamente, es necesario:
Todo esto permitirá la validación del espacio local, del conocimiento local de la cotidianidad. La globalización ha validado el "conocimiento global" como sinónimo de desarrollo y se desconoce el valor del conocimiento generado a nivel comunitario y su potencial de hacer aportes valiosos al conocimiento global (Burch 1997:80); más aún cuando este conocimiento global no ha respondido a la dignificación humana ni a la convivencias de pueblos diferentes. Entonces los aportes de todas las culturas deberían ser bienvenidas en honor a la vida. Ya que el "fin de la historia" no se ha dado, y la historia humana está por construirse. A manera de conclusión:
Se trata de tener políticas comunicacionales que respeten a la mujer al joven, al anciano, al niño, solo así será una comunicación alternativa
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