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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año11, No.121, Abril del 2009

Becas y el interés comunitario


Nancy Bedón

Para los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador acceder a las becas que el pueblo Cubano nos ofrece, consecuentemente con su ideal socialista, de ver a la humanidad vivir realmente como seres humanos, ha significado siempre la posibilidad de enmendar, el poco cuidado que los gobiernos nacionales han tenido para el pueblo indígena en relación a la educación y a la agricultura.

En este marco, lograr que los pueblos se hermanen bajo el objetivo de cambiar las condiciones económicas y sociales deplorables de su población, generadas por la mala distribución de la riqueza, y por el olvido histórico del Estado, ha sido posible gracias a la conciencia política que estos mismos pueblos tienen; a éstos pertenecen las nacionalidades indígenas del Ecuador, a pueblos concientes de sus necesidades y sus capacidades, tanto económicas, como políticas y sociales.

Una de las necesidades urgentes a resolver, por la vida digna de los pueblos, las comunidades indígenas y campesinas, por los obreros, es la salud, pues la falta de centros médicos en las comunidades, la falta de una buena alimentación, la carencia de trabajo, que permita la tranquilidad emotiva y económica de la gente y otras condiciones más, han generado problemas de salud grave: en los más pequeños, desnutrición y anemias; en los adultos y los más ancianos, problemas intestinales y pulmonares, dificultades en la salud que muy pocas son tratadas. Concientes de ésta realidad se busca solucionar de la manera más efectiva y económica este problema.

Uno de los caminos encontrados para resolver los problemas de salud en las comunidades, ha sido y es, la hermandad y el compañerismo del pueblo cubano con las nacionalidades y pueblos indígenas del país, amistad que se ha visto estrechada por medio de las becas, no solo de estudios en medicina, en varias otras carreras que sobrepasan las dos centenas, espacios de formación profesional que los pueblos indígenas acceden con miras al bien común.

Enviar a nuestros hijos, hermanos o compañeros a Cuba, con la misión, de prepararse como médicos, agrónomos, deportistas y más, tienen intrínseco la necesidad de resolver en cierta medida los problemas comunitarios que nuestros pueblos tienen; para quienes son beneficiados con las becas, la tarea es histórica, llegar después de seis o un par de años a la comunidad desde donde partieron, con el fin de mejorar las condiciones de salud, educación y producción de ese pueblo, que años atrás les dio su aval para que viajaran a Cuba o a otro país para formarse, para aprender, para retornar sabios y conocedores de instrumentos técnicos e intelectuales, que aporten a la vida.

Por la importancia que tienen estos procesos de formación profesional, obtenidos por medio de nuestro quehacer político, creemos que es necesario reflexionar sus resultados, el proceso de acompañamiento a los beneficiarios de las becas y su ocupación luego de su retorno como profesionales.

Año tras año hemos visto llegar carpetas de jóvenes, militantes del movimiento indígena, a la CONAIE, al ECUARUNARI y a otras organizaciones de los pueblos originarios de nuestro país, para adquirir una beca, en especial para estudios en medicina. Pero es necesario señalar, durante este tiempo ¿Cuántos de ellos que ya son médicos, agrónomos o educadores, han retornado a la comunidad para cumplir con el principio ético de nuestros pueblos, la reciprocidad?

Esperamos sinceramente que al menos uno, de los 2129 aproximadamente que han viajado a estudiar medicina, estén al servicio de su pueblo; ésta reflexión nos surge porque datos de aquellos que se fueron, de los que están allá y de los que ya son profesionales gracias a la beca, solo hemos podido encontrar como dato estadístico en la Embajada Cubana, cosa que no existe en las organizaciones que un día sirvieron de puente para la obtención de esta beca.

Lamentablemente, el papel de las organizaciones regionales, provinciales y nacionales que hacen de puente legitimador para que estudiantes indígenas viajen a estudiar en Cuba, pareciera haber quedado reducido a la intermediación burocrática, han dejado a un lado o no se han dado cuenta que su papel con las bases que envían a sus estudiantes con las becas es ineludiblemente político.

Esta realidad nos debe hace reflexionar casa dentro, para llamar a las organizaciones, a la CONAIE, al ECUARUNARI, se tome el reto planificador y direccionador de los estudiantes, de los médicos, agrónomos u otros, que han sido beneficiados con la beca en cuba, o en cualquier otro país, para conocer por ejemplo, en el caso de los estudiantes becados residentes en Cuba, ¿cómo viven los criterios de interculturalidad en ese país hermano?, ¿cuáles son sus necesidades tanto individuales como colectivas? ¿Cuáles es el bosquejo comunitario que están construyendo una vez graduados? y si la pertenencia comunitaria se ha perdido, en ese caso como recuperarla o fortalecerla.

Conocer la realidad de los estudiantes indígenas, tener constancia en la comunicación, ayudarles de alguna manera a resolver problemas propios de su lejanía comunitaria, nos permitirá mantener el vinculo político y comunitario, para que no se pierdan en el tumulto de individualidades que el mundo capitalista tiene, conocer su realidad en el país hermano y sus sueños, implica un trabajo posible y sencillo de realizar, creando redes de comunicación virtuales, escritas y visitándoles al menos una vez al año. Solo de esta manera podríamos pedirles reciprocidad política con su pueblo.

Conocer sobre los nuevos médicos indígenas que ya han retornado, y que entendemos que son 272 aproximadamente en estos 10 años, es tener la posibilidad de interrelacionar y coordinar el servicio de salud con las necesidades de los pueblos y nacionalidades, ¿cómo lo podemos hacer? Primero teniendo sus datos, segundo abriendo posibilidades de centros de salud comunitarios, donde los nuevos médicos puedan ejercer su profesión, posibilidades que se deberían exigir a gobiernos locales y nacionales, en cuanto a presupuesto se refiere.

Creemos que el quehacer político exterior que el pueblo cubano realiza, en relación a la salud del pueblo ecuatoriano, en especial del pueblo indígena, a pesar del bloqueo económico que han sufrido a lo largo de su historia, no puede seguirse recibiendo con indiferencia organizativa, peor aun con agradecimientos cristianos, de quien recibe una limosna, es hora de asumir el compromiso político organizativo que nuestros pueblos exigen, sabiendo que la historia un día nos pedirá cuentas de aquello.

Mirar en el caso de los nuevos médicos que están aquí entre nosotros, una puerta abierta, una herramienta para caminar al Sumak kawsay, donde la salud juega un papel primordial a la mano de la producción; debe ser el acto mas consecuente que las organizaciones pueden realizar, con la claridad política del pueblo cubano y con la necesidad de las comunidades; para lograrlo debemos estar en contacto permanente con los estudiantes, con los médicos, organizar en las comunidades centros de salud interculturales, abriendo espacios de labor a nuestros médicos, inclusive creando espacios de pasantías en las mismas comunidades para aquellos que vienen de vacaciones, dándoles así el sentido político de su profesión, fortaleciendo al mismo tiempo su sentido de pertenencia comunitaria.

Sabemos que no es una tarea fácil, que como todo en este sistema económico capitalista necesita capital de inversión, pero debemos trabajar sabiamente en convenios nacionales e internacionales que permitan la construcción de centros de salud comunitaria, en el caso de medicina, debemos además por derecho exigir al Ministerio de Salud, coordinación en la ejecución de programas de salud o establecimientos de centros médicos interculturales en los pueblos con la presencia de los profesionales médicos que vienen desde la hermana República de Cuba, o cualquier otro país buscando ejercer su profesión y devolver a su pueblo los conocimientos que adquirieron; aquí es necesario señalar que tenemos una ventaja, nuestro vivir comunitario, nuestras organizaciones reconocidas a nivel mundial y nuestros estudiantes que retornan sabios para cuidar del pueblo y la chacra como el cóndor, el puma y la serpiente.

Lo que nos falta realmente es voluntad y visión política, para dar dirección a este capital humano, que con sueños comunitarios parten y en el transcurso de sus estudios son abandonados organizativamente, retornando con una carrera que solo encuentra sentido como provecho individual.

Perder el contacto con los estudiantes en Cuba, perder de vista al que regresa a la comunidad como médico, es renunciar a la posibilidad de construir de forma más concreta nuestro proyecto político, que busca no solo la participación de los pueblos y nacionalidades en el campo político, sino que busca ante todo hacer de los pueblos originarios, un sujeto constructor de su propia historia.


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