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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 10, No. 116, Noviembre del 2008

La minga de los pueblos frente a 516 años de barbarie


Nancy Bravo
Cabildos Indígenas del Norte del Cauca

Hace 516 años inició la barbarie, en las tierra de Abaya Yala, desde entonces, mientras el trabajo forzado nos arrancaba el pellejo y el soplo de la vida, hemos tratado de ponerle palabras a lo que no alcanza a nombrarse, pero que se vive hasta con la médula de los huesos, el hambre, la amargura, la tristeza y la rabia de los pueblos que han perdido gracias a la conquista su tierra, el alma y su propia historia.

Ayer, 20 de Noviembre de 2008, en Soacha, Colombia, escuchamos testimonios tan terribles, tan tristes, tan perversos, que se nos hace imposible aplacar la memoria de pena e indignación acumulada, es esta misma indignación que hizo posible el nacimiento de la Minga Social y Comunitaria, que ha nacido y que tiene vida propia, quienes la propusimos y la proclamamos tenemos que compartir el trabajo de su crianza para que llegue a su edad madura y camine sus propios pasos que son de todas y todos.

Hoy caminamos hacia la Plaza de Bolívar. En medio de la algarabía de la Minga, una de las compañeras indígenas que caminaba nos dijo:

-Siento lástima por quienes vivían en esta ciudad, esta ciudad tan bonita, pero que yo veo como una cárcel, porque la desconfianza hace que uno se cuide de los demás y camine a toda hora preocupado y solitario.

-Es la rabia contenida la que nos hace seguir caminando, a pesar de que el cuerpo no da más, a pesar de que el hambre nos quite el aliento, existe entre nosotros mucho cansancio, tristeza, pero esa rabia nos obliga a seguir para no ahogarnos en la amargura, para no dejarnos envenenar.

No pudo comer en todo el día, sintió náuseas, lloraba todo el tiempo recordando las historias ocasionadas por policías y militares con gente inocente desde ya hace muchos años atrás, concluyó sus relatos diciéndonos que evita mirar de frente a los policías y militares para no odiar más, para tratar de entender que son instrumentos de un sistema, irresponsables, culpables, pero también obedientes de otros que son los que diseñan y organizan las políticas y los instrumentos de horror que ellos aplican.

Escuchando este y otros relatos de terror de familiares, de hermanas y de madres, se retuerce en la conciencia 516 años y 40 días de Terror, 516 años y 40 días de amargura acumulada, de rabia contenida como consecuencia de la aplicación de ese terror frío, calculado, sistemático que se ha utilizado como herramienta para robar, para despojar, para imponer la codicia de unos pocos sobre muchos que caminan en esta minga y de muchos otros que quedaron en casa esperándonos.

516 años y 40 días en los que se sabe que el poder egoísta ha acumulado experiencia y armas para entrenar y ejecutar la barbarie sobre pueblos y personas, 516 años y 40 días de memoria del terror y la injusticia acumulada en las víctimas. Es un dolor histórico y tan profundo, que ha exigido lo mejor de todas y todos para no convertirnos en resentidos. Una rabia tan colectiva y constante, que no encontrará alivio mientras no llegue el día en el que Nunca Más se llegue atentar contra los derechos humanos y colectivos de nosotros los pueblos de América india.

Ese día llegará, lo estamos construyendo desde ya, para que en el terror deje de aplicarse y la vergüenza de los perpetradores se convierta en remordimiento acumulado y condena permanente de los agravios realizados contra el pueblo.

Hoy, la Minga llega a la Plaza de Bolívar a entregar la decisión de denunciar y superar un modelo de poder, basado en la codicia insaciable que debe terminar, 516 años y 40 días resistiendo y luchando para que esto cambie tan pronto como podamos lograrlo, venimos de tan lejos no solamente para que nos den unos mendrugos, ni queremos seguir siendo parte de este horror económico y político, queremos que se acabe para siempre, mientras tanto, la rabia será la fuente de donde tomar fuerza, y nos permitirá decir la verdad, y contagiar poco a poco a muchos para que la verdad no se entretenga, ni la encubra, ni la maquillen, ni nos compren jamás.

Este modelo económico capitalista, se ha servido del terror y por eso hoy, con una miga de los pueblos indígenas de Colombia, después de 516 años y 40 días de barbarie, decimos con serenidad y fortaleza que en la agenda de los pueblos dice, mucho más que Derechos Humanos, dice Defensa de la Vida, decimos ¡NO! al terror del régimen para seguirnos despojando de la dignidad, de nuestras tierras y de la vida.

Nos negaremos a permitir que nos quiten la memoria, los recuerdos de la barbarie capitalista enquistada desde hace 516 años y 40 días en nuestras tierras, salvajismo económico que nos niegan, nos arrebata la posibilidad de vivir como seres humanos plenos, llenos de alegría, por eso para que la ira y la indignación quede en la memoria con la misma fuerza de la alegría y la sabiduría propia e histórica de nuestros pueblos, vamos a caminar a la Plaza en Minga para decir que este camino termina cuando termine el Terror.

Con nosotras y nosotros llegan todas las víctimas de un terror genocida que ha durado más de 500 años, es esta memoria que vamos a convertirla en camino. Son gritos contenidos por siglos que tenemos que caminar hoy, transformádoles en la agenda de los pueblos, son gritos que solo se silenciarán cuando se derrumbe el modelo despojador y capitalista, hasta que en esta tierra los pueblos vivan sin dueños.

La Minga social y comunitaria de los Pueblos indígenas en Colombia, tienen como propuesta política, proteger la minga de los pueblos, como un espacio de lucha permanente, de denuncia indeleble pues las ideas, sueños y ganas de hasta hace poco, hoy son imperativos concretos e inmediatos que nos desbordan, que nos compromete, nos preocupa y nos desafía.

Este compromiso doble y simultáneo de proteger la Minga siendo parte de ella, pero también de dejarla en Libertad para que camine en la dirección que le demos nosotros, nos obliga a mantener la lucidez del proyecto político que tenemos que defender cuando decimos que queremos una Colombia libre de dueños.

Porque lo que exige ese ser que nació y quiere vivir, la Minga de los Pueblos, es mucho, pero mucho más de lo que podemos ofrecerle desde nuestras capacidades particulares. Nos desborda y eso nos entusiasma y nos preocupa. No hay costumbre de Minga. Esa es una verdad y un desafío. El desafío consiste en tener la sabiduría que nos permita compartir el sentido  y no sacrificarlo mientras obtenemos logros concretos en este proceso de lucha, debemos caminar entonces hacia la transformación del país, hacia la unidad y coordinación entre todos los pueblos.

Nuestra propuesta es tejer la unidad de los pueblos de Colombia y por qué no, de la América india, que reclama de hijos que se indignen y que luchen, por ello convocamos a tejer acciones, movilizaciones coordinadas y compartidas, tejer debates para caminar la palabra para construir pensamientos encaminados a levantar la dignidad de los pueblos.

Esta movilización, que inició hace 40 días y que significó un centenar de heridos y un compañero comunero muerto, a manos de los escuadrones móviles al servicio de Álvaro Uribe, nos deja una agenda de debate y práctica que construya una Latinoamérica libre de hambre, guerra y terror. La rebeldía es un derecho que vamos a ejercer sin autoritarismos sectarios ni imposiciones.

La Minga de los pueblos en Colombia, después de ser burlados en la audiencia publica solicitada a Álvaro Uribe, no volveremos a pedirle audiencia a nadie, porque quienes hacemos la Minga de los Pueblos, somos el país y la autoridad, los que nos representan, nos mandan obedecen, o se van.

La verdadera historia recordará la Minga de los pueblos, realizada con más de 10.000 indígenas que caminando sin amilanarse al hambre y al cansancio ha recorrido Colombia para visualizar la rabia y la indignación frente a este sistema depredador de nuestros pueblos.


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