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Publicación mensual del Instituto Científico de Culturas Indígenas.
Año 1, No. 2, mayo de 1999

Un proyecto amenazado por dentro

Antonio Rodríguez

El Proyecto Político de la CONAIE tiene como uno de sus planteamientos centrales la construcción de un ESTADO PLURINACIONAL. Siendo ésta una propuesta estratégica, implicauna nueva forma, no sólo de relación de las nacionalidades y los pueblos con el estado, sino un modeloalternativo y democrático, basado en el respeto a la diversidad, quepromueva la equidad para la población del país en su totalidad. La construcción de un Estado Plurinacional y una Sociedad Intercultural, solamenteserá posible con un cambio profundo en las relaciones de poder(políticas, económicas y sociales), con el acceso de las mayorías al poder mediante un gobierno realmente comprometido en larealización de este programa.

Esto a su vez implica una alianzaestratégica de las nacionalidades y los pueblos con los movimientossociales y demás actores de la sociedad civil comprometidos con laconcretización de este ideario. Este es un aspecto que debe ser considerado porque,por una parte, supera la posición particularista y sectaria de un Proyecto de nueva sociedad desde un solo sector, y por otra, porqueimplica un largo camino por recorrerse en la construcción de podereslocales, el fortalecimiento organizativo y en la conquista de nuevosespacios jurídicos y políticos.

En esta perspectiva tiene singularimportancia, la aprobación del Convenio 169 de la OIT (sobre losderechos de los pueblos indígenas) y la incorporación en la nuevaconstitución de los derechos colectivos, ya que abren un escenario jurídico másamplio para avanzar en la conquista de sus derechos, pero que por símismos pueden quedarse en meras declaraciones formales como gran parte delos preceptos democráticos contenidos en la Constitución. Por tanto el reto planteado ahorapor las organizaciones de nacionalidades y pueblos es la de elaborar ylograr la aprobación de leyes secundarias que viabilicen el Convenio169, y la aplicación de los nuevos preceptos constitucionales.

Ahora la pregunta consiste en cómo,a partir de estos avances constitucionales, se podrá lograrmodificaciones reales en la Sociedad Nacional, en la relación entrepueblos indígenas y Estado, y en el modelo económico y político de corte neoliberal.

Indigenismo etnófago y reformas constitucionales:

Aquí vale advertir el peligro deser envueltos en lo que Díaz Polanco llamó la estrategia delindigenismo etnófago, que en síntesis es un doble juego desde el poder dominante mediante el cual,mientras por una parte se reconocen las identidades indígenas, lapluriculturalidad, etc., en los hechos se trata de socavarlas desde sus cimientos, desde la misma comunidad. En elmarco de esta estrategia cabe incluso el reconocimiento territorial,siempre y cuando no implique transformaciones políticas en lo que tieneque ver con la distribución del poder y a la forma de organización del estado. Aquí podemosencontrar una explicación a la posición tajante de la mayoría dela Asamblea Nacional en el sentido de no reconocer la plurinacionalidad,dado que ésta podía tener hondas implicaciones para un cambio en la organización mismadel estado.

Empecemos por ubicar los limites de lareforma constitucional. En el caso específico del reconocimiento alderecho al territorio, en el artículo 228 se habla de lascircunscripciones territoriales autónomas, pero las ubica dentro de los regímenes seccionales autónomos, es decir que no implican un reconocimiento del derecho al recursoterritorial, sino a ciertas funciones y atribuciones especiales, de lamisma manera que un concejo municipal, que es considerado un organismo seccional. Por tanto no existe un reconocimiento real al derecho denacionalidades y pueblos a un territorio.

En el artículo 84 (de los DerechosColectivos) se habla del derecho a mantener la posesión ancestral detierras comunitarias y a obtener su adjudicación conforme la Ley (esdecir mostrando títulos que acrediten esta posesión propiedad). Pero en la Ley deDesarrollo Agrario, existe la facultad para vender las tierras comunales,lo que en el contexto económico actual de globalización, significaprofundizar la presión desde las transnacionales para la venta de tierras productivascomunales. Lo mismo podemos decir de otro de los elementos de esta base dereproducción económica, el recurso riego, dado que está en caminoy en ejecución una estrategia para la privatización de este recurso, con la conformación del CHRH.Es por allí precisamente que el sistema mete una de las patas de sutenaza: desestructurar a las comunidades desde sus bases de sustento yreproducción, la tierra y el agua.

¿Sobre qué se va a construir lapluriculturalidad, si se está acabando la base comunal? Si las reformasjurídicas no inciden sobre los elementos estructurales de las sociedadesindígenas, ¿cómo entender, entonces, estas posiciones etnicistas que sustentan eldiscurso de las nacionalidades pero olvidan hablar del actual modeloeconómico neoliberal y los gobiernos que lo sustentan, que son absolutamentecontrarios a la sobrevivencia y el desarrollo de las comunidades como basede las nacionalidades y pueblos?

Bajo estas consideraciones, ECUARUNARI(Confederación de los Pueblos de la Nacionalidad Quichua), filialprincipal de la CONAIE, está trabajando en la elaboración de propuestas de tres leyes secundarias: Reforma a la ley de comunas,alcances a la Nueva Ley de Aguas y Reformas a la Ley Agraria. Laintención es clara: incidir en los aspectos estructurales claves que vana permitir una aplicación real de los nuevos preceptos constitucionales, teniendo en claro queestas leyes no las va a aceptar el estado por su buena voluntad, sino queserá necesario un proceso de difusión y movilización, que es loque históricamente ha dado resultados.

Sin embargo, otros sectores de lasnacionalidades y pueblos han concentrado su trabajo en una propuesta deorden más bien jurídico y político como es un Proyecto de Ley delas nacionalidades quizá con un enfoque que privilegia los aspectos étnico-culturales.

En este contexto podemos recalcar laimportancia de abordar la relación pueblos indígenas-estado de maneraintegral, en todos los planos, en lo económico, social, político y nosolo en lo jurídico, puesto que tal vez mientras se avanza en los papeles, se puede estarperdiendo en los procesos reales. Basta con ver, por ejemplo, cómocontinúa implacable la invasión de territorios indios en laAmazonía por compañías transnacionales, así mismo el incontenible crecimiento de la pobrezaen el campo y la pauperización de las economíasindígenas-campesinas, hecho reconocido en estudios del mismo BancoMundial. También el asedio desde el mercado de tierras (en su mayoría grandes plantaciones) a los espacioscomunales, para no abundar en más ejemplos, nos dan una clara cuenta delo que está pasando.

Las reformas pueden ser vistas desdedos ópticas: desde el poder del estado puede ser un mecanismo paracooptar a un segmento de la dirigencia indígena como soporte del proyecto neoliberal (la figura de ciertosrepresentantes indígenas es utilizada en espacios institucionales, comoel Congreso, para legitimar estas políticas), pero también, desde lospueblos indígenas y otros sectores sociales las reformas pueden constituir unaestrategia de ampliación de espacios para avanzar en la conquista de susderechos.

Desde esta óptica los avances en elámbito jurídico deben fortalecer una perspectiva de largo plazo: laconstitución de un Estado Plurinacional, que implica reformas más profundas, como el reconocimiento al derecho a la territorialidad yformas de autonomía de los pueblos indígenas, entre otras de ordeneconómico y social. Como lo plantea Héctor Díaz Polanco, el"reconocimiento de la plurietnicidad más allá de la mera retórica,sin romper la unidad nacional, implica dar expresión política a ladiversidad, es decir, dar lugar a la constitución de entidadesautónomas. El régimen de autonomía sería la pieza clave del futuro Estado multiétnico."(1)

Sin embargo existe una clara tendenciaen los actuales momentos de todo un sector de la dirigencia denacionalidades y pueblos a olvidar la misma Propuesta Política de la CONAIE, su dimensión estratégica y reivindicativa, que implica cambios estructurales, a cambio deciertos espacios en la institucionalidad del estado.

Las tendencias etnicistas y etnopopulistas

Se trata del resurgimiento de un atendencia etnicista y etnopopulista que se consideraba desplazada delmovimiento indígena, pero que ha ido tomando fuerza en los últimosaños. Para inicios de la década se pensaba que estas corrientes no habían logrado tomar fuerza ennuestro país (a diferencia de otros como Bolivia) y para entonces seconsideraba que en el movimiento indígena había un proceso demadurez, unificación organizativa nacional y una superación del falso dilemaetnia-clase.(2) Sin embargo, a partir del Bucaramato, parece que se dio un repunte deesta tendencia, de un minúsculo grupo de dirigentes de la Amazonía, yque en los últimos tiempos ha ido cobrando algunos seguidores en laserranía.

La corriente "etnicista" en el último tiempo ha mostrado un resurgimientoasombroso, con cada vez más adeptos a esta causa y curiosamente, esteresurgimiento se da en el contexto de la intensificación del acercamiento, negociaciones y creciente apoyo de una parte de ladirigencia del movimiento indígena al gobierno neoliberal de Mahuad.Casualmente, se trata de los mismos sectores de tendencia etnicista quienes encabezan este acercamiento al gobierno democristiano yneoliberal actual.

Las características más importantes de la posición etnicistao etnopopulista son:

En lo político, esta posición haperdido una perspectiva de confrontación con el Estado Uninacional,allanándose a una perspectiva de integración en ese estado con ciertos cambios y remozamientos superficiales.

Privilegian las formas deconcertación y negociación con el estado, desconociendo el papeldeterminante que ha jugado el eje reivindicativo, la movilización y lasacciones de hecho como mecanismo de presión frente al estado y los gobiernos de turno.

Esta negociación de prebendas conel estado, ha llevado a su vez a la conformación de una capa dirigenteburocrática, con privilegios, que ha ido perdiendo la relación con sus bases, tanto en lo referente a representatividad como en cuantoa necesidades e intereses que dejaron de ser comunes.

Una visión limitada del poder,reducida a ciertos espacios institucionales, desde los cuales sepretendería trabajar en una línea de beneficio limitado a su basesocial, una versión clientelar indigenista, que pierde la noción global del poderpolítico.

Una visión limitada en lo cultural:lo cultural se lo adscribe a las manifestaciones culturales y en muy pocollega a enfrentar el nivel de las representaciones simbólicas, losimaginarios y los elementos más profundos de las culturas indígenas. Esto a su vez lleva a destacarúnicamente los conflictos que se dan con la sociedad blanco mestiza enlas expresiones más externas de la cultura, que contradictoriamente se refleja en lafacilidad con que pueden ser convertidos desde el poder en objetosfolklóricos negociables. Esta corriente ha lanzado y llegado a aplicarplanteamientos que, lejos de estar sustentado por un andamiaje ideológico más o menos coherente, sehan convertido en cuatro frases que pretenden justificar moralmenteprácticas en muchos casos exclusivistas o racistas.

En un contexto en el que cada veztiene un peso mayor el manejo de la imagen que la actuación en larealidad, es indispensable destacar el papel tenebroso que cumplen en esteesquema muchos intelectuales o técnicos indígenas, que se han constituido en los más preciosos instrumentos deeste neoindigenismo al servicio de los intereses del proyecto neoliberal.La figura del indígena ahora es parte de la imagen de ese proyecto demuerte.

Una de las posiciones que hacaracterizado a esta corriente es la de mantener una posición sectariarespecto de otros sectores sociales, la cual coincide con la estrategia gubernamental de alentar elparticularismo y la exacerbación de las posiciones indianistas, con elobjetivo de separar a los sectores indígenas del resto de sectoressociales. La división entre sectores facilita la negociación focalizada de conflictos ydemandas.

Estos hechos nos llevan incluso apensar que se ha ido conformando una casta burocrática al interior dealgunos pueblos indígenas que mantiene una alianza con los gobiernos deturno, teniendo como justificación que los espacios en el aparato de poder son importantes para desde allíhacer acciones en beneficio de sus comunidades y pueblos, y sin considerarque el alto grado de funcionalidad a los intereses del gobierno de turno ydemás grupos de poder ha sido inversamente proporcional a los probablesbeneficios que se han podido obtener para los pueblos.

Los gobiernos han comprobado lafacilidad de convencer por separado, como la vía más apropiada paraimponer su proyecto. Según las teorías de la gobernabilidad,las manifestaciones disgregadas de resistencia y de protesta contra lasubalteridad pueden convertirse en una alternativa para el sistema en suconjunto. De allí la importancia de superar la fragmentación social en que el capitalismo basa el control multifocalizado de los conflictos.(3)

De hecho, los pueblos indígenastienen reivindicaciones propias que exigen ciertos espacios propios, perosin que esto signifique una separación de los demás sectores conquienes comparten muchas de ellas ¿por qué no conseguirlas en conjunto? Es necesario rescatar ypotencializar lo particular, pero también es preciso buscar lo que une.

Frente a todos estos hechos crece elinterrogante sobre el futuro del proyecto indígena: ¿Se mantendrála fuerza de los actores nacionalidades y pueblos indios? ¿Se podrámantener un proyecto histórico de largo plazo, más allá de las dádivas coyunturales?Mantenerse como referentes de un proceso de transformación societalglobal o perderse en los intersticios de la institucionalidad y el ordenestablecido, podríamos decir entonces que es el actual dilema de los actores de lo queanteriormente Luis Macas dio en llamar la década ganada.


Notes

1. Pueblos Indios, Autonomía y Territorialidad. Héctor Díaz-Polanco, CIESAS.

2. Ibarra. 1992. Pag.XIV.

3. García Canclini, Néstor, "Ideología, Cultura y Poder", pp. 83.