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Boletín ICCI
"RIMAY"

Publicación mensual del Instituto Científico de Culturas Indígenas.
Año 2, No. 17, Agosto del 2000

Instituciones indígenas:
La comuna como eje

Por Luis Macas

Es importante destacar, en el proceso de reconstrucción de los pueblos y de las naciones ancestrales, las instituciones legales que se han establecido a lo largo de nuestra historia y cuya función primordial es la de asegurar y dar continuidad a la reproducción histórica e ideológica de los pueblos indios.

Destacamos, en ese sentido, los elementos esenciales que constituyen la institución modernamente conocida como la "comuna". Para nosotros, la comuna es la llacta, o el ayllu o jatun ayllu. La comuna es la organización nuclear de la sociedad indígena. Desde nuestra comprensión, la institución de la comuna constituye el eje fundamental que articula y da coherencia a la sociedad indígena.

Esta institución histórica, responde a una estructura social primaria e importante, por lo que se constituye en el centro del proceso de desarrollo organizativo de los pueblos indígenas, la comuna es la base fundamental de concentración y procesamiento cultural, político social, histórico e ideológico.

La comunidad es un referente cultural y social: pues en ella se desarrollan los valores y principios que guían y norman la acción de las personas. A su interior encontramos prácticas como:

  • La reciprocidad
  • La ayuda mutua
  • El valor comunitario de los bienes
  • La relación de respeto con la naturaleza
  • La solidaridad
  • La responsabilidad social
  • Los principios de una discusión colectiva
  • El respeto al otro

La comuna es entonces el centro de la reproducción cultural, histórica, donde se genera y desarrolla una ideología, en el cual se despliegan prácticas, convivencias, aprendizajes, socialización de costumbres y que sirve como centro articulador de la cosmovisión indígena.

La comunidad es la institución histórica que se constituye en el pilar fundamental de la resistencia indígena, y es el componente vital de nuestra identidad.

Esto confirma lo que varios especialistas dicen de la comunidad hablando política y económicamente en sus análisis.

Eric Wolf, por ejemplo, cuando hace mención a los Aztecas y Mayas, escribe: "es una familia corporativa y cerrada, las tierras que poseen estos campesinos las utilizan solo para su subsistencia y no como un negocio para la obtención de ganancias".

Al igual que Chayanov, expresa que: "... a los campesinos no se los puede entender en términos de "uitlidad". Su actividad, dice, es como un medio de sobrevivencia y no como un negocio en busca de utilidad. En las familias existe una unidad productiva, pero sin vínculo con la economía de mercado".

Entonces, la conclusión que obtenemos de este análisis es que en la comunidad se ejercen prácticas sociales e históricas que están en contradicción con la cultura occidental. La sola inexistencia de los criterios de "utilidad", de "beneficio", hacen que la comuna sea inviable para el desarrollo de mecanismos de mercado y de capital. Así, se ha calificado a los indios y a sus comunidades como obstáculos para el desarrollo de la sociedad. En tal virtud, según esta visión, sería necesario "modernizar" a los indios, destruyendo sus comunidades e integrándolos al mercado. En otras palabras se continúa con la imposición neocolonial, esta vez a partir de posiciones ideológicas por las cuales lo que correspondería a la civilización moderna sería superior al mundo indígena.

En esencia, lo que nos proponemos es que ahora es indispensable el reconocimiento de la comunidad como una institución indígena y que hoy constituye un aporte fundamental para la sociedad actual. Este reconocimiento es parte de la estrategia por conservar viva la memoria y por construir referentes diferentes a la modernidad occidental.

Entonces, es necesario darle la verdadera categoría de instituciones a los aportes históricos como la comuna, que han permitido la presencia histórica de los pueblos indios, como estrategias de resistencia frente a las adversidades de la imposición neocolonial.