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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 12, No. 139, Octubre del 2010

Un espectáculo mediático


Natalia Sierra

El gobierno, a través de la cadena nacional del día jueves 30 de septiembre, hizo correr la información, a nivel nacional e internacional, del supuesto golpe de estado que se llevaba a cabo en contra de su gobierno, orquestado por la derecha opositora del país en contubernio con fuerzas extranjeras. Ante esta afirmación uno tendría que hacerse las siguientes preguntas: ¿Cuál es el interés de dar un golpe de estado a un gobierno que no afecta los intereses de la mayoría de los grupos de poder económico del país, y menos aún de los intereses económicos del gran capital transnacional, sea de la bandera que sea. ¿Para qué se va a desestabilizar un “régimen democrático “que ha logrado pasar políticas antipopulares, igual o mejor que los gobiernos neoliberales que lo antecedieron?, ¿Cuál sería la razón de parar un proceso que gracias a la usurpación del discurso de la izquierda está intentando liquidar la utopía socialista? ¿Por qué terminar con un gobierno que está empeñado en destruir a las organizaciones sociales y populares del país y que ha cooptado a gran parte de la izquierda? No tiene sentido alguno. La mayor parte de los grupos de poder local y la burguesía internacional tienen mucho que agradecer a este gobierno, que lamentablemente ha logrado imponer una línea continuista del modelo económico neoliberal extractivista, con una política de corte autoritario, envuelto en un discurso de izquierda.

Esto sin embargo no quiere decir que no hayan aparecido en la revuelta policial intereses de pequeños grupo oligárquicos mafiosos que intentaron aprovechar la situación, pero de ninguna manera se puede hablar de un golpe de estado preparado por la derecha del país, la cual se encuentra trabajando dentro y con el gobierno actual. Lo que no es posible no mirar y reconocer es la astucia política de Alianza País para capitalizar un hecho eventual.

Repasemos los hechos

  1. El día jueves la tropa de la policía amanece con la decisión de llevar adelante una huelga, en su condición de funcionarios estatales, en contra de la Ley de Servidores Públicos que va a ser impuesta por el Ministerio de la Ley; igual como sucedió con otras leyes antipopulares que se han venido aprobando con la complicidad de la Asamblea Legislativa de mayoría gobiernista. Hay que tomar en cuenta que una huelga de la policía no es lo mismo que una huelga de cualquier otro sector social, por la particularidad del trabajo que realizan su paralización trae muchas consecuencias en torno a la seguridad pública, y sobre todo en lo referente a la defensa de la propiedad, que es lo más sagrado para la democracia liberal. A esto se suma que son empleados que tienen bajo su custodia armamento, lo que hace que su protesta sea extremadamente peligrosa. Por último, no es común que el aparato represivo encargado de controlar la disidencia política de izquierda y la protesta social se ponga a protestar.

  2. El presidente de la República decide ir a “poner en orden” a la tropa huelguista, cuando eso tenía que hacer el Ministerio del Interior con cualquiera de sus funcionarios, estableciendo una mesa de negociación como se hace en estos casos. No hemos visto al presidente salir cuando los indígenas protestan en contra de la Ley de aguas, o cuando los campesinos salen a las calles en contra de la explotación minería y su Ley, o cuando los maestros se movilizan en rechazo a la Ley de educación, o últimamente cuando los trabajadores públicos protestaban en contra de la misma Ley a la que se oponía la tropa de la policía. Quizás es que los otros sectores sociales no tienen la importancia de la policía, o quizás es que cuando el pueblo sale a protestar el gobierno manda a su aparato represivo policial a reprimirlos y así cree resolver los problemas que su política antipopular provoca. Pero cuando el aparato represivo paraliza ¿a quién se manda a reprimir? ¿Al otro aparato represivo, es decir a la Fuerzas Armadas?? Pero eso es gravísimo para la democracia y la institucionalidad, pues ésta se descubre en su reverso obsceno.

  3. Con su acostumbrada prepotencia, el presidente va a enfrenta la revuelta policial sin entender la compleja subjetividad del policía, que ya explicamos en las líneas anteriores. La respuesta de los policías sublevados ante el desafío del “Padre” caído es absolutamente previsible. De hecho, es una suerte para todos que, ante el gesto de poner el pecho a las balas, no haya habido una que responda al despropósito presidencial. Y no es que alguien ciertamente haya querido asesinar al presidente, pero en medio del desajuste psicológico del momento podía ocurrir cualquier cosa. Después de la agresión policial al presidente, esté se refugia en el Hospital de la Policía donde es atendido de sus afectaciones médicas, allí recibe la visita de algunos de sus ministros, realiza una rueda de prensa, declara estado de excepción, permanece comunicado con sus más cercanos y sobre todo permanece en el lugar. Eso de ninguna manera son los signos de un secuestro, lo que si hubo es una retención del mandatario que se fue dando mientras el conflicto subía de tono, cosa que se pudo evitar a través de mecanismos de negociación.

  4. Se declara el estado de excepción, se suspende la trasmisión de los canales privados (excepto la radio La Luna) y queda solamente la información del canal público, que comienza a “relatar” los hechos, que como ya lo dijo Walter Benjamín y Foucault, siempre son construidos por el discurso del poder según sus intereses, de ahí que quien tiene el poder sobre el discurso tiene el poder político. Se habla del golpe de estado y se moviliza a la población a defender la democracia y la institucionalidad, así como se pide el respaldo internacional para la misma causa. Todo esto sucedía sin que la “sagrada” institucionalidad democrática corra realmente ningún riesgo, tanto los grupos económico en ascenso con este gobierno, como las transnacionales que con el se benefician no van ha permitir que sus sistema político se vea afectado.

  5. Tanto el canal público como radio La Luna que era la única radio que no había acatado el estado de excepción y la cadena nacional, comenzaron convocar a la población de Quito y del país a defender la democracia en el gobierno de Alianza país y a ir hacia el hospital de la Policía Nacional a rescatar al presidente. Si observamos la composición psicológica particular de los miembros de la Policía Nacional, producto del propio carácter de las instituciones represivas y en las circunstancias en las que se encontraban, se podía producir una tragedia humana de proporciones inimaginables, muchísimo mayor de la que ya se dio con la pérdida de las vidas humanas que hoy lamentamos. ¿A que mente se le ocurre convocar a la población a enfrentar a una tropa policial que se encuentra acorralada, sabiendo perfectamente que tenía acceso a armas de fuego?

  6. Al final, después de la denuncia de golpe de estado que recorrió el planetario y después de la solidaridad incondicional de los democráticos gobiernos del continente incluido el norteamericanos con el apoyo de los gobiernos europeos, se “rescata” al presidente con la intervención de los grupos de élite de la policía y el ejército. La democracia revive en el país, el mundo liberal aplaude, y la política económica neoliberal con su leyes funcionales queda intacta, y el justo reclamo de los trabajadores públicos se invisibiliza como las otras protestas populares.

Aclaraciones necesarias

Cabe aclarar que de ninguna manera estamos frente a lo sucedido en el Chile de Allende, ni siquiera de lo aconteció con Chávez en el 2002, aquí no hubo intento de golpe de estado ni secuestro, aquí las cosas marchan como tienen que marchar en atención a los intereses económicos del capital mundial.

Si el gobierno de Alianza País fuera realmente un gobierno de izquierda que lucha por las demandas y los intereses de los sectores populares, la derecha nacional e internacional ya hubiese intentado hace rato defenestrarlo, y sería el pueblo organizado quien lo respaldaría porque estaría respaldando a su proyecto revolucionario en contra de la derecha capitalista. Hay que revisar que transformaciones reales ha llevado adelante este gobierno que atente contra las estructuras del poder económico del capital. Ninguna, todo lo contrario se ha fortalecido medidas económicas antipopulares que quieren esconderse detrás de una política populista de subsidios y de una política de desarticulación y desmovilización social.

Algo profundo salió el día de la revuelta, el Ecuador de abajo y de adentro, ese pueblo “malo” “inmoral” “deshonesto”, como lo llama la ideología burguesa, aprovechando la ausencia de la policía salió a saquear.

Queda en mi mente una solo imagen real, la de aquel niñito de siete años que corría con una pelota entre sus pequeñas manos que había “robado” de uno de los tantos almacenes que fueron saqueados, mientras todos mirábamos las imágenes del héroe de un golpe inexistente.

Referencias

Foucault, Michel, La Microfísica del Poder, Ed. La Piqueta, Madrid, 1979.
Slavoj Zizek, "Tu Puedes", Extraído de LRB, Vol.21 N. 6, 18 de marzo de 1999.


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