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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año11, No.122, Mayo del 2009

El debate político ideológico,
que los pueblos y nacionalidades deben trabajar
para construir un gobierno popular y alternativo


Luis Macas

En este momento en nuestro país, encontramos, tres actores fundamentales en el ámbito político, la derecha política, el gobierno, y el pueblo, al interior de éste último los pueblos y nacionalidades indígenas; los dos primeros no se si podamos llegar a diferenciarlos, pero por cuestión analítica los vamos a citar por separados.

Muchos analistas señalan que este gobierno pertenece a una nueva derecha, aunque se denomine de izquierda, yo difiero de estas opiniones; pues cambios, políticos e ideológicos que diferencien al gobierno actual de gobiernos administrados por la vieja derecha no existen, es solamente una renovación de generaciones al interior de esta línea política.

Hace más de dos años, la candidatura del presidente Rafael Correa, era calificada, entre la gente del pueblo, como una candidatura de izquierda, que además de poseer estas características, poesía a un candidato de facciones deseables para ser representante de todos los ecuatorianos, alto de ojos verdes y guapo. Han pasado más de dos años y nos damos cuenta que Correa, nunca ha representado al sector que decía representar.

¿Por qué a Rafael Correa, le es fácil construir su imagen alrededor de la representación popular? Simplemente porque el discurso que utilizó al inicio de su candidatura fue de corte socialista, más tarde, ya como presidente, fue puliendo su postura y se declara como socialista del siglo XXI, muchos de nosotros, de nuestras bases creyeron en esta falacia, y tristemente siguen creyendo, por eso creo que es necesario realizar un debate profundo, que dé saltos y que supere conflictos internos en nuestro movimiento para dedicarse a analizar lo que realmente está pasando con el movimiento y con la capacidad de éste, para responder a las prácticas gubernamentales que nos perjudican como pueblos, por lo tanto el debate deber ser político e ideológico.

Es necesario entonces debatir, retomar o iniciar para aquellos que no lo hicieron en la juventud, el debate sobre el socialismo, para entender que interés, que proyecto político encontramos detrás de Correa, y no solo detrás de él, sino detrás de toda esta corriente política que está afincándose en Latinoamérica.

El socialismo hay uno solo, el socialismo científico, aquel que planteaba que el origen de toda desigualdad social está en la propiedad privada de los medios de producción, poniendo como alternativa la propiedad comunitaria de los medios de producción en función del bien común.

La pregunta que surge con esta reflexión y frente a la nueva corriente política que ha acuñado el mandatario es, ¿Será posible andar inventando nuevos socialismos, que defienden la propiedad privada de aquellos que por historia han usufrutuado de ella, aduciendo que es el justo reconocimiento a los esfuerzos y al trabajo que han realizado? ¿Cuál es el justo reconocimiento entonces que deberían tener los trabajadores del campo y la ciudad, que por siglos han sido explotados, que por siglos han generado riqueza al país y a las arcas de la burguesía?

Estoy convencido que estos nuevos títulos (Socialismo del siglo XXI), dados a las políticas de desfogue de la crisis capitalista a nivel mundial, por parte de la derecha, solo guardan el objetivo de seguir sosteniendo un sistema de explotación y de desapropiación del trabajo y de los territorios de los pueblos. Para desmantelar esta parodia política, en el caso de nuestro país es necesario analizar por ejemplo: la asamblea constituyente

La asamblea constituyente, es una necesidad surgida y exigida desde hace 20 años por los pueblos indígenas del Ecuador, por los trabajadores, por los movimientos sociales; lamentablemente este pedido fue usurpado, por Alianza País, para ganar las elecciones. Ya en la asamblea, fue la presencia permanente de los actores sociales y políticos que realmente pertenecen al pueblo, la que aseguró ciertos artículos que benefician y que responden a las necesidades populares, sin esta presencia capaz que nada se hubiese logrado.

La asamblea es el espacio donde Alianza País, demostró sus verdaderos intereses, caso contrario no hubiese sido necesario la presión social y política del pueblo para realizar cambios en la carta magna, cambios que hoy con el congresillo se están alterando, ahí tenemos la ley minera, la ley de aguas, de soberanía alimentaria, leyes que no favorecen realmente al pueblo.

No podemos seguir engañados, no podemos declararnos ciegos frente a las negociaciones de la ministra de finanzas, con el Fondo Monetario Internacional, con el Banco Mundial, negociaciones que tienen como único fin, endeudar a los ecuatorianos y someter nuestra soberanía a las condiciones que éstos organismos van a imponer para proveernos de créditos, ¿acaso esto no le suena parecido a las viejas prácticas burguesas?

Otra muestra, para declarar a este gobierno de derecha, es su constante lucha contra los movimientos sociales, contra el movimiento indígena, contra los sindicatos, con el solo objetivo de terminar con las estructuras organizativas del pueblo, logrando así quitar cualquier posibilidad de confrontación política a su gestión.

Este gobierno ha implementado, lamentablemente a nombre de la revolución ciudadana, el control a la sociedad civil, ciudadano por ciudadano, rompiendo con las organizaciones por medio de la compra a mansalva de las conciencias del pueblo, por medio de préstamos, bonos, canastas de alimentos, y otros; lamentablemente el pueblo no visualiza los objetivos que hay detrás de esta efímera generosidad.

Por ello la necesidad de un debate político-ideológico al interior de los pueblos y nacionalidades indígenas del país, que parta del reconocimiento de nuestras autoridades, del reconocimiento jurídico y político del gobierno de los pueblos, es decir del consejo de gobierno de la CONAIE como el gobierno de las nacionalidades indígenas del Ecuador, con ésta propuesta no queremos decir que vamos a construir otro Estado como algunos pretenden confundir, lo que se quiere es concretizar el Estado Plurinacional.

Debemos además aceptar que fue un error la estrategia política de la participación electoral, porque la participación política ha significado para el movimiento, problemas y rupturas en el interior de nuestra organización, le hemos dado al sistema partidario electivo del país el espacio para infiltrarse y captar a compañeros, llevándolos a sus filas para justificar de algún modo los requisitos interculturales que la nueva constitución exige.

La coyuntura política del país, confronta la llamada radicalización de la ciudadanía, liderada por Alianza país contra un colectivo de organizaciones de trabajadores, indígenas y campesinos, que se saben no representados en la revolución ciudadana, frente a esto que nos queda, a los pueblos y nacionalidades la tarea de retomar con fuerza el proyecto político, y trabajar analíticamente en temas como: la territorial, las circunscripciones territoriales, los gobiernos autónomos, entre otros, solo así iremos configurando el Estado Plurinacional, caso contrario el modelo de este nuevo Estado vendrá impuesto desde arriba, desde Alianza País.

Las reflexiones que nos exige este trabajo, tienen como primera condición, el reconocimiento de nuestro propio gobierno, para hablar de un gobierno alternativo, revolucionario, es necesario ir reconociéndonos en nuestras formas organizativas, en las estructuras normativas propias y en el quehacer político histórico que hemos liberado.

Si este reconocimiento no se da, será fácil arrebatarnos la dirección de espacios jurídicamente reconocidos como propios de los pueblos, como la DINEIB, que ahora se encuentra bajo la dirección de los gobiernos de turno, llegue quien llegue se direccionará según sus interés.

Es hora de entender que los pueblos son capaces de direccionar, la salud, la educación, y que si es necesario crear una estructura normativa para que esta dirección reúna condiciones efectivas de funcionamiento lo haremos, pero de ninguna manera podemos permitir que estos espacios ganados por derecho propio y por una larga lucha, sean arrebatados por el gobierno.

Desde los pueblos y nacionalidades trabajaremos para construir un gobierno popular alternativo, sin caer en las exigencias electorales que el sistema partidario y electivo de la derecha ha impuesto, desde nuestras bases debemos hacer una revolución social y comunitaria, enmarcada en nuestro proyecto, dejando a un lado al Estado, debemos empezar a trabajar en la reconstrucción de la naciones, con sus propios gobiernos, estructuras de justicia y territorio, donde direccionemos la educación, la salud, donde tengamos el control de las autoridades para asegurar la coherencia política.

Lo que no podemos seguir esperando es ganar una alcaldía, o una prefectura, desde esas instancias no construiremos el ESTADO PLURINACIONAL, la historia nos ha demostrado que solo el ejercicio pleno de nuestro proyecto político en las comunidades nos permitirá construir este Estado.

La relación con el Estado ecuatoriano será la defensa férrea de nuestros derechos, desde una claridad política e ideológica, discutida, analizada y debatida desde la bases, solo así las estructuras organizativas serán fuertes y no serán espacios de manipulación electoral, como hemos visto lamentablemente en esta última contienda política.

Para esta propuesta debemos hacer mea culpa, la indisciplina política al interior de nuestra militancia ha permitido que seamos engañados y utilizados, esta práctica debe terminar, para dar paso al estudio profundo y disciplinado de nuestras propuesta para que ésta trascienda a nuestros pueblos y sea una propuesta nacional, como hasta hoy ha sido presentada.


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