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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año11, No.119, Febrero del 2009

El movimiento indígena después de la marcha contra la ley minera


Miguel Guatemal

Mucha gente inicia hablando del proyecto político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, proyecto que ha sido construido desde las necesidades no resueltas de nuestros pueblos y nacionalidades, alrededor de este, se conforma el Movimiento Pachakutik con miras a fortalecer al movimiento indígena, en lo que respecta a la participación política electoral, por ello creemos que los resultados del veinte de enero, por un lado son el resultado agresivo, prepotente, minimizador, burlesco del presidente, situación que nos da cuenta de la clase de gobierno que tenemos los ecuatorianos, también es la demostración fehaciente de que el pueblo indígena está dispuesto a continuar con sus luchas por defender sus derechos y sus territorios.

A través de la historia hemos aprehendido que para armar el poder, la estructura que sostenga nuestro proyecto en las bases, en los pueblos y nacionalidades, debíamos y hemos participado en muchos levantamientos, hemos elaborado varios proyectos de ley, e incidido en algunas leyes que son ya parte de la nueva constitución de nuestro país, muestra de una claridad política.

Ahora son otros retos los que avizoramos, debemos trabajar por crear las posibilidades de una verdadera unidad de todos los sectores, trabajadores, indígenas, estudiantes, para crear una agenda común que nos permita construir actividades coordinadas, encaminadas a cimentar un horizonte común, ese horizonte necesariamente será una sociedad justa, con relaciones de producción equitativas, fundamentados en lo comunitario y en el respeto a la diversidad cultural que tenemos.

Esta agenda nos exige tiempo y voluntad política, cosa que no se puede construir de la noche a la mañana, peor aún para estas elecciones, caso contrario la unidad solo sería en términos electorales y el movimiento indígena está cansado de ser utilizado como una masa de votantes, pues la historia nos ha enseñado que al final de los resultados de estas alianzas o agendas comunes montadas solo por coyuntura política, quienes pierden han sido siempre los pueblos indígenas.

Hemos aprehendido también que la política ahora se presenta con disfraces o tendencias ocultas, cuando los partidos o los gobiernos de derecha gobernaban sabíamos a que atenernos, conocemos sus intereses, pero ahora, en estos dos últimos gobiernos especialmente, hemos sido engañados como niños, llegando a presentarse como “compañeros”, proponiendo agendas comunes, pero a la hora de ejecutar las propuestas conjuntas, traicionan la agenda común y los acuerdos políticos hechos.

Nos hemos equivocado como movimiento indígena, pero hemos aprehendido de ellos. Creemos que nuestro proyecto político es una propuesta de gobernabilidad diferente y que responde a la realidad del país, por lo tanto cualquier agenda en común que se vaya a construir en adelante deberá tomar en cuenta y por qué no, tomar como base de su gobernabilidad el proyecto político de la CONAIE construido con una visión de futuro, intercultural y comunitario.

El movimiento indígena, mira a este gobierno como una administración anti-democrática, como muestra de ello es la aprobación de la nueva ley minera, sin el menor debate, desde una postura absolutamente estadista, socializando la ley entre los mismos coidearios políticos, legitimándola sin abrir el mínimo debate a la sociedad civil, donde se pueda discutir los beneficios y los daños que nos da esta ley, su estrategia de socialización han sido los medios de comunicación masiva, quienes han trasmitido publicidad construida a favor de la ley, ¿Deberíamos llamar eso debate público?.

Bajo la misma práctica se ha construido y legitimado la nueva constitución, demostrando que la gobernabilidad del presidente Rafael Correa está dirigida a los intereses de las transnacionales, por ende al mismo modelo económico del neoliberalismo, pues favorece al mercado, a la compra y venta de nuestros recursos.

Para este gobierno, el protestar, el poner sobre el tapete político la discrepancia, es causa de subversión, quitándonos el derecho a la palabra y lo que es más grave, el derecho democrático de ser el discrepante de un gobierno que se debe solo a los intereses de quienes ahora y siempre sustentaron el poder económico y productivo.

Muestra de esta posición anti-democrática es la declaración dada por el presidente Correa, antes del 20 de enero del presente año, donde sentenciaba que cualquier marcha, movilización o acción convocada en contra de la denominada “revolución ciudadana” –será reprimida por la fuerza pública-

Luego de los resultados derivados en la marcha, de la represión y de los calificativos a los dirigentes de los pueblos y nacionalidades indígenas, creemos que es necesario retomar nuestras lecturas y hacer caso al mandato de nuestras bases, el pueblo en las asambleas se ha pronunciado a favor del fortalecimiento organizativo, la formación política, la unidad con otros sectores y la relectura de nuestras propuestas y el proyecto político.

Volver sobre los pasos dados desde los 90, nos permitirá mirar los errores y caminar hacia lo que queremos, una sociedad plurinacional y comunitaria; y, sabemos ahora que desde las comunidades existe la voluntad política, el convencimiento de que el proyecto político de la CONAIE es el bosquejo de gobernabilidad que queremos, no solo en función de la vida de los indígenas, sino también en función de la naturaleza y del planeta.

Trabajar con y desde las comunidades, hacer alianzas de unidad, dar un seguimiento a esas coaliciones, no dejar que sean solo acciones de momento es lo aprendido, por lo tanto que creemos que la presencia de las bases de la CONAIE en las calles ha dado resultado cuantitativos y cualitativos, nos ha permitido mirar los caminos recorridos para caminar hacia el futuro que queremos.

Frente a las interrogantes que nos han hecho los medios de comunicación, en relación a las acciones que la CONAIE va a tomar frente a la aprobación de la ley minera, hemos sido enfáticos al decir que el movimiento indígena inicia una etapa de socialización, debate, análisis de las leyes que se están aprobando, de la misma constitución y de nuestras propuestas, de manera que orientemos políticamente a nuestras bases.

Nuestro objetivo en adelante, será fortalecer la organización y la conciencia, sobre lo que significa convertir nuestros territorios en áreas mineras, y ellos son los llamados a defender la vida, el territorio para las futuras generaciones.


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