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Una comunicación que invita a volar con nuestras propias alasEliana Champutiz A mis 20 años y a las puertas de terminar mis estudios, descubrí que la carrera de Comunicación Social, era algo más que las caras bonitas de los noticieros nacionales, a las cuales, la mayoría de los compañeros de estudios aspiraban imitar y por qué no reemplazar. Entendí que la comunicación social no se resumía al pedante todólogo que sentado frente a cada entrevistado, sin dejarlo terminar sus ideas o haciendo gala de su posición daba "sus recomendaciones" al televidente. En la Facultad de comunicación social, fui mirando, que no todas las niñas, estudiantes de esa facultad cumplíamos con el estereotipo exigido por los medios tradicionales, estereotipo que se debe cumplir para ser lo que muchos llaman en nuestro medio, grandes periodistas, descubrí que la mayoría de esas mujeres cuyo nombre correcto en los medios de comunicación, en particular de la televisión , es "presentadoras" seguían la carrera, pero lo que determinaba su estancia en los medios, era su experiencia como reinas de bellezas o el legado dejado por sus padres, viejos presentadores de los medios, en otras palabras, heredaron el trono... claro las excepciones también están presentes, son la minoría en un medio donde al igual que como cualquier otro imperio, los cargos son heredables. Son de esta minoría, de la cual debemos hablar, desde los grandes compañeros de lucha hasta los grandes compañeros de farra, esos que proponen conociendo la coyuntura y de esos que sin conocerla sueñan con una comunicación diferente, ligada más a las realidades que son propias de cada uno de ellos, sin maquillajes, ni reinados, ni perfumes caros, desde la realidad obrera de sus padres, desde las calles sin pavimentar de su barrio, desde los amores que se han renunciado por venir a la capital, con tan solo el arriendo de un cuarto, el poncho en la mano y los sueños ardiendo en el pecho. Cerca del último semestre de mi carrera, descubrí una materia que entre camuflada y visible, consideraba nuevos escenarios para hacer comunicación, propuesta donde el mensaje trasmitido, pesaba más que un set bien iluminado y una presentadora bien maquillada; el nombre de esta materia, "Comunicación para el desarrollo". Suena un tanto ostentoso, ¿Verdad? Cuando creí haber encontrado algo diferente, me sobresaltó una interrogante: ¿Qué tipo de desarrollo?, ¿según los ojos de quién? y pues sí, la materia tenía mucho del enfoque “altruista de los países del primer mundo para con los del tercero mundo”... pero mas allá de lo teórico y de la práctica real de lo dicho, uno debía rescatar algunos planteamientos, quizá las ideas originales con las que fuera concebida esta propuesta. Uno de los parámetros que llamó mi atención fue el trabajo de campo, no "desde afuera", desde los hechos mismos, desde la gente como actora de los hechos, que están aconteciendo, desde donde no se puede actuar altruista y condescendientemente, desde donde incluso debemos optar por una posición, para ser un periodista cierto y éticamente coherente con lo que se está transmitiendo. Aprendí que hacer comunicación, eran esos mecanismos que uno "creaba" para mediar en tal o cual grupo y escenario humano, mediación entendida como el puente entre los distintos actores con los que un comunicador trabaja y aprende. Entendí que ese era el reto, entender a la comunicación y al comunicador como la chakana con quienes nos abren su espacio para contarnos sus historias y que ayudándose de las cámaras, las luces, las editoras, la tinta, la grabadora y el papel, pero jamás reduciéndose a ellas el verdadero trabajo que el "comunicador", tomando en cuenta que los que hacemos comunicación desde adentro, no siempre contamos con todas la herramientas, pero contamos con la genialidad del crear, como una herramienta que no se agota. Hace pocos meses conocí una de las experiencias que nos pueden ayudar a entender lo dicho, una práctica ejecutada por "Los Jóvenes reporteros de San Miguel". San Miguel está ubicado en Sucumbíos el departamento colombiano fronterizo con Ecuador..."zona caliente" en lenguaje colombiano, de donde la mayoría de sus pobladores tuvieron que abandonar su tierra, desplazados forzosamente por un conflicto armado, que el Gobierno Colombiano ha querido reducir a una práctica terrorista. Estos jóvenes hacen lo anteriormente citado "Comunicación para el desarrollo". Con cámaras y micrófono en mano los jóvenes recogen en video los testimonios, las experiencias, el vivir diario de su comunidad, convirtiendo a la plaza de San Miguel, en el escenario de la televisión comunitaria, allí los vecinos no solo se ven proyectados sino que ven reflejada su realidad; desde los esfuerzos para terminar de construir el camal de la comunidad hasta las inquietudes de los jóvenes de la zona. Desde otra práctica del continente y también como un ejemplo de "Comunicación para el desarrollo"; ViVe TV la televisora pública del estado Venezolano, con 3 años al aire y en respuesta al golpe mediático del cual fuera víctima el gobierno del presidente Hugo Chávez un abril del 2002, fue creada con menos de 50 personas, muchos de ellos no profesionales de la comunicación, compañeros que llegaban de los "cerros", barrios construidos en las laderas de las montañas, con habitantes modestos, pero comprometidos con un proceso social que el gobierno de Chávez les planteaba. Dicho golpe, provocó la rebelión social, que las mas-medias de las clases privilegiadas de siempre no esperaban, la gente regresó al mandatario al Palacio de Miraflores, impidiendo el golpe que junto a los militares, los medios de comunicación construyeron para la sociedad venezolana. Desde ese entonces, Visión Venezolana o ViVE TV, se convirtió en una escuela de formación no solamente de profesionales de la comunicación, sino de seres humanos comprometidos con el proceso venezolano, que contrariamente a los personajes de la televisión, que se enorgullecen de llamarse a sí mismo "imparciales", asumieron una posición política que no solo permitió enfrentar el momento político, siendo comunicadores consecuentes con la verdad, sino soldados de la comunicación en la "Revolución Bolivariana". Con jóvenes y adolescentes en la planilla de trabajadores, ViVe TV se propuso como meta formar al productor integral, dejando a un lado la división y especialización del trabajo, que crea jerarquías laborales por el conocimiento que unos poseen y que otros no, cuando en realidad estos otros poseen otro conocimiento. La jerarquización que el periodista productor o el "intelectual" tenía sobre el camarógrafo o el editor se eliminó con la formación integral: El comunicador que a diferencia de solamente tener la capacidad de elaborar un guión o realizar la investigación previa o hacer con certeza las preguntas o colocar la cámara en la posición perfecta para conseguir el plano adecuado, poseía el conocimiento para realizar cualquiera de estas tareas. Entonces; este conocimiento no solo nos hizo "completos" sino que además nos permitió vernos en igualdad de condiciones y capacidades laborales, bajo las cuales una especialización del trabajo no resultaba algo impuesto, sino asumido con la misma responsabilidad desde cualquier lado que uno estuviera, concientes de que el trabajo que desempañáramos era complementado con el del compañero. Desde entonces comprendí que la comunicación alternativa, tantas veces cuestionada por su conceptualización, donde surgen interrogantes como: ¿alternativa a qué? Es la alternativa al modelo dominante, que también encontró en los medios de comunicación uno más de sus aliados para reproducirse, para seguir haciéndonos creer que la información que en ellos construyen y transmite es la real, veraz, imparcial. Es una alternativa a la comunicación que invisibiliza la realidad, es la que presenta una realidad para negar la otra o mejor digamos las nuestras. Hoy a los tres años de haber salido de la facultad, me siento militante de esta comunicación alternativa, que aun no tiene academia, pero que surge como una respuesta a la comunicación que niega la posibilidad de que la presentadora del noticiero estelar fuese una india, un negro o lo más parecido a un blanco “un mestizo” Pues hasta hoy lo más permitido en los medios de comunicación privados, es un “mestizo” que tiende más en su apariencia y conciencia a blanco He optado por esta comunicación que no cuenta con medios de capital, tecnología o sed de maquillaje, pero que nos da la alternativa para leer las noticias, en nuestra propia lengua, aunque los medios tradicionales sigan negando esos espacios, nos da además la posibilidad de contar nuestras realidades desde nuestras perspectivas, quitándoles a los medios de comunicación tradicionales, el afán por darnos interpretando lo que somos y lo que queremos ser; dándonos la posibilidad a nosotros mismos de contarnos y encontrarnos en nuestros relatos. Para hoy, al igual que hace muchos años los medios de comunicación alternativa, siguen siendo una de las trincheras de resistencia de los pueblos. Con una cámara, tinta, papel, danza o teatro, los pueblos seguimos contado nuestra realidades, tal vez no con el alcance de señal que muchas transnacionales de la información han logrado, pero si con nuestros rostros, contado, no solo escuchando la interpretación de nuestra historia, de la boca de quien habla de pobres, de negros, de indios, de discapacitados, desde personas que no son ninguno de ellos. Para todos los compañeros que sin ser comunicadores de Facultad, los medios de comunicación no son los escenarios construidos con tecnología rimbombante, esta es necesaria, pero no imprescindible, pues para quienes aceptamos el reto de la comunicación alternativa, esta es la herramienta, la maquinaria para aportar en nuestra resistencia. Shuk shunkulla, un solo corazón; Coordinación General: José Luis Bedón Subvencionado por: Subvencionado por: Dirección: Teléfonos: (593 2) 2900048, 3203715, 3203732 © Los artículos del presente Boletín pueden reproducirse citando la fuente |