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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 10, No. 106, Enero del 2008

Editorial

Represión preventiva en Dayuma
Finalmente… Ecuador es el yunque?


“hay gente que vive del sabotaje, del chantaje y probablemente también hay otras implicaciones. Noten que cuando hay una incursión de las FARC hay un dinamitazo en algún puente, de algún carretero”.

No, no son las declaraciones del Presidente colombiano Álvaro Uribe, son, aunque a más de uno le extrañe, las declaraciones del Presidente ecuatoriano Rafael Correa en torno a la paralización en Dayuma. Dichas declaraciones del mandatario fueron recogidas y difundidas textualmente por la Agencia Francesa de Prensa (AFP) el miércoles 12 de diciembre del 2007. La noticia apareció también en el periódico digital Ecuador Inmediato con el tituló: “Ecuador investigará relación de FARC con actos de sabotaje en petrolera”.

En similares declaraciones pero en anterior oportunidad Correa había dicho también que “todo el que se opone al desarrollo del país es un terrorista”.

El discurso oficial que exhibe públicamente el Presidente en los casos citados se bifurca en dos posturas políticas compatibles, la primera apunta a reforzar el involucramiento del Ecuador como el “yunque” en el Plan Colombia que enarbolan los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, los mismos que asumen el papel de “martillo” en su denominada guerra “antiterrorista”. La segunda posición política tomada del mismo discurso se enfila como un mensaje de advertencia a toda resistencia o movilización social presente o futura, que con la represión brutal en Dayuma queda suficientemente visibilizada y avisada.

El viernes 14 de diciembre el Ministro de Defensa Wellington Sandoval confirma el discurso oficial y la nueva posición política adoptada por el gobierno del Ecuador frente al Plan Colombia y los actores armados de la guerra civil colombiana. El Ministro ratifica que el gobierno investiga las potenciales conexiones entre las FARC y el paro en Dayuma. En relación a presuntas incursiones de irregulares por el norte añade que “Fuerzas Armadas combatieron durante una semana con irregulares. Automáticamente se produce un paro en una región nuestra, para distraer a las fuerzas nuestras que están combatiendo”.

Pero Sandoval ya había dicho antes que “Ecuador limita al norte con las FARC y no con Colombia”, desconociendo en cambio que Orellana limita con Perú, preparaba entonces el escenario para sus futuras declaraciones que no hacen otra cosa que admitir, no solo en el discurso sino en los hechos que nuestro país ha ingresado en el conflicto interno de Colombia, complementando la estrategia del “yunque y martillo”, sueño de Uribe y de Bush. Ahora que se admite desembozadamente esta posición frente al conflicto del vecino país no es descabellado sospechar que podría volverse incierta la salida de los soldados norteamericanos de la base de Manta en el 2009.

A la sazón el Presidente Correa afirmó también que al Ecuador le cuesta 100 de dólares anuales la permanencia de 11 mil militares ecuatorianos en la frontera con Colombia, sin mencionar que por este concepto, por las fumigaciones y por otras consecuencias derivadas del conflicto colombiano, el gobierno de Uribe debería indemnizarnos.

Qué torpe resultaría que el excesivo uso de la fuerza que el gobierno imprimió en contra de los pobladores de Dayuma violando flagrantemente los derechos humanos, tras decretar el Estado de emergencia gracias a la socorrida Ley de Seguridad Nacional, se trate de ocultarlo en una presunta incursión de las FARC que se va ha investigar. Recuérdese que el mencionado Ministro de Defensa como el Ministro de Seguridad Interna y Externa, encargado del ministerio de gobierno, Fernando Bustamante, justificaron el estado de excepción y la represión en la provincia Orellana, sin exhibir pruebas de que hayan actuado individuos identificados por el gobierno como “encapuchados”, “saboteadores” y “terroristas”. Adjetivos que se adjudicaron a todos los pobladores de Dayuma y al centenar y medio de detenidos, que con lista en mano y a la fuerza fueron sacados de sus casas por los militares en la pequeña población amazónica.

Porqué será que, en este punto, el discurso de Correa de que “todo el que se oponga al desarrollo del país es un terrorista” encaja tan bien. Para decir estas palabras entendemos que el Presidente no leyó ningún informe de la “inteligencia” militar como propone algún vocero de derechos humanos muy vinculado al Gobierno. Lo grave es que al descalificar de antemano todo descontento social con el adjetivo de “terrorista” acuñado por Bush y sus adláteres se descarta todo diálogo y se anticipa su persecución.

Dónde olvidó el gobierno de la “revolución ciudadana” y del “socialismo del siglo XXI” su discurso de izquierda y de dignidad frente al conflicto colombiano, dónde se extravió su posición de defensa a los afectados por las fumigaciones indiscriminadas de glifosato que hace el gobierno de Uribe en la frontera, afectando la vida de las poblaciones ecuatorianas. Qué pasó con el Plan Ecuador y sus propuestas de paz, Qué pasó con la política internacional de paz y respeto a la autodeterminación soberana de los pueblos. Era broma o slogan de campaña aquello de no denominar como terroristas a las FARC porque no queríamos parcializarnos con ningún actor de ese conflicto del hermano país.

Casa adentro, a qué protesta, movilización o muestra de legítimo descontento social se anticipa el gobierno de Correa?. Acaso como le sugieren los organismos de “inteligencia” o sus amigos de los derechos humanos debe anticiparse a la oposición, descontento y protesta que empieza a generar la explotación petrolera del ITT (Ishpingo, Tambococha, Tiputiuni) en la reserva ecológica del Yasuní?. Se anticipa a la movilización social que puede provocar la imposición de las concesiones mineras sin consulta previa a las comunidades y pobladores?. Se anticipa al descontento que generará el desengaño con un gobierno que no cubre sus expectativas de cambio y transformación social?.

Pero se anticipa malamente, criminalizando la movilización social, peor aún vinculándola al “terrorismo”, suprimiendo el diálogo, ejemplificando con Dayuma su desproporcionada reacción represiva. Se anticipa a frenar el descontento social por efecto de la demagogia, las reformillas sociales que no alcanzan, el encarecimiento de los precios de los alimentos, el desempleo y la pobreza generalizada que ya no aguanta un pueblo que no come discursos.

Pero parece no ser un problema de discursos sino de acomodos con el poder real, negociaciones que le permitan seguir al gobierno, pero ya sin las reformas profundas que demanda el pueblo de la Asamblea Constituyente. Parece que como siempre ocurre el poder sabe siempre reposicionarse en la conducción del Estado y sus intereses, sabe como neutralizar hasta las reformas menos ofensivas, sabe como ir a la privatización de los recursos petroleros y mineros por otras vías, con otras dinámicas, imponiendo políticas extractivistas que refuerzan el neoliberalismo antes que salir de él. Lo pragmático solucionar el problema de recursos económicos de un gobierno que los precisa para mantenerse en su espacio político electoralista y clientelar. La tarea extraer recursos urgentes del petróleo pero entregando la operación de los campos de PETROECUADOR a otras compañías estatales cuyos capitales también son privados, porque la empresa estatal no puede recuperar sus niveles producción en el corto plazo, también les urge emprender en la explotación minera sobre tierras donde se asientan comunidades indias y campesinas mestizas, sin tener que afrontar ninguna resistencia.

Estas urgencias económicas del régimen justificarán cualquier discurso que les resulte funcional, aun los más perversos y engañosos que se acomoden a las exigencias pragmáticas de un gobierno que no puede y no está dispuesto hacerle frente al poder real que no es la “partidocracia”, porque el gobierno tampoco es de la “revolución ciudadana”, ni de ninguna Revolución ni Socialismo.


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