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Publicación mensual del Instituto Científico de Culturas Indígenas.
Año 1, No. 7, octubre de 1999

Lecciones de marzo y julio

Por: Floresmilo Simbaña

El acuerdo firmado entre el gobierno y la CONAIE, con el que se dio término al levantamiento de marzo, contenía, en lo fundamental, los siguientes aspectos: la firma del decreto presidencial para las mesas de concertación, la creación del fondo indígena, la reestructuración y presupuesto para el CODENPE, la eliminación de impuestos en las planillas eléctricas cobradas a los indígenas, tales como la recolección de basura, iluminación pública, bomberos, entre otros.

En cambio, el acuerdo firmado el mes de julio contiene entre sus aspectos más importantes los siguientes: congelamiento del precio de la gasolina por un año, facturación desde los cien mil sucres, subsidio de tarifas eléctricas para los más pobres, descongelamiento de los depósitos bancarios, condonación de deudas a medianos y pequeños productores, conformación de comisiones de diálogos para temas de deuda externa, modernización del Estado y privatizaciones.

Como podemos notar hay una gran diferencia entre uno y otro documento; esa diferencia expresa un cambio en la correlación de fuerzas sociales y políticas. Aquí intentaremos hacer un primer análisis de esta coyuntura.

I.- EN EL BLOQUE DOMINANTE

A partir de las jornadas del 5 de febrero del 97, en las clases dominantes se produjo una unidad de tipo histórica: los grupos financieros de la costa y de la sierra, representados políticamente por los partidos Social Cristiano (PSC) y Democracia Popular (DP), respectivamente, llegaron a una alianza programática de largo plazo, lo que hacía suponer que estábamos entrando a un nuevo período histórico.

La confluencia de estos dos partidos en cuestiones como: la reducción del tamaño del Estado, las privatizaciones, la economía de mercado, la autonomía del poder; esto es, la separación del Estado y la sociedad, la reducción de la democracia, la reducción del gasto público, la concentración del poder, entre otras cuestiones, así lo indicaba. La nueva Constitución de la República expresa, precisamente, este proceso. La alianza siguió funcionando en las elecciones: puso a Jamil Mahuad como Presidente de la República, y durante los primeros meses del gobierno de Mahuad se lograron los siguientes aspectos fundamentales: firma de la paz con el Perú, retiro de los subsidios al gas, a la energía eléctrica, la supresión del impuesto a la renta y su reemplazo por la ley del 1%, ley de la AGD, etc.

Esta alianza buscó anular cualquier tipo de oposición vía asimilación, cooptación y represión. Tras de sí aglutinó a la iglesia, FF.AA., algunos Movimientos Sociales, principalmente al Movimiento Indígena, y aquellos que no entraron en esta "concertación" eran combatidos y hasta anulados: los asesinatos de Saúl Cañar y de Jaime Hurtado dan mucha tela que cortar. Tras la lógica del discurso único y vía única, la alianza no tuvo mayores dificultades en los primeros 7 meses del gobierno de Mahuad.

Aquello que apuntaba a ser un acuerdo de largo plazo, de pronto se fue resquebrajando por la crisis financiera y sobre todo con el cierre del Banco del Progreso en este último mes de marzo.

Parecería ser que tras del Banco del Progreso existen muchos intereses y mucho poder en juego. Al gobierno esto lo inmoviliza políticamente, lo que sumado a la serie de medidas económicas en contra del pueblo, fue desgastando su imagen y popularidad; muchos sectores sociales y políticos tomaron distancia e incluso se declararon como oposición. Los socialcristianos se lanzan a una defensa intestina del Banco del Progreso: atacan al gobierno olvidándose de su alianza estratégica y recurren al regionalismo con ese fin; esto hace que su iniciativa se vaya replegando al ámbito regional y el gobierno pierda el grueso de su sustento político.

Esto no quiere decir que la derecha esté derrotada ni mucho menos, ya que esta crisis "coyuntural" puede ser resuelta desde ese mismo polo de poder, lo que queremos señalar es que el escenario político nacional, armado a partir del 5 de febrero, se ha fracturado por el momento.

Como punto aparte señalemos que la Izquierda Democrática (ID), desde el 5 de febrero, se ha venido reconstituyendo bajo la batuta de Rodrigo Borja y el General Paco Moncayo; su discurso es de defensa a la democracia institucional, critica solo las aristas más puntiagudas del neoliberalismo, y tiende puentes hacia los sectores sociales y de izquierda. Su intención ha sido presentarse como único polo de centro izquierda y de convergencia de la "oposición constructiva" y del descontento popular; fue la gran ganadora de las jornadas de marzo: ampliaron su campo de acción e imagen política. Por las características y la dimensión de las jornadas de julio, la ID también fue desplazada.

II.- EL BLOQUE SOCIAL-POPULAR

Los llamados sectores sociales

La Coordinadora de Movimientos Sociales (CMS), todavía no ha podido convertirse en ese gran polo de expresión y convergencia social que direccione las luchas populares, y en el centro colectivo que recoja las propuestas alternativas de los distintos sectores que lo componen; entre otros factores, por intereses hegemonistas de algunos sectores, algunos de ellos sin base social para ello y por lecturas calenturientas de la realidad, así por ejemplo, en las jornadas de marzo, en lugar de impulsar una política de reagrupamiento con los demás sectores sociales y populares en movilización: frentes barriales y taxistas principalmente, priorizaron exclusivamente el diálogo con la ID y se preocuparon en armar ya el nuevo gobierno, tras la supuesta caída del gobierno de Mahuad.

Por lo anotado, la CMS no tuvo mayor éxito al frente de las movilizaciones de marzo, el sector con capacidad social y política para ello, el Movimiento Indígena, (MI), estuvo priorizando otros aspectos, por lo que taxistas, indígenas, profesores, por separado, dialogaron con el gobierno, pese a que se había constituido ya un Frente Patriótico y el Congreso Popular. El MI, sobre todo su dirigencia nacional, jugó un débil papel en esta coyuntura.

El Frente Unitario de Trabajadores (FUT), antaño la central obrera más grande del país, y el Movimiento Popular Democrático (MPD) partido de izquierda de tendencia pro-china, gracias a las debilidades de la CMS y los espacios dejados por el MI, tuvieron en marzo, mayores campos de acción.

En julio, las cosas fueron diferentes en el campo popular, sobre todo al interior del MI; a esto tenemos que sumar la profundización de la crisis en el FUT por la derrota del movimiento obrero como producto de la desindustrialización de la economía, la flexibilización laboral, la burocratización de la dirigencia, entre otros aspectos. El MPD, a partir de marzo y luego del asesinato de su líder Jaime Hurtado ha tenido un perfil bajo de actuación, lo que hace sospechar que, a no dudarlo, existe a su interior una grave crisis.

Los llamados sectores emergentes

Los "sujetos sociales" no solo que no desaparecen, sino que además muestran que son capaces de alcanzar niveles mayores en extensión y radicalidad. Los conflictos sociales, económicos, culturales, que se derivan de la aplicación del neoliberalismo, han dado lugar al surgimiento (o a su posibilidad) de nuevos sujetos sociales.

El nuevo actor social emergente en esta coyuntura son los taxistas. Este sector, tradicionalmente separado e incluso contrario a las organizaciones sociales, surge, no solo como presencia nueva, sino como punta de lanza de las luchas populares; su mensaje no es solo hacia sus agremiados,

sino que va hacia las otras fuerzas sociales y a la sociedad en general, ya que sus demandas eran de todos los ecuatorianos -bajar el precio de la gasolina-. En marzo y julio fueron ellos quienes sostuvieron el paro en el sector urbano.

Otro de los sectores, no totalmente nuevos, pero que han alcanzado niveles más altos de organización son los denominados "informales" y los pequeños comerciantes. Las políticas gubernamentales han afectado a muchos sectores y este sector es, justamente, uno de ellos. En marzo tuvieron una débil participación, pero en julio, por el tema de la facturación que les afectaba de manera directa, tanto en Guayaquil, Machala, Quito y Cuenca, principalmente, tuvieron una presencia importante y masiva.

El Movimiento Indígena

A partir del último Congreso del la CONAIE en Saraguro, las cosas han variado al interno del MI, principalmente a nivel de su dirigencia. Las conducciones han sido tomadas por tendencias distintas a las que históricamente han caracterizado al MI y otras has sido desplazadas. La identificación de tendencias es un elemento para el debate.

1.- En los últimos años, en la CONAIE, se ha venido asentando una tendencia que podría ser calificada de "gobiernista" y en la cual convergen varios sectores: tecnócratas indígenas, burócratas ya sea de ONG´s o de instituciones estatales, etnocentristas, dirigentes burocratizados, etc.; todos con alguna y a veces ninguna base

social, pero que han hecho causa común ante la posibilidad de acceder al poder y/o intereses individuales o de grupo, tanto al interno del MI como en las instituciones del Estado y han tomado el control de instancias de dirección o las han arrastrado hacia su propuesta que la podemos describir como etnocentrista y sectaria.

Desde estos espacios de poder y control cambiaron la dirección política de la CONAIE. Redujeron la propuesta política de la PLURINACIONALIDAD a meras reformas legales tales como: reducción de las potencialidades de los Derechos Colectivos, reformas que ellos mismos contribuyeron para su consecución en la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), a simples cambios formales y parciales en las instituciones del Estado (el viejo sistema de arriba para abajo), dejando de lado el problema DEMOCRACIA-ESTADO, y confundiendo el fin con los medios.

Estos sectores mezclaron, de manera más que intencional, el objetivo de tener capacidad para incidir en las decisiones del Estado con el hecho de tener meros cargos burocráticos, con poca o ninguna posibilidad de incidencia en la sociedad; sea porque estas instituciones están desfinanciadas, o por ser nominativas, el ejemplo más claro es la institucionalización de las Mesas de Concertación.

Esta visón de las cosas hizo que la dirigencia de la CONAIE priorizara exclusivamente el acercamiento y el diálogo sin dimensionamientos políticos pero sí con mucha intencionalidad grupal y personal, con el Gobierno, dejando de lado cualquier entendimiento con los demás sectores sociales, incluso al interior mismo del MI se profundizó la división entre las bases y las dirigencias. Todo esto provocaría, entre otras cosas: un distanciamiento y críticas, unas justificadas y otras intencionadas, de los demás sectores sociales a estas posiciones ya que la lucha contra las imposiciones de las medidas económicas por parte del gobierno se debilitan cuando cada sector social lucha por separado y cada cual pelea por sus propias reinvindicaciones.

En marzo, esta fue la lógica y las condiciones en que se enfrentó la lucha popular. Para el mes de julio las cosas al interior del MI cambiaron profundamente. Se empezaba a sentir una inusitada critica desde las bases hacia la dirigencia, que tuvieron su expresión en las Asambleas del ECUARUNARI en mayo y de la CONAIE en junio, y que se expresan en las resoluciones adoptadas por estas Asambleas que van en sentido contrario a esta tendencia política del MI, resoluciones que, cegados por el poder y la miopía política, muchos no acaban de entender.

2.- Por su parte, existe otra tendencia al interior del MI caracterizada por su radicalidad y oposición al modelo vigente, la que enfrentó los levantamientos del 90 y 94, la marcha de la OPIP, las embestidas de Bucaram, la conformación del MUPP-NP, esta tendencia ha venido sufriendo un proceso de dispersión y de burocratización, lo que ha provocado, entre otros aspectos: una reducción de su campo de acción, al no poder articular una propuesta global a partir de las nuevas condiciones políticas y sociales del país y del MI y de las conquistas logradas en la ANC, lo cual ha provocado su desplazamiento, dejando casi sin contrapeso a la anterior tendencia.

3.- Una tercera tendencia está conformada por sectores emergentes: dirigentes medios: provinciales, algunos regionales, jóvenes, organizaciones provinciales o zonales, principalmente comunidades pobres, que demandan mayor radicalidad en el MI, priorizan las luchas contra la aguda crisis económica, la discriminación cultural, la falta de democracia, es decir una visión política integral. La dramática realidad nacional a hecho que el enfrentamiento sea cada vez más radical, las jornadas de julio, precisamente, demostraron aquello.

Esta tendencia no tuvo mayor injerencia en la conducción en marzo: ya por el tipo de conducción reinante en el MI, ya por falta de una mejor articulación; pero en el mes de julio, presionados por la dimensión de la crisis, se vio necesitada de actuar y actuó y no solo que incidió sino que determinó la salida política de la crisis.

III. LAS LECCIONES DE JULIO

Hay una impresión fundamental de las jornadas de julio: la irrupción sorpresiva y masiva de las bases del MI en la definición y conducción de la crisis. Si tratamos de mirar un poco más hacia el fondo, estas jornadas dan para varias conclusiones y tareas para el futuro:

* La realidad siempre es más rica que la teoría. Las bases tuvieron mayor visión estratégica que las dirigencias. Desde la lucha contra el gobierno de Abdalá, la lucha al interior de la ANC y sobre todo la resistencia a la imposición neoliberal del gobierno de Mahuad, los sectores populares y en particular el MI perdieron casi todas las batallas políticas en un frente estratégico, aquel de los medios de comunicación. Es por ello que vale relievarse la acción política de los compañeros de Tungurahua cuando deciden tomarse las antenas de Pilisurco, en efecto, el mensaje era claro: "no queremos que sigan desvirtuando nuestra imagen y confundiendo a la gente" dijeron los dirigentes de la toma. Con esta acción local dieron un mensaje político de carácter nacional y atacaban un sector estratégico de control ideológico-cultural de la derecha.

* La paralización fue total o casi total en provincias, principalmente en las del centro del país; el primer objetivo del paro se había cumplido: demostrar al gobierno el descontento generalizado por las medidas económicas. Lo fundamental era presionar para que retroceda en sus intenciones. En este sentido, las acciones, hasta ahí, tuvieron un límite político: cómo lograr que ese descontento pasivo se expresara principalmente en Quito, centro político de decisión, aquí los compañeros deciden "tomarse Quito", "venimos porque aquí no pasaba nada" era la voz de quienes llegaron.

* La forma en que arribaron a la capital, masiva, organizada, heterogénea (indígenas, transportistas, comerciantes), nos indica que una acción generalizada o masiva desata nuevos procesos: emergencia de nuevos sectores o sujetos sociales golpeados por la crisis y, encuentros y/o alianzas vitales y necesarias que configuran en un momento determinado ese sujeto histórico que es un verdadero polo de poder, con autonomía organizativa y política, con capacidad propositiva, capaz de posibilitar una salida diferente y/o alternativa a la tradicional o neoliberal, como, en cierta dimensión, ocurrió en julio.

* Hasta julio 12 se venía dialogando con el Ministro de Gobierno o su Subsecretario, el 15 y el 16 las organizaciones no quieren dialogar si no es con el Presidente en persona ¿Quiénes iban a dialogar?. Todos los dirigentes y delegados de las organizaciones de base: comunas y uniones comunales y de las otras organizaciones sociales. El sentido de esta medida se podría resumir en decires de los propios compañeros -"así para que los dirigentes no vayan solo a merendar con el presidente"-. Podríamos sacar dos mensajes: una desconfianza y/o desacuerdo con la actitud con que ha venido actuando su máxima dirigencia y la necesidad de tener participación directa en la decisión de sus rumbos, es decir, autogobierno y acción autónoma no solo de la institucionalidad política estatal sino incluso al interno de las estructuras del MI.

Todo esto demuestra la riqueza del MI ecuatoriano. Ha demostrado que en y desde su base existe una claridad política para saber cuándo y cómo actuar y en dónde radica el poder del enemigo. La ratificación de que el sentido colectivo da a las soluciones colectivas. El distanciamiento de las bases y dirigencias es estrechado por exigencia y acción de las bases. Que la riqueza de su proceso está en su pluralidad y heterogeneidad tanto en lo político como en lo organizativo.

Pero quedarnos solo en estas conclusiones nos pueden hacer perder de perspectiva algunos aspectos fundamentales que tienen relación con la trascendencia de las acciones de julio: durante esa coyuntura se estaba negociando la firma de la carta de intención con el FMI y de eso depende mucho la implementación del modelo neoliberal en este período, está además el conflicto entre la derecha DP-PSC, al que habrá que seguir de cerca, ya que de su resolución dependerán los escenarios políticos inmediatos y mediatos sobre los que vamos a tener que actuar.

Por otro lado, las jornadas de julio también han marcado rumbos al interno del MI: la dirigencia ha tenido que cambiar de actitud política frente a los hechos, el cuestionamiento a la conducción hegemonizada por la primera tendencia del MI, que tiene ya su primer conflicto con este nuevo momento, han sido las sugerencias de cambio en forma y contenido a su "Proyecto de Ley Orgánica de las Nacionalidades, Pueblos y Circunscripciones Territoriales Indígenas". Pero como habíamos dicho, esta tendencia tiene algunos puestos de decisión e influencia por lo que se puede volver a recomponer.

Por último, los diálogos con el gobierno estarán marcados, por un lado: por la capacidad del gobierno de Mahuad para recomponer su fuerza, fundamentalmente del apoyo que pueda recibir del FMI y de Washington, y, por otro, por la capacidad propositiva y de maniobra política de la CONAIE en recoger el sentir de las bases y del pueblo que se expresó en marzo y julio, la convergencia y alianza con los demás sectores sociales y la legitimidad y respaldo del pueblo ecuatoriano.