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Año 1, No. 7, octubre de 1999 Editorial Medios de comunicación y movimiento indígenaDurante las jornadas de protesta del mes de julio del presente año se dio un hecho altamente simbólico y revelador: los indígenas de Tungurahua decidieron tomarse las instalaciones del cerro Pilisurco en el cual están las instalaciones de las antenas repetidoras de algunas estaciones de televisión y de radio. Este hecho político y estratégico protagonizado por el movimiento indígena de Tungurahua demuestra, por una parte, la contraposición de intereses que existen entre los pueblos indígenas y los medios de comunicación, y, de otra parte, evidencia que el control de los medios de comunicación es vital para todo proyecto de dominación. La acción fue unánimemente repudiada por los medios escritos y televisuales. El cerro de Pilisurco con sus antenas de repetición rodeado de ponchos multicolores y por la densa neblina del páramo, se constituyó en una metáfora de aquellas jornadas de julio: el movimiento indígena tomó en calidad de rehén a unos medios de comunicación que siempre se habían caracterizado por desconocerlos y preterirlos. Para los medios de comunicación los indios con su modo de vida, con su particular visión de comprender y valorar la realidad, son la antítesis del mundo que ellos cotidianamente pregonan. El mundo indígena no existe en la cotidianidad de las pantallas de televisión y si existen se los presenta como folklor y anécdota. De igual manera en la prensa escrita, el movimiento indígena, con toda su riqueza y toda su complejidad, no tiene derecho de existencia. Jamás aparecen como noticia aspectos de vital importancia y que están cambiando la historia de este país, como el proceso de reconstitución de los pueblos de la nacionalidad Kichwa. Sin embargo, los medios de comunicación son militantes cuando se trata de movilizar la opinión ciudadana en contra del movimiento indígena. Lo hicieron durante los levantamientos del 90 y del 94, también jugaron un importante papel en las discusiones previas a la Asamblea Nacional Constituyente. Cuando el movimiento indígena propuso al país discutir y debatir la plurinacionalidad los medios de comunicación decidieron clausurar el debate bajo una concepción errada de la plurinacionalidad. En efecto, sin comprender el significado que tiene para los pueblos indígenas el concepto de nacionalidad, todos los medios de comunicación cerraron filas para proteger la estructura y la integridad del estado-nación. Para los medios de comunicación, los indios ni siquiera tienen el status de ser reconocidos como diferentes, como un proyecto alternativo a la modernidad y al sistema capitalista. Son simplemente ignorados. Son borrados del presente, de la misma manera que la historia oficial los ha borrado del pasado. De la misma manera que la marcha indígena hacia Quito abrió rupturas en el modelo de dominación política, la acción de Pilisurco provocó fisuras en el modelo ideológico de dominación. Los medios de comunicación no están fuera de los conflictos sociales. Las contradicciones sociales los alcanzan. De hecho, la mayoría de los medios de comunicación pertenecen a poderosos grupos financieros. Lo demuestra la propiedad de medios escritos, radiales y televisivos por los grupos Isaías y Aspiazu. El control económico de los medios de comunicación generalmente se traduce en control ideológico político. De ahí que la acción de Pilisurco haya demostrado el carácter que tienen los medios de comunicación en una sociedad como la nuestra. Es por ello que el movimiento indígena ecuatoriano debe desarrollar estrategias de comunicación que contemplen la creación de sus propios medios de comunicación. Existen algunas experiencias sobre todo con las escuelas radiofónicas y con las radios comunitarias, empero de ello, hacen falta desarrollar estrategias que apunten a formar y consolidar verdaderos medios de comunicación, en los campos de la prensa escrita, en la conformación de un sistema radial y en una estación de televisión. |