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Año 1, No. 9, diciembre de 1999 Editorial Neoliberalismo, Globalización y Emergencia de Nuevos Actores SocialesLa década de los noventa se abrió en el Ecuador con el levantamiento indígena de mayo-junio de 1990. La sociedad ecuatoriana descubrió a un actor social antes desconocido, los indios. El levantamiento indígena del 90 se hizo en contra de una estructura de poder que excluyó a los indígenas de todos los espacios de la sociedad y que siempre los consideró como un obstáculo para alcanzar la modernidad y el desarrollo. El levantamiento indígena de los noventa coincide con la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de los denominados "socialismos reales". Dos procesos diacrónicos que se inscriben como contrapunto y que son altamente reveladores del momento histórico que empieza a prefigurarse. A medida que se produce la crisis de las utopías se genera la emergencia de nuevos actores y sujetos políticos en el escenario mundial. La caída de los países socialistas implica el fortalecimiento del poder militar, político y económico de los Estados Unidos a nivel planetario. El mundo se vuelve unipolar, y los discursos ideológicos que justifican y legitiman ese poder único, se armonizan con las propuestas de liberalización de los mercados, la desregulación de los capitales, y la desreglamentación financiera, procesos conocidos como "globalización" o "mundialización" de la economía. Se configura, a todo lo largo de la década de los noventa, un panorama caracterizado por la crisis de todos los discursos filosóficos y políticos, y de todos los sistemas de pensamiento, (los denominados "metadiscursos" o "metanarraciones). Pero también se estructura un mundo sometido a la irracionalidad de las crisis financieras que destruyen países enteros, independientemente de su fortaleza económica, como pasó con los llamados "tigres asiáticos". Un mundo en el cual el control de las corporaciones transnacionales sobre el planeta entero es casi total. Aspectos como las megafusiones con cantidades de dinero que rebasan toda posibilidad de imaginación, las ofertas hostiles de compra que refuerzan el poder de los monopolios transnacionales, las transacciones financieras que en un solo día realizan transacciones equivalentes al 20% de toda la producción mundial, son radicalmente nuevos en relación a décadas anteriores. Mientras que la década de los ochenta fue la del ajuste y la de la presencia del Fondo Monetario Internacional, FMI, la de los noventa se presenta como la década de la privatización y la consolidación del poder financiero mundial. La década de los noventa es también la década de la crisis del modelo de ajuste y de la presencia cada vez más importante del Banco Mundial, como caballo de Troya del neoliberalismo. Durante toda la década, la imposición del neoliberalismo provoca crisis, violencia, incertidumbre y fracturas graves en casi todos los países. Sin embargo, es justamente en medio de esta imposición que en México, los indígenas de Chiapas, organizados en el Frente Zapatista de Liberación Nacional, EZLN, cuestionan el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, y evidencian el fracaso del modelo neoliberal y de la democracia excluyente practicada por el Partido de la Revolución Institucional, PRI. El levantamiento zapatista suscita la adhesión de muchos sectores por todo el mundo, y propone nuevas lecturas sobre la realidad latinoamericana. El mismo año en el que los indígenas de Chiapas se insurgen en contra del poder autoritario del PRI y en contra del neoliberalismo, los indígenas del Ecuador realizan su segundo levantamiento en contra del proyecto de ley que pretendía modernizar el agro destruyendo a las comunidades indígenas, y transformando a los indios en asalariados de las empresas agroindustriales. Dos años más tarde, en 1996, los obreros de Francia, realizan las protestas más importantes de toda la década y de toda Europa, en contra del proyecto del primer ministro, Juppé de privatización del sistema de pensiones. En Ecuador, por su parte y en el mismo año, los indígenas logran por vez primera en toda la historia de la república, participar en las elecciones generales y ganar importantes espacios de representación parlamentaria y varios poderes locales. Empero de ello, el ambiente que genera este dominio unipolar del mundo por parte de Estados Unidos, y la primacía a nivel ideológico del discurso neoliberal como única posibilidad dentro del horizonte humano, producen nuevas respuestas y nuevas formas de organizarse dentro de la sociedad civil. Se exige a la democracia existente que asuma nuevos roles. Se reclama una democracia radical en el sentido de crear más justicia social, más tolerancia política, más igualdad en la distribución del ingreso, y una nueva ética de la acción política y social. Mientras que el discurso neoliberal apela a la eficiencia del mercado y a la libre circulación de mercancías, como condiciones básicas para un nuevo "contrato social", cerrándose a sí mismo como "pensamiento único", las nuevas propuestas de "democracia radical", y los nuevos valores éticos, sobre todo, en la responsabilidad que se tiene con las generaciones futuras y con la naturaleza, articulan una nueva forma de comprender y estructurar la realidad humana. Son propuestas que critican radicalmente al capitalismo pero proponen alternativas válidas de convivencia social. El neoliberalismo, en realidad, es la respuesta ideológica que legitima y justifica las nuevas relaciones de poder a nivel planetario. Para los países pobres, la imposición del neoliberalismo, sea por la vía de las políticas de ajuste macro económico, sea por las vías de reforma del Estado y disminución del gasto estatal en educación, salud, inversión social, ha significado la extensión de la pobreza, la intensificación de la miseria, la generalización de la violencia, el incremento de la conflictividad social. Para los países de América latina, caracterizados por una predominancia de población indígena, la situación es más grave aún, porque son precisamente los sectores indígenas los más golpeados por la imposición neoliberal. Son ellos las víctimas directas de la globalización de la economía y la liberalización de los mercados. Los levantamientos indígenas de Chiapas y del Ecuador son un testimonio de la conflictividad que genera relaciones de poder casi esclavistas y avalizadas por este discurso neoliberal. Urge entonces, crear las condiciones que aseguren efectivamente la democratización de nuestras sociedades. La década que termina, que coincide además con el inicio de un nuevo milenio, debe ser la puerta de entrada hacia un mundo más rico en posibilidades, y en el cual, predominen los valores del respeto a la alteridad, la vigencia irrestricta del Estado de Derecho y la construcción de un verdadero Estado del Bienestar. |