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Editorial La incredulidad vuelveA un mes de la gestión presidencial de Alfredo Palacio, la incredulidad vuelve cual fantasma a inquietar las esperanzas del pueblo ecuatoriano. El nuevo presidente conformó un gabinete en su mayoría de ministros de Estado que tienen fuertes nexos y compromisos con los partidos socialcristianos y la izquierda democrática, señaló su compromiso de realizar una consulta popular, la Asamblea constituyente, manifestó que suspenderá las negociaciones del TLC, el Plan Colombia y la Base de Manta, y otras promesas para refundar la patria. Pese a su empeño de fabricarse una imagen de gobierno democrático y progresista, poco a poco se va configurando como un gobierno al servicio de la oligarquía y del imperio norteamericano. De los ministros pocas son las excepciones, como la de Rafael Correa, Ministro de Economía, con posturas de defensa de la soberanía nacional, de no seguir aplicando políticas económicas neoliberales; de la necesidad urgente de transitar por los caminos del sentido común para que el superávit presupuestario proveniente del petróleo transportado y los ingresos de los altos precios del petróleo sean destinados al sector productivo, pago al IESS, salud, educación e investigación científica, la propuesta de Correa de que se elimine o reforme el FEIREP le preocupa al imperio: Banco Mundial, Agencia Internacional de Desarrollo de los Estados Unidos, Banco Interamericano de Desarrollo. En este camino hay la intención de privilegiar el pago de la deuda social y no someter al pa[is al endeudamiento externo, lo cual amerita el reconocimiento de su gestión económica y el respaldo de amplios sectores sociales. La presión de la oligarquía nacional y del imperio son fuertes; las pretensiones de ir relegitimando el actual sistema político desde una mayoría parlamentaria compuesta por socialcristianos e izquierda democrática, y con el apoyo de Pachakutik, que descalificaron a diputados oportunistas y corruptos y en el afán de levantar una imagen de un congreso deslegitimado por el pueblo, hace que Alfredo Palacio niegue las iniciales declaraciones de las acciones políticas urgentes que demanda la sociedad ecuatoriana y a la vez retome las posturas de la política Gutierrista. La correlación de fuerzas es favorable a la oligarquía ecuatoriana frente a un gobierno que se encuentra acorralado en el tiempo y en el espacio económico y político. Y decimos que la incredulidad vuelve a ser fantasma, es por que estamos convencidos de que con "Asambleas, conversatorios, mesas de diálogo nacional" a espaldas del pueblo no se va a refundar la patria. Cuando el nuevo gobierno juega con el tiempo y no tiene posturas firmes de defensa de la soberanía Nacional, cuando dice respetar todos los tratados y convenios internacionales: (Base de Manta, Plan Colombia, firmados con EE.UU.), decía estar en contra del TLC y ahora está a favor con el cuento de que hay que negociar mejor el TLC. Ahora este tema ya no es parte fundamental de la consulta. Ante esta perspectiva incierta del actual gobierno es necesario despertar en los ecuatorianos el ejemplo y heroicidad de Rumiñahui, la inteligencia precursora de libertad de Eugenio Espejo, la honradez transformadora de Eloy Alfaro, la visión continental de Simón Bolívar, que se expresen en unidad de todos los sectores pobres del país, en la consolidación de una propuesta única de cambio, que nos permitirá exigir del gobierno el retomar sus iniciales posturas políticas derivadas de la lucha del pueblo, de los forajidos, asfixiados y muertos que dejaron las jornadas de Rebeldía de las gestas abrileñas que no deben ser traicionadas. No nos olvidemos que esta rebelión fue por un cambio político substancial, cambios estructurales. © Los artículos del presente Boletín pueden reproducirse citando la fuente |