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Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 6, No. 62, Mayo del 2004
MOSOJ P’UNCHAYMAN PURISPA
AMANECER ANDINO
PARTE II
Pedro Mamani Choque
3. Wayrajina muyusanchis (Como el viento estamos dando vueltas)
Ante un tiempo y espacio de confusión, el ser humano va dando vueltas
como el viento, sin rumbo ni destino, es como si de pronto la luz dejó de
brillar y reina una profunda oscuridad, o por el contrario en pleno día
radiante nuestros ojos no logran distinguir nada; oscuridad y silencio, como
si de pronto se habrían borrado nuestros conocimientos y nuestras mentes
quedaron en blanco. Así como el viento sopla en las montañas,
recorriendo distintos caminos, sin lograr detenerse en algún espacio;
es de esta manera que los seres humanos nos encontramos, perdidos en un horizonte
sin sentido.
Caminar sin rumbo ni sentido, dando vueltas por todas partes, intentando encontrar
un camino, por muy pequeño que sea, pero que signifique un horizonte
hacia el cual seguir; así el ser humano gira en sus mismos pasos, con
la mirada perdida, como atrapado en un sueño profundo. Se apagó la
luz, el ser humano quedó en una profunda oscuridad, producto del egoísmo,
del deseo de poder que se apodera de unos cuantos y que esos cuantos se olvidaron
de la existencia de los demás, provocando este sin sentido en la vida.
La Ch’ampa como resultado de la modernización, se ha transformado
en un instrumento desorientador, fragmentador, individualizante y como consecuencia
se convierte en un tiempo y espacio sin sentido; la Ch’ampa provoca el
viento que nos hace dar vueltas y vueltas, encaminándonos en un camino
sin sentido, incierto, perdido y confuso. Este desorden de una u otra manera
ha significado la caída del ser humano, que al no contar con un horizonte
se ha sumergido en unos espacios de desencuentros y desequilibrios.
4. Sayarinanchistian (Tenemos que levantarnos)
Cuántas caídas habremos experimentado en nuestro caminar, especialmente
las culturas o pueblos indígenas hemos estado sometidos a diversas caídas,
producto del peso de la colonización y dominación; es así que
nos han obligado a perder nuestro verdadero horizonte y hemos negado o escondido
lo nuestro para seguir otros horizontes distintos y ajenos. Estamos conscientes
y nos damos cuenta que estos otros horizontes no significan caminos con cimientos
fuertes para nuestras vidas, pero que tenemos que seguirla por sentido de sobrevivencia,
para no seguir postrados y humillados, encubiertos con un falso sentido de
vivir.
El peso de la colonización y la opresión continuamente nos ha
llevado a vivir en constantes caídas, a tal punto que nuestros rostros
se han acostumbrado a estar pegados al suelo, con la mirada perdida en la humillación
y con el corazón partido por el dolor. Nuestros rostros aún siguen
por los suelos, nos encontramos atados de pies y manos, sin poder levantarnos,
tal es así que para nosotros se ha convertido en nuestra forma de vivir
y creemos ciegamente que así fue y así deberá de ser.
El tiempo y el espacio sigue su curso, gira y cambia continuamente, no por
siempre nos tendrán atados de pies y manos, tendidos en el suelo, como
si nuestro destino terminara ahí; no es así, poco a poco hemos
aprendido a ponernos de pie y levantar nuestras manos. Con esfuerzo y sacrificio
nos tenemos que levantar, enderezar nuestros cuerpos y levantar la cabeza,
en principio será difícil, pero nada es imposible, con voluntad
y esfuerzo lograremos ponernos de pie y caminar por nuestro propio camino.
“Sayarinanchis tian”, no para caer en los mismos errores del pasado
o para seguir los mismos pasos de los opresores, sino para construir un nuevo
camino, pero no solo debe significar un camino para los indígenas, por
el contrario debe ser un camino para todos, con el firme propósito de
invitar y encaminar hacia un camino de convivencia fraterna, de equidad y reciprocidad
complementaria. Este construir significa un reto muy fuerte para todos, que
de ninguna manera será inmediata o por arte de magia, puesto que aún
corren por nuestras venas el rencor hacia nuestros opresores, aspecto que aún
dificultará la convivencia de los encuentros, pero ante todo es un reto
al cual debemos llegar y superarlo.
Nos levantamos no para oprimir o perseguir el poder, sino para construir un
mundo más humano y de convivencia, apoyados en nuestros valores y conocimientos
podremos transformar este mundo; para esto es que nos debemos levantar y volver
a caminar.
5. Ñawisninchista Kicharinachis (Abramos nuestros ojos)
Si bien nos hemos puesto de pie, nos hemos levantado de la opresión
y de la humillación, se hace necesario abrir bien los ojos, para poder
mirar por dónde habremos de caminar; con los ojos abiertos podremos
darnos cuenta que horizonte debemos de seguir, para no equivocarnos nuevamente.
Abrir bien los ojos significará para nosotros un nuevo despertar, volver
a sentir el calor y claridad de la luz, distinguir los colores y ver la realidad,
es por eso que nuestros ojos son importantes, puesto que a través de
ellos es posible encontrar el nuevo horizonte.
A pesar de tener los ojos abiertos, existen muchos obstáculos que nos
cierran el camino, que no nos permiten ver con claridad la realidad o por el
contrario nos engañan y nos muestran otras realidades; uno de esos obstáculos
que nos enceguecen son el odio y el rencor, que de alguna manera sólo
nos muestra lo que queremos ver, sin encontrar el verdadero sentido de la realidad;
la venganza es también enceguecedor, puesto que las huellas del dolor
y la opresión del colonizador nos encaminan a actuar de igual manera,
cometiendo los mismos errores del pasado; el deseo de conquista y poder opacan
nuestros ojos, llevándonos por caminos egoístas y ambiciosos;
y de esta manera existen distintos obstáculos que no nos permiten abrir
bien los ojos.
Si el abrir los ojos significa crear espacios de desencuentros y fragmentaciones,
quizá sea mejor no abrirlos, por que en cierta forma destruye y entorpece
los procesos de encuentros y convivencias interculturales, obstaculizando la
construcción de un mundo mejor, en este sentido es preferible mantener
los ojos cerrados. Pero los ojos se han hecho para poder ver mejor, que nos
permitan encontrar nuevos caminos, no sólo para unos cuantos sino para
todos, sin exclusiones ni opresiones, por el contrario para lograr un mundo
solidario y recíproco en equidad.
Ante todo nuestros ojos se constituirán en instrumentos de liberación,
de construcción y transformación, viendo hacia atrás y
hacia delante, permitiéndonos reconocer que no todos somos iguales,
sino diferentes y en estas diferencias podremos conocernos y reconocernos,
procurando vivir juntos en un mundo de claridad y de verdad.
6. Tinkusta mask’ananchistian (Busquemos los encuentros)
Es verdad que nos hemos ido sumergiendo en un mundo de engaño, de individualidad
y de egoísmo, cegados por el poder y el bienestar propio; luchando por
tener algo propio mejor que el de los demás, sin importar el cómo
lograrlo. Precisamente este deseo de individualidad y dominación nos
ha encaminado a fragmentarnos cada vez más de los demás, recorremos
caminos en soledad, buscamos encontrar el horizonte por nuestra propia cuenta,
olvidándonos que vivimos en un mundo con los demás.
Todos los seres humanos nos hemos convertido en gestores de nuestro propio
destino; no es momento de culpar a nadie, somos nosotros los que hemos iniciado
y proseguido este camino de individualidad; aún existe en nuestros corazones
este sentimiento, hemos aprendido a ser seres aislados y lo vivimos día
a día, como una carrera que no tiene final. El ser humano de alguna
manera se ha olvidado que junto a él, existen también otros seres
que recorren el mismo camino y que tienen las mismas preocupaciones, pero a
pesar de todo seguimos cegados en nosotros mismos.
Asumiendo la Ch’ampa o tiempo de confusión, el Wayrajina muyusanchis
o que estamos dando vueltas como el viento, es tiempo de emprender el camino
hacia un nuevo horizonte, un nuevo amanecer, que nos permita reconstruir este
mundo, es por eso que ha llegado el tiempo de buscar los “Tinkus”,
los encuentros entre unos y otros, que fundamentalmente se constituya en un
principio de comunitariedad y convivencia reciproca. Los Tinkus adquieren una
significación de reconocimiento, de identificación y de interculturalidad,
donde sea posible la proyección en equidad y complementariedad.
Buscar los Tinkus o encuentros no para enfrentarnos los unos con los otros,
sino para construir un mundo mejor, de armonía y de solidaridad, donde
se haga a un lado los egoísmos y las individualidades, sin explotados
ni explotadores, donde el encuentro sea un espacio de convivencia intercultural.
7. Allinta purikunanchespaj (Para que caminemos bien)
Venciendo todos los obstáculos y barreras que dificultan el encuentro
y la convivencia intercultural, con los pies firmes en nuestro caminar, con
los ojos abiertos y la búsqueda de los encuentros es que podremos caminar
mejor, aún sabiendo que hemos perdido el horizonte, que estamos confundidos,
perdidos y dando vueltas en un sin sentido, es que despertamos en un nuevo
amanecer. No es que queremos ignorar el pasado, engañarnos de nuestra
realidad o de nuestra vivencia de oscuridad, por el contrario, reconocemos
lo que hemos vivido y eso hace que volvamos a despertar.
Si bien la ch’ampa ha surgido del empobrecimiento y caída de
los modelos de vida de los sistemas de poder y colonización, que en
su afán de conquista ha encontrado el final de su camino, precisamente
esa caída se ha convertido para nosotros en un momento para despertar,
para abrir los ojos y volver a caminar. El despertar y abrir los ojos nos encamina
a buscar un nuevo horizonte, un nuevo amanecer, que se constituya en un nuevo
principio de ser y existir, que nos permita descubrirnos y descubrir a los
demás, incursionando nuestro caminar por senderos de bien y de equidad
complementaria.
La pérdida del horizonte y la confusión se convierte en principio
de reconstrucción, donde es posible proponer nuevos horizontes que sean
caminos de encuentros y convivencia entre las distintas culturas. Es un tiempo
y espacio para volver a caminar, pero caminar juntos y por buenos caminos,
haciendo a un lado los sentimientos de rencor y odio, sin la pretensión
de buscar o proseguir en un sentimiento de enfrentamiento doloroso y rencoroso.
Frente a todo sentimiento egocéntrico y de individualidad, se plantea
un camino de reconstrucción social, en la que todos podamos encontrar
un espacio de socialización y de humanización; desde nuestro
ser andino, con el sentimiento y sabiduría de reciprocidad y de complementariedad.
8. Kayman Chayanchis (Hasta aquí llegamos)
Mosoj p’unchayman chayanchis, es decir que llegamos a un nuevo amanecer,
desde el conocimiento de nuestro ser y estar en el mundo, con todas sus dificultades
y atropellos que hemos vivido, no nos hemos quedado en el silencio y la oscuridad,
sino que hemos abierto nuestros ojos y nos encaminamos hacia un nuevo horizonte.
Estamos comenzando un nuevo amanecer, renovados por un largo tiempo de opresión
y de esclavitud, en la que nuestros rostros estaban sumergidos en el tormento
de la humillación y la confusión.
La estructura dominante denominada de modernización ha encontrado su
final y decadencia y en cierta forma perdió el sentido de su ser y construcción;
sumergiéndose en un laberinto sin salida y girando sobre sus propios
ejes perdidos. Una ch’ampa que se convierte en una posibilidad para encontrar
un nuevo horizonte del ser humano, que de una u otra forma sea fundamento para
un nuevo amanecer desde el ser andino.
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