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Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 5, No. 56, Noviembre del
2003
Editorial
BOLIVIA:
ENTRE CERTEZAS REALES E INCERTIDUMBRES
DEL IMAGINARIO COLECTIVO
Actualmente Bolivia es un Estado Unitario Democrático, gobernado
por tres poderes: el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder
Judicial. El periodo presidencial es de 4 años. El idioma oficial
es el español (castellano), pero se reconoce también como
tales al Aymara, el Quechua, el Guaraní. Existen también
grupos étnicos que hablan diferentes dialectos en los departamentos
del Beni, Pando y Santa Cruz parte de Tarija y Chuquisaca. Bolivia posee
una gran riqueza mineral, destacándose el plomo, estaño,
oro, plata, cinc y tungsteno.
El manejo inadecuado y deshonesto de los contratos con que se entrega
el gas natural a las transnacionales, es lo que provoca el levantamiento
del mes de octubre en nuestro hermano país de Bolivia, sumado
a las condiciones de pobreza de la población, que afecta “al
51,1% en las áreas urbanas y 93,5% en las áreas rurales
(más de la mitad de la población rural se encuentra en
la indigencia).”
Para el dirigente “cocalero” Evo Morales, “este levantamiento
del pueblo boliviano se ha producido no solamente por el tema del gas,
de los hidrocarburos, sino por el conjunto de tantos temas: por la discriminación
y el marginamiento, pero fundamentalmente por el agotamiento del neoliberalismo.
El responsable de tantos hechos de sangre y también responsable
del levantamiento del pueblo boliviano tiene un nombre: se llama neoliberalismo.”
Es precisamente la corriente neoliberal la que impone comportamientos
ajenos a los intereses de los sectores empobrecidos de América
Latina y en este caso particular de Bolivia, el propio Sánchez
de Lozada en el año de 1997, pocos días antes de terminar
su mandato firma un decreto anticonstitucional regalando las reservas
de gas natural a empresas multinacionales, dando fiel cumplimiento con
los mandatos del imperio.
En el presente período de Sánchez de Lozada se firma un
contrato gubernamental con el consorcio Pacific LNG, para la exportación
de gas natural a los EE.UU. a través de Chile y México,
consorcio que se compone de corporaciones de Gran Bretaña, España
y Argentina. Mientras que una compañía de EE.UU. tiene
el contrato para transportar el gas boliviano de Chile a México.“
El contrato legaliza el saqueo por extranjeros, del recurso natural
más importante del país. Según sus disposiciones,
Bolivia se quedaría solamente con el 18 por ciento de los $1.5
mil millones de ingresos anuales que se proyectan por la exportación
del gas a EE.UU.--muy lejos del 50 por ciento que es típico en
estas transacciones, de acuerdo a economistas bolivianos. El gas a ser
vendido a la LNG, además, fue fijado a precios que son más
bajos que los del mercado mundial. La diferencia significa la pérdida
de miles de millones de dólares adicionales para Bolivia, durante
el período del contrato.” (Tom Lewis: Rebelión en
Bolivia. 31 de octubre de 2003. Página 3).
En el artículo “Bolivia: las razones de un levantamiento” cuya
fuente es el Equipo Nizcor donde en forma detallada se nos informa que:
según informes del gobierno, este proyecto busca "exportar
7 trillones de pies cúbicos de gas en 20 años, a un precio
aproximado de $US. 0,70 por millar de pies cúbicos en boca de
pozo, desde el sur de Bolivia: Tarija (campo privado Margarita) hacia
Estados Unidos (vía Chile- transporte marítimo- México)",
dejando "400 millones de dólares anuales para Bolivia".
Pero el pueblo de Bolivia repudia el proyecto, porque sabe que en las
condiciones actuales de negociación - EN QUE BOLIVIA YA NO ES
DUEÑO DE SU GAS - este megaproyecto significará una pérdida,
o mejor dicho ROBO, de más de 3660 millones de dólares
para Bolivia.
Ahora son: la empresa norteamericana transportadora de gas, la norteamericana
Sempra Energy y el Consorcio Pacific LNG, conformado por los dueños
del campo Margarita (las transnacionales inglesas British Petroleum y
British GAS y la empresa española REPSOL), quienes buscan exportar
el gas boliviano a Chile en las condiciones más favorables para
sus empresas. Estas empresas ya tienen sus negocios en la industrialización
y distribución de gas en Chile y Perú y con este proyecto
generarían ganancias de 1000 millones de dólares por año,
mientras a Bolivia sólo le tocará 50 millones. Antes de
la nueva Ley de Hidrocarburos y la privatización (mal llamada "capitalización")
el sector hidrocarburífero aportaba anualmente con un promedio
de 350 millones de dólares. En los últimos años
las 26 empresas petroleras transnacionales que operan en el país
sólo han dejado un promedio de 120 millones de dólares
por año (incluyendo las exportaciones de gas a Brasil desde 1999).
El saqueo legalizado del gas natural provoca en la población
una respuesta organizativa que se concreta en la Coordinadora para la
Defensa y la Recuperación del Gas, organización que cataliza
el descontento general y que con el apoyo del MAS, de la COB, del MIP;
aglutinan a sectores de la población boliviana descontenta con
las decisiones tomadas por el Gobierno de Sánchez de Lozada y
plantean una lucha frontal y abierta al Gobierno.
Gustavo Soto, en su artículo “El octubre boliviano del
2003”, publicado el 3 de diciembre del 2003 señala que el: “Protagonista
principal de esta movilización ha sido la población de
la ciudad de El Alto, la mayor parte de los 80 muertos y más de
500 heridos de bala provienen de esos 700.000 habitantes, en su mayoría
emigrantes rurales, mineros relocalizados en 1985, subempleados, autoempleados,
microempresarios de cueros y textiles, desempleados, organizados en sus
sindicatos, centros de estudiantes, gremios y sobre todo en sus Juntas
Vecinales.”
Se puede decir con absoluta certeza que este es un levantamiento Aymara,
si se toma en cuenta que a partir del 3 de octubre, miles de campesinos
de las Yungas bloquearon todas las carreteras principales que conducen
a La Paz, es aquí donde se producen las primeras muertes y luego
los organismos de poder deciden que las guarniciones del ejército
en La Paz fueron movilizadas y trasladadas a El Alto. Nos encontramos
con una particularidad importante, los vínculos entre la población
aymara-urbana de El Alto con la población aymara-rural de las
yungas, son parte de una expresión identitaria que se refleja
en los lazos familiares de las dos localidades, las relaciones económicas,
las propuestas de reciprocidad entre los aymaras urbano-rurales, así como
las cadenas de comercialización que se han generado entre estos
dos pueblos, los imaginarios con los que se construyen una forma de ver
y entender la realidad boliviana, pero básicamente como se va
legitimando en la sociedad occidental una identidad cultural que se reconoce
en el mundo urbano y que se legitima en lo rural, con el re-conocimiento
del otro como hermano, como idéntico y como aliado político
cultural para enfrentar la sociedad globalizante.
Este es un proceso que no se resuelve únicamente en la confrontación
física, entre las fuerzas del orden y las organizaciones sociales
de Bolivia, sino que va mucho más allá porque está cruzado
por un proceso de descolonización epistémica que muy acertadamente
se encuentra expresada por Silvia Rivera Cusicanqui -socióloga,
videoasta, integrante del Taller de Historia Oral Andina, Docente emérita
de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia- Bolivia:
metáforas y retóricas en el levantamiento de octubre Crucial
el papel de las mujeres. A la hora de las soluciones vuelve la política
de los caballeros al manifestar:
“El paro total de actividades, el vaciamiento de los mercados,
la negativa de los gremios de abastecer a la “hoyada" paceña,
se realiza precisamente en el momento en que la sociedad dominante toma
más distancia con respecto a la sociedad aymara de El Alto y las
laderas de La Paz. En octubre entramos en lo que se conoce como el awti
pacha: tiempo de hambre, tiempo de aguantar la aridez de la atmósfera
y la falta de lluvias, momento del ciclo anual cuando la gente se ajusta
los cinturones y se repliega a una fase de no-consumo, recurriendo a
las reservas de chuño, granos, carne seca, que permiten asegurar
una austera sobrevivencia hasta que llegue de nuevo la abundancia.
Y así se quebró de pronto el sentido común dominante,
que opone lo privado a lo público, la emocionalidad al raciocinio,
la ética a la política, pues aquí todas y todos
hemos pensado con el corazón y amado y odiado --amado a esos 85
muertos, a esos 500 heridos, odiado a sus victimarios y al sistema que
representan-- con toda la fuerza de nuestra lucidez y de nuestro pensamiento.
Entre tanto, esa sociedad y esa democracia de las y los de abajo, la
que convocó minuciosamente a organizar la rabia y a romper el
silencio, se sumerge de nuevo en el manqhapacha, retorna a los lenguajes
del símbolo y a los idiomas ancestrales, pero se mantiene vigilante
y alerta ante estos mecanismos de escamoteo que son tan sólo la
otra cara de la masacre: un maquillaje engañoso con el que las élites
patriarcales y coloniales, pretenden nuevamente encubrir su dominio arbitrario
y disfrazar su incapacidad de ejercer soberanía a nombre de todas
y de todos”.
Buena parte de este artículo recoge en forma textual los discursos
de los actores del levantamiento, esto obedece principalmente al respeto
que nos merecen los compañeros y compañeras que han estado
mucho más cerca del conflicto, también al compromiso institucional
de respetar la palabra de nuestras hermanas y hermanos; es por este mismo
motivo que no hemos querido ser los intérpretes de esa realidad
vivida sino más bien mediadores entre nuestros lectores y los
protagonistas sociales.
Para finalizar siempre existe la posibilidad de que alguien que está en
la orilla del frente nos muestre el camino a seguir para evitar caídas,
pero para la actual situación, resulta comprometedor y es que
las miradas no son las mismas por más que se intente evitar las
distancias sobre la base de nuestro pasado y presente común, por
más que tengamos un mismo compromiso y nuestras luchas recorran
un camino parecido, nos sentimos persuadidos a manifestar que su historia
es nuestra historia y viceversa.
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