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Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 5, No. 53, Agosto del 2003
Ya volvimos y somos millones
La construcción identitaria del ser andino
Primera parte
Pedro Mamani Choque
Al iniciar esta reflexión desde nuestro ser interior, desde la
raíz de nuestro origen, procurando aprender de la memoria histórica
de nuestros antepasados, se hace fundamental recordar aquella frase que
Tupac Katari gritó a viva voz: “UN DÍA VOLVERE Y
SEREMOS MILLONES”, una frase que para cada uno de nosotros, se
ha convertido en la luz y la meta a la que tenemos que llegar. El gran
caudillo indígena, mártir de la codicia blanca, a pesar
de sentirse vencido, con la frente en alto y con el orgullo de ser hombre
de esta tierra, no dio fin a su misión, sino por el contrario
inició una nueva etapa de lucha, que por cierto no concluyó con
su muerte, fue el comienzo de una nueva.
Ya volvimos, estamos aquí, somos millones y dispuestos a continuar
nuestra lucha, es verdad que han transcurrido muchos años, en
la que hemos tenido que vivir en oscuridad y silencio, confundidos en
nuestra propia tierra, atrapados por el dolor y la humillación.
El silencio y la oscuridad, el miedo a gritar la verdad, ha sido el motivo
para que tengamos que pagar un precio muy alto, sumiéndonos en
el olvido de nuestro ser, convencidos por la dominación, hemos
cerrado nuestros ojos, apretando los dientes para no ser pisoteados en
nuestro ser.
Ya el tiempo ha pasado, hemos despertado del silencio y de la oscuridad,
nuevamente estamos de pie, listos para continuar; es hora de dejar las
lamentaciones (el estar sujetos a los mismos pensamientos de dominación
colonial), de seguir cerrando los ojos, de callar nuestra verdad. El
momento ha llegado, es tiempo de decir quienes somos, es el momento de
recordar nuestra memoria histórica, de saber el principio de nuestra
raíz de ser y existir.
La memoria de nuestra historia, el construir nuestro ser andino, que
nos permitirá mostrar a los otros, lo que somos nosotros; de alguna
manera somos distintos, no somos iguales a los otros y esa diferencia
nos permite ser lo que somos. Del ayer, al ahora, estamos reconstruyendo
el gran ayllu, nuestro propio territorio, nuestro ser en sí mismo.
Finalmente, somos la esperanza de nuestro pueblo, ya volvimos y somos
millones, pero ¿qué estamos haciendo para construir nuestra
identidad andina?, ¿cuál será nuestro compromiso
para construir nuevamente nuestra identidad?, porque el tiempo ya ha
llegado y estamos aquí.
1. ¿QUIÉNES SOMOS?
En el mundo existimos una gran diversidad de seres humanos, tan distintos
unos de otros, que muchas veces nos confundimos en medio de tanta diversidad,
en este sentido se hace importante y necesario, reconocernos e identificarnos
en lo que somos y sobre todo quienes somos. En medio de tanta diferencia,
ha sido fácil olvidar nuestro ser verdadero, puesto que con frecuencia
corremos el riesgo de confundirnos y olvidar nuestro ser en sí.
La experiencia de vida que nos ha tocado vivir, tras la invasión
colonial, ha significado sin lugar a dudas, un motivo para no ser lo
que somos; es así que ser indio o indígena, se ha convertido
en motivo de vergüenza y rechazo a nuestro ser andino, procurando
ignorarlo y olvidarlo, para refugiarse y encubrirse en el ser del otro
dominante, es por eso que el indígena prefiere ser reconocido
como ciudadano o mestizo, pero no indio. Esta actitud de no querer ser
indio, de ninguna manera se puede condenar ni criticar; puesto que ser
indio, por lo general ha tenido y tiene una connotación de ignorante,
inculto, retrasado, marginado y sobre todo destinado a la servidumbre,
a no tener la oportunidad de ser, a no ser aceptado en la estructura
social, ser indio en sí mismo refleja una condición de
exclusión, omisión y sobre todo de opresión.
La experiencia histórica de dominación, ha sido en todo
sentido, motivo de no querer ser nosotros mismo, de reconocernos en nuestro
ser interior; mas por el contrario nos ha llevado a refugiarnos en el
ser del otro y así olvidar nuestra identidad. Es así que
nos hemos olvidado quienes somos, qué somos y qué queremos
ser; el olvido se ha convertido en un cascarón duro, provocando
en nosotros un sueño perdido en la oscuridad.
En este juego del tiempo y el espacio, de la memoria y la historia,
ha llegado el momento de decir, ¿quienes somos?; somos millones,
pero ¿quiénes somos?, dónde estamos. Aquí estamos
nuevamente, aymaras, quechuas, urus, chipayas, mapuches, y otros, que
en cierta forma nos permite conocernos y mostrarnos como andinos.
2. NUESTRA MEMORIA
Ante todo el indio o el andino, tiene una historia, un pasado que se
ha mantenido en la memoria de nuestros antepasados, a la que de una u
otra forma debemos recurrir para conocer nuestro origen cultural; es
en cierta forma el indagar en la visión de todas las dimensiones
del cosmos; el explorar en su organización cósmica y su
relación con ese cosmos; se constituye en el fundamento de nuestro
ser andino y de nuestro existir como tal.
Nuestra memoria andina, aquello que nuestros antepasados nos han dejado
como testimonio, es para nosotros el cimiento de nuestro ser; siendo
que desde ella, hoy en día podemos conocer nuestra identidad,
nuestros valores, nuestra historia y sobre todo nuestro ser andino. El
pasado histórico, no es un tiempo perdido, sino que es un tiempo
presente, es el punto de encuentro con nosotros mismos, es aquello que
no permite ser lo que somos.
Del ayer, al hoy, estamos aprendiendo a reconstruir nuestra historia;
conscientes de que el hoy significa un espacio distinto, con todos los
cambios vividos, es verdad que nuestros ojos ya no son los mismos, sino
diferentes, en la que nuestro corazón nos lleva a ser, otro nuevo;
es en este sentimiento que nos volvemos a encontrar con nuestra memoria
histórica. Un nuevo espacio histórico, con ojos cambiados,
hacemos un silencio profundo para encontrarnos a nosotros mismos, sumergiéndonos
en el encuentro con la memoria de nuestra historia.
La memoria y el despertar, se están convirtiendo de alguna forma
en el principio de nuestro ser, es así que desde nuestros ojos,
desde nuestro vivir, el tiempo pasado se hace presente. Pero el tiempo
presente sin la memoria de nuestra historia pasada, carece de sentido,
carece de fundamento y de su esencia de ser; como hijos de esta tierra
nos vemos en la necesidad de conocer nuestra historia, nuestra lengua,
nuestros principios, nuestros valores y nuestro ser en sí mismo
y desde ella comenzar a caminar hacia un futuro distinto, con el firme
sentimiento de encontrarnos y reconocernos como andinos.
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