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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 5, No. 46, enero del 2003

LA LUCHA POR LA REFORMA AGRARIA Y LOS CAMBIOS SOCIALES EN EL CAMPO

LA REALIDAD HISTORICA



1. Durante este siglo diversos países realizaron programas de Reforma Agraria

Los programas de Reforma Agraria tenían por objetivo enfrentar la gran propiedad latifundiaria y democratizar el acceso a la tierra para los campesinos pobres.

En forma general, se puede decir, que la experiencia de las Reformas Agrarias se basaron en dos grandes motivaciones. Hubo reformas agrarias capitalistas que buscaban sobre todo crear mercado interno para el desarrollo nacional de la industria y transformar a los campesinos sin tierra en pequeños productores autónomos, y también reformas agrarias socialistas que distribuían la tierra a los campesinos, pero estuvieron insertos en procesos mas profundos de cambio del modo de producción capitalista y por eso incluyeron otros mecanismos de colectivización de la tierra, de los medios de producción y de la nacionalización de la tierra.

Cada Reforma Agraria tuvo su característica peculiar de acuerdo con la formación histórica de sus países y con el grado de organización existente de los campesinos. Y la parte de polémica y diferencias en todas ellas, hubo un proceso de democratización de la tierra y de disminución de la pobreza y de las desigualdades en el medio rural.

2. En los países del tercer mundo, con raras excepciones, no se puede hablar de realizaciones, de verdaderas reformas agrarias, aunque allí residen el mayor número de campesinos pobres y donde el peso de la población rural es mas significativo. La ausencia de la reforma agraria, básicamente se debió a dos factores:

a.- a la existencia de un modelo capitalista dependiente, colonial que articuló la gran propiedad latifundiaria con la exportación de productos primarios;

b.- al poder político de las oligarquías rurales, grandes propietarios de la tierra, articulados con las burguesías locales y extranjeras.

EL PROBLEMA AGRARIO

3. En los países del tercer mundo donde no se realizó la Reforma Agraria, persiste un grave problema agrario para sus sociedades representado por el mantenimiento de la gran propiedad latifundiaria y por la alta concentración de la propiedad de la tierra en las manos de una minoría. Ese problema es la causa de la existencia de elevados niveles de pobreza, de la enorme desigualdad social, de las pésimas condiciones de vida de la población en el medio rural, del subdesarrollo crónico y dependiente de la economía y de la falta de perspectivas para los campesinos en general, obligados a migrar permanentemente.

4. Mas aún, esa situación se agravó, con la adopción por parte de la mayoría de los gobiernos, de políticas económicas neoliberales. Esas políticas subordinaron las economías agrícolas locales a los intereses del gran capital internacional, abrieron los mercados a las empresas multinacionales, elevaron las tasas de interés, desmantelaron los servicios públicos agrícolas, que son fundamentales para el desarrollo rural, como la investigación agropecuaria, asistencia técnica, y las políticas de precios, de crédito y de seguro. Eso provocó un aumento de campesinos sin tierra y la desesperación de los pequeños agricultores, que ya no encuentran en la agricultura una alternativa económica viable para el progreso económico y social de sus familias y comunidades. Hubo en los últimos años un acelerado proceso de destrucción de la pequeña propiedad y de la agricultura familiar, aumentando aún más la concentración de la propiedad de la tierra y de la producción y provocando el aumento forzado del éxodo rural, especialmente de jóvenes.

5. Ante el cuadro histórico de explotación a que están sometidas las economías periféricas de base agrícola, del agravamiento de las desigualdades sociales provocadas por el modelo neo-liberal, y del aumento de la explotación de los pequeños agricultores, mismo en el primer mundo, las organizaciones campesinas defienden, más que nunca la necesidad de una amplia política de reforma agraria, como instrumento, para eliminar la pobreza y las diferencias sociales y promover el desarrollo de nuestras sociedades.

LA NATURALEZA DE LA REFORMA AGRARIA

6. La reforma agraria no puede ser vista sólo como un proceso de distribución de la propiedad de la tierra. Más, en función del grado de desarrollo del capitalismo y de la explotación de las economías locales, debe venir unida con cambios en el modelo económico, social y político.

7. El acceso a la tierra por parte de los campesinos debe ser entendido como una forma de garantía de valorización de su cultura, de la autonomía de las comunidades y de una nueva visión de preservación de los recursos naturales, para la humanidad y para las futuras generaciones. La tierra es un bien de la naturaleza que debe estar al servicio del bienestar de todos. La tierra no es y no puede ser apenas una mercadería.

8. La reforma agraria significa, partir de la distribución de la propiedad de la tierra y acoplar otras políticas públicas que garanticen la democratización de los medios de producción y del control de la comercialización. Los gobiernos deben adoptar políticas que estimulen la agricultura familiar y cooperativa, por medio de precios, créditos y seguros.

9. La organización del trabajo y de la producción en el desarrollo de la reforma agraria, deberá pautarse por el principio de la ayuda mutua, de la cooperación agrícola, siendo flexibles en sus formas adecuadas a las realidades locales, partiendo de las más simples rumbo a las formas sociales más complejas, buscando optimizar el uso de los recursos naturales, el uso del capital del trabajo.

10. En el mundo contemporáneo, ante la oligopolización del control de las agroindustrias y la rapidez de los procesos tecnológicos, es fundamental que se garantice a los trabajadores del campo, la democratización del control de las empresas agroindustriales, que hoy, son las que transforman los productos agrícolas en alimentos. Y, que se garantice el derecho a la educación a los campesinos en todos los niveles.

El conocimiento es un patrimonio de la humanidad que debe estar a disposición de todo el pueblo, en especial de los pobres.

11. La reforma agraria debe estar unida a una política de soberanía alimentaría, esta última entendida como el derecho de todos los pueblos a planificar su agricultura para atender prioritariamente a toda su población, con alimentos en abundancia, baratos, de buena calidad y durante todo el año.

12. Es necesario adecuarse a los modelos tecnológicos, que sean oportunos para el aumento de la producción y productividad de los productos alimenticios, sin perjudicar la salud de los campesinos y de la población en general, bien como, sean adecuados a la preservación de los recursos naturales.

NUESTRAS FORMAS DE LUCHA

13. El ideal de la reforma agraria no puede ser visto apenas como una necesidad o bandera exclusiva de los campesinos, más como una solución social para los problemas de toda la sociedad. En esa perspectiva, solamente se viabilizará si estuviere inserta como una reivindicación, una plataforma de lucha de amplios sectores populares de nuestros países. Los campesinos solos, no conquistaremos la reforma agraria y los cambios en el campo.

14. Es necesario proponer los cambios en la agricultura, en la propiedad de la tierra y en los procesos de desarrollo rural, como parte de un nuevo proyecto popular para nuestros pueblos, donde haya un nuevo orden económico, social y político.

15. La fuerza concreta de los campesinos y del pueblo en general, reside en su capacidad de organización desde las bases, desde las comunidades. Y en su permanente disposición de luchar por sus ansias y derechos. Sea a través de la lucha directa, sea a través de grandes movilizaciones de masa.

Debemos crear nuevas formas autónomas de los campesinos, y de la población que vive en el medio rural, en torno a la organización económica productiva, financiera y de gestión del desarrollo rural, de acuerdo con las tradiciones organizativas de nuestros pueblos.

En este momento de la historia de la humanidad el capital internacional amplía su dominio y su explotación, por medio de una globalización excluyente, es fundamental que los pueblos del tercer mundo, los trabajadores en general, y en especial los campesinos articulados en la Vía Campesina, se organicen y también desarrollen formas de comunicación, intercambio y de luchas internacionales, para enfrentar al enemigo común.


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