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Boletin ICCI Rimai
Publicación mensual del Instituto Científico de Culturas Indígenas.
Año 3, No. 29, agosto del 2001

Conferencia Mundial contra Racismo: Una Conferencia sin Estados Unidos

Eduardo Tamayo


Para el 7 de septiembre se había previsto el acto de clausura de la Conferencia contra el racismo, pero los desacuerdos principalmente en torno al conflicto del Medio Oriente, a las injusticias del pasado y las reparaciones, obligaron a posponerlo para el día siguiente. Sean cuales fueren los resultados, esta Conferencia ha demostrado sobre todo la falta de voluntad política de los Estados para comprometerse en una seria lucha para acabar con la discriminación racial.

Al hacer un primer balance de la Conferencia contra el racismo, lo que emerge como positivo proviene del lado de la sociedad civil antes que de los gobiernos. En efecto, tanto en el Foro de las ONGs como en la Conferencia misma, se pudo apreciar el avance del movimiento mundial anti-racista.

En Durban se ha logrado "articular distintos sectores afectados por el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, y formas conexas de intolerancia en todo el mundo, con sus propios planteamientos, con sus propias voces, con sus propias propuestas", dice la nicaragüense Myrna Cunningham, quien formó parte de la directiva del comité internacional de ONGs que tuvo a su cargo la organización de Foro.

El avance fundamental del Foro mundial de ONGs es "habernos conocido y comenzado a entender las luchas de los diferentes sectores, y esto se refuerza con el hecho de que la juventud también comenzó a articular un plan de lucha contra el racismo", añade Cunningham.

Pese a los problemas de coordinación y de traducciones, el Foro de ONGs aprobó documentos que marcan un claro compromiso con el pueblo palestino ocupado militarmente por Israel; nombra a las principales víctimas del racismo en el mundo (pueblos indígenas, africanos y afrodescendientes, dalits, rom, migrantes, etc.); pide que el esclavismo y la trata de esclavos sean declarados como "crímenes contra la humanidad"; demanda el establecimiento de compensaciones y reparaciones para las víctimas del colonialismo y el esclavismo; señala que se deben reconocer las formas agravadas de discriminación por motivos de raza, color, descendencia, origen social o étnico, orientación >sexual, edad, propiedad, nacimiento, cultura, nacionalidad, condición social o económica, discapacidad, etc.

Las expectativas de alcanzar una declaración y un vigoroso programa de acción, para superar el racismo y la discriminación >racial, casi se han desvanecido ante la falta de voluntad política de los Estados, que se negaron incluso a identificar a las víctimas. Muchos de ellos vinieron a defenderse antes que a reconocer los problemas de racismo y tratar de enmendarlos. En este sentido, varios diplomáticos, en sus discursos, describieron países ideales, libres de toda discriminación, que sólo existen en sus cabezas.

"Los Estados llegaron no a abordar las violaciones de derechos humanos y los problemas del racismo en sus países, sino a defenderse. Esta Conferencia se concentró más en temas políticos que en el racismo, y eso es lamentable", dice Alberto Saldamando del Consejo Internacional de Tratados Indios.

Las múltiples denuncias, diagnósticos, informes e impresos que circularon en esta Conferencia pusieron en evidencia la profundidad y la amplitud que han adquirido los fenómenos racistas. Estos involucran a inmensos grupos humanos: sólo pensemos en los 300 millones de indígenas, en los 120 millones de migrantes, en los 260 millones de dalits de la India y otros países del sur del Asia, en los más de 100 millones de afrolatinoamericanos y afrocaribeños, sin mencionar a las poblaciones de los continentes africano y asiático, cuya pobreza y atraso tienen que ver, en mucho, con las antiguas y nuevas formas de colonialismo y de esclavitud.

Muchas contradicciones que atraviesan al mundo globalizado se han expresado en esta Conferencia contra el racismo. Y entre las principales se puede mencionar la brecha entre el opulento Norte y un Sur mayoritariamente sumido en la pobreza, entre el Occidente que aspira a unificar el mundo bajo el estandarte del mercado y un Oriente que vuelve a sus raíces y se niega a ser absorbido, entre los gobiernos y la sociedad civil.

En este evento mundial se ha puesto de manifiesto la arrogancia de las élites no sólo del mundo industrializado, sino de muchos países del llamado mundo en desarrollo, que enviaron delegaciones de nivel medio o bajo. La presencia, en el acto inaugural, de 12 mandatarios africanos de los 15 que asistieron, proyectó más bien la imagen de una conferencia africana que la de un evento mundial.

El conflicto del Medio Oriente fue intencionalmente sobredimensionado por Estados Unidos para echar una cortina de humo sobre los problemas reales del racismo en ese país y no abordar con claridad la cuestión de las reparaciones, el tema de los pueblos indígenas y el establecimiento de un programa de lucha contra el racismo.

"Caímos todos en la trampa, porque todos tuvimos que abordar los problemas de Medio Oriente, pero no fue tema impuesto por las víctimas de Medio Oriente, sino impuesto a la Conferencia por los intereses políticos de los Estados Unidos", dice Myrna Cunningham.

Si bien fue muy publicitado el retiro de Estados Unidos e Israel de la Conferencia, menos conocidos fueron sus esfuerzos ocultos para hacerla fracasar y que incluyeron las presiones y la difusión de rumores para intentar una deserción masiva. Aunque no lograron su propósito y la Unión Europea se mantuvo en las deliberaciones, esta amenazó constantemente con retirarse si se insistía en equiparar sionismo con racismo. Mantuvo, asimismo, una posición inflexible sobre los temas del colonialismo, la esclavitud y las reparaciones.

"Para nosotros, no es nada nuevo que no quieran abordar con profundidad el tema del racismo y que utilicen posiciones de chantaje para no profundizar en los temas que tienen que ver con las reparaciones, con las soluciones a todas las consecuencias históricas de la colonización, de la conquista de América, de la conquista de otras partes del mundo, de las que se beneficiaron", dice Cunningham.

Así las cosas, para las ONGs Durban marca el inicio de nuevos procesos de coordinación y avance en la lucha contra el racismo. Cabe preguntarse qué huellas habrá dejado en los gobiernos.


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