Publicación mensual del Instituto Científico de Culturas Indígenas.
Año 3, No. 29, agosto del 2001
Taita Leonidas Proaño: Discipulo del pueblo
Patricio Del Salto Galán
INTRODUCION
Al cumplirse el XIII aniversario del retorno de Leonidas
Proaño, al Inti Yaya, al corazón de la Allpa Mama y al reencuentro con
nuestros Mayores; es urgente volver nuestras conciencias a las huellas que
dejaron sus pies libres, serenos y fecundos; caminando como hermano, compañero,
amigo, discípulo y maestro del pueblo. Es importante recordar su fe en los
pequeños y excluídos por el sistema capitalista que hoy se presenta con un
nuevo rostro neoliberal globalizante, más tecnificado y fantasioso, que
extiende sus garras con nuevas estrategias supuestamente solidarias para atraer
a sus presas hacia la total servidumbre, a cambio de brindarles migajas de su
poder corrupto y corruptible.
SUS PRIMEROS MAESTROS
Un fruto no se cosecha de la noche a la mañana. De la misma
manera, una persona como Leonidas Proaño Villalba, que se constituyó en un
árbol imperturbable, enraizado en sus principios y siempre fiel a ellos, no
aparece de la noche a la mañana. El es fruto de un cultivo asiduo desde que fue
una pequeña semilla. Fue sembrado en el terreno fértil de su familia,
alimentado y regado con un profundo ejemplo y consecuencia. Es allí, en el seno
de su familia pobre, en donde aprende los principios fundamentales, que se
constituirán en la sabia que nutrirá sus tiernas raíces, que un día serán
fecundas. Recordemos sus palabras:
“Soy hijo de familia pobre…
Teníamos que trabajar, por lo mismo que éramos pobres…
Tanto mi padre como mi madre dedicaban largas horas del día
a tejer sombreros de paja…
…Recuerdo que llegué a cumplir esta tarea
satisfactoriamente y que me sentía orgulloso de ver mis manos ampolladas,
sangrantes y luego encallecidas.
…, durante unos pocos años, mi padre arrendó unas cinco
hectáreas de tierras. Entonces también aprendí a sembrar, a desyerbar y a
cosechar” (Mons. Proaño, s/a , pp. 21-24).
Sus padres inculcaron en él el amor al pobre, al trabajo, a
la verdad, a la honestidad, a la valentía, a la libertad,…:
“Tanto mi padre como mi madre tenían un grande aprecio a
los indígenas. Parecía que encontraran un gozo especial en conversar con ellos
y en servirles…
Ese amor y respeto a los pobres, particularmente a los
indígenas, llegó a formar parte de mi propia existencia. Por esto, he dicho
más tarde que no he querido nunca ser traidor a los pobres, pues nací en un
hogar pobre y aprendí en ese mismo hogar a amar a los pobres…
…, ahora digo que también la amistad de los pobres es un
don y que también este don viene acompañado de un mensaje” (ibid. p. 71).
“De lo ajeno, ni una aguja”. Esta es una frase que se
repetía mucho en el seno de mi pequeña familia y que tenía que ver,
particularmente, en nuestras relaciones con los demás pobres.
De igual manera no debía decir mentiras por nada de este
mundo, aunque por decir la verdad pudiera sobrevenir dificultades y castigos…
La honradez, en relación con la verdad, sembró en mi ánimo
una especie de culto por la verdad…” (ibid. pp. 26-27).
“Así, el respeto a los bienes ajenos y al derecho que
tiene toda persona a la verdad imprimieron en mí uno de los rasgos
característicos de mi personalidad, para toda la vida…
Se trata de buscar la verdad, para que brille, por encima de
todo y de todos. Debemos decir la verdad. Debemos hacer la verdad. La verdad se
dice con la palabra. La verdad se hace con la actitud. Nada de dobleces ni
engaños, porque si aspiramos a ser libres debemos ser esclavos de la verdad…”
(ibid. p. 232).
“Lo que más agradezco a mis padres es su permanente
educación en la libertad y para la libertad.
Todos sabemos que el culto a la verdad engendra la libertad,
al menos en teoría. Desde el punto de vista existencial, puedo decir que,
cuando se actúa con honradez, con verdad, se experimenta la libertad interior
que nada ni nadie puede arrebatarnos…(ibid. pp. 27-29).
“Del mismo modo como la honradez en relación con los
bienes ajenos, nos hace libres de toda traba interior para actuar con sencillez,
con claridad, con amor, también nos comunica esa tranquilidad de ánimo la
actitud que se llama valentía.
La actitud verdadera, esto es, la actitud de permanente
búsqueda de la verdad y de sumisión a la verdad, una vez que creemos haberla
encontrado, nos comunica una seguridad, una fuerza, una capacidad de aceptación
de desafíos y de riesgos que jamás puede proporcionar el miedo…
Dentro de este espíritu de valentía, debo colocar las
reflexiones que me hacía mi padre…, me decía: “Al soldado no se lo conoce
en el interior del cuartel. Al soldado se lo conoce en el campo de batalla. De
igual manera, al cristiano verdadero no se le forma en el interior de un
seminario, resguardándole con gruesos muros y con un reglamento que le sirva de
barrera. Al verdadero cristiano se le reconoce en medio de los peligros: debe
saber luchar contra los peligros de su propio ambiente con firmeza de carácter”
(ibid. pp. 29-32).
SUS MAESTROS LOS POBRES
Siguiendo el ejemplo de su Maestro Jesús el Cristo, que se
encarnó en el pueblo Hebreo y que categóricamente afirmó: “Yo te bendigo
Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos de este mundo
y las has revelado a los pequeñitos”; Leonidas Proaño se encarnó entre los
pobres, particularmente entre los indígenas, allí descubrió que mantienen grandes
tesoros culturales, los mismos que los asume como valores llamados a redimir
nuestra sociedad ecuatoriana y a la humanidad. Los indígenas le ayudan a
reencontrarse con las raíces de su identidad cultural, por esto afirma:
“Tenemos que reconocer, no con vergüenza, reconocer con
valor, con aprecio, yo me atrevería a decir, con orgullo, que tenemos sangre
indígena, y que, juntamente con ella, hemos recibido de los indígenas,
admitámoslo o no, valores culturales indígenas…”(Mons. Proaño, 1990, p.
20).
Aprende de ellos a concebir a la tierra como Madre, a valorar
su vida comunitaria, su concepción del trabajo, del tiempo, del dinero, de la
política comunitaria, de la solidaridad, su percepción de un Dios en la
naturaleza, su potencialidad de lucha resistente y redentora… Considerando
todo esto hace la siguiente recomendación:
“Pienso, no sé si estoy soñador, que estos valores que
identifican al pueblo indígena en el Ecuador, están llamados a redimir a
nuestro país con el aporte y con el apoyo del pueblo no indígena a condición
de que este se redescubra a sí mismo, de que perfeccione su autoconocimiento o
su conciencia, su propia identidad, de que no se venda por dinero, por los
dólares, que no se venda a culturas que nos siguen pisoteando, que siguen
explotándonos y que siguen por lo mismo anulándonos como pueblo, como pueblo
con una identidad propia” (Mons. Proaño, 1989, p. 32).
Después de más de treinta años de trabajar entre y para
los pobres, afirma con la humildad de los grandes:
“…cuanto he vivido y he aprendido no ha sido extraído de
las aulas universitarias de mi país o de algún otro país del mundo, sino de
la cantera del pueblo, porque mi Universidad ha sido el pueblo y mis mejores
maestros han sido los pobres en general y particularmente los indígenas del
Ecuador y de América Latina, considerados en Puebla como “los más pobres
entre los pobres” (ibid. pp. 5-6).
“Estoy convencido de que los indígenas conservan valores
extraordinarios. Si se logra tomar conciencia de ellos, expresarlos en la vida
práctica y organizada, esos valores están llamados a redimir a una sociedad
que se vuelve cada día más individualista y más conflictiva. Pienso que,
inclusive, un esfuerzo de este tipo puede contribuir a la redención del mundo
occidentalizado y capitalista” (Mons. Proaño, s/a, p. 229).
CONSAGRACION
Son a estos principios a los que se consagró Leonidas
Proaño. A los principios que recibió de sus padres; a los principios que
aprendió en el evangelio liberador de Jesús encarnado entre los pobres; a los
principios de sabiduría presente en los empobrecidos y de una manera particular
a la sabiduría ancestral presente en el corazón de los pueblos indígenas.
Principios que hoy en día tanta falta hacen y a los que debemos consagrarnos
todos los seres humanos que tenemos la firme esperanza en la construcción de
una SOCIEDAD NUEVA.
Estos principios son los que hoy pretende deborar el sistema
neoliberal, para el cual los únicos valores son los que generan las ganancias
producidas por las leyes omnímodas del mercado. Sistema anticrístico de muerte
que produce una suculenta felicidad solo para unos pocos. A este sistema
capitalista, Leonidas Proaño consibe de esta manera:
“El capitalismo es frío, como es frío todo lo que es
metálico. No le importan los hombres ni los pueblos. Le importan las ganancias.
Y solamente le importan los hombres y los pueblos en la medida en que éstos le
proporcionan ganancias. Para poder devorar ganancias, devoran hombres y pueblos.
Es frío, no tiene corazón” (Mons. Proaño, 1990, p. 118).
“Nuestro país, como tantos otros países de América
Latina, ha caído, desde mucho tiempo atrás, en las garras de este monstruo.
Dependemos de él de múltiples maneras. Somos su juguete. Nos hace pensar como
él piensa. Nos hace actuar como él quiere…
En el juego toma parte importante el FONDO MONETARIO
INTERNACIONAL. Ha venido a dar repetidamente consejos. Dentro de la
situación de dependencia, estos consejos equivalen a PRESIONES…
Pero el monstruo del capitalismo no habita sólo en el
extranjero, en los países llamados desarrollados, en Estados Unidos y Europa:
habita también dentro de los países latinoamericanos, dentro de nuestro propio
país. Esa raíz gruesa y profunda tiene ramificaciones. Ese monstruo tiene
tentáculos aquí, dentro de nosotros” ( Mons. Proaño,1983, pp. 8-10).
Todas sus energías las consagró a la construcción de una
sociedad alternativa a este sistema capitalista, y para ello trabajó por la
construcción del hombre nuevo con los más nobles ideales y la destrucción del
hombre viejo con sus intereses mezquinos.
CONCIENTIZACION, EVANGELIZACION Y POLITICA
Para la consecución de estos objetivos puso en práctica el
proceso de CONCIENTIZACION, que no es otra cosa, que el caminar con el pueblo
con una pedagogía que respeta al pueblo, que cree en la capacidad de
análisis del pueblo y que por lo mismo es el sujeto del descubrimiento de la
realidad con sus diversos matices. Su magistral apoyo consistió en ser un
MAESTRO DE LA PREGUNTA ADECUADA, DE LA SISTEMATIZACION RESPETUOSA, Y DE LA
PALABRA PRECISA, VALIENTE Y OPORTUNA.
Desarrolló una auténtica EVANGELIZACIÓN LIBERADORA, que
posibilita el descubrimiento de los deberes y derechos que tenemos como hijos de
Dios. Que nos ayuda a tomar conciencia de las palabras de Jesús: “He venido
para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Palabras que anuncian vida
abundante para todos y no solo para unos pocos. Es importante recordar sus
propias palabras:
“Dentro de este panorama desolador, he sido testigo,
durante más de treinta años, del poder liberador del Evangelio, vale decir, de
la continuidad de realización de los signos con que Cristo acompañaba la
proclamación de la Buena Nueva a los pobres. Efectivamente, quienes estuvieron
ciegos ahora ven, quienes habían perdido la palabra, por causa de la opresión,
y estaban mudos, ahora hablan; quienes se sentían tullidos y paralíticos,
porque habían sido maltratados durante siglos, ahora caminan y se organizan
como pueblo” (Mons. Proaño, 1989, p. 7).
Propuso un COMPROMISO POLITICO auténtico, que conduzca a una
unidad efectiva y posibilite el cambio de esta realidad de injusticia, de
esta democracia de mentira, de esta sociedad huérfana de solidaridad:
“Sentémonos a reflexionar, a ver con claridad y luego
preocupémonos de conquistar una autodisciplina, una fuerza de carácter para
poder dar todo nuestro apoyo para poder comprometernos con las grandes causas,
no por algo pasajero, sino por la edificación de la sociedad nueva” (Mons.
Proaño, 1990, p. 123).
“Lo que llamamos pueblo quizá es ahora en buena parte
masa, multitud. Tenemos que contribuir nosotros para que el pueblo sea realmente
pueblo, para que su conciencia sea cada vez más clara y más crítica, para que
su solidaridad sea cada vez más fuerte, para que su compromiso sea cada vez
más decidido…” (Mons. Proaño, 1983, p. 8).
“Por esto, sueño en la posibilidad de una sociedad nueva.
Por esto veo la necesidad de crear conciencia también en las organizaciones
populares urbanas de la necesidad de una práctica económica, educativa y
política que sea convergente con el caminar del movimiento indígena, de modo
que no se produzcan competencias y conflictos, sino más bien colaboraciones
complementarias” (Mons. Proaño, s/a, p. 229).
SALVACION
“…Siempre estamos esperando que la salvación nos venga
de otra parte. Hay que dar una vuelta total. La salvación, hablando en
términos políticos, tiene que venir del pueblo, pero mediante una praxis”
(Mons. Proaño, 1983, p. 10).
Estas frases en primer lugar nos interpelan. En segundo lugar
nos alertan para no poner nuestra esperanza en falsos redentores; y, en tercer
lugar nos llevan a preguntarnos: ¿Estamos realizando un proceso de
transformación de esta sociedad confiando en la reflexión del pueblo? ¿En
estos últimos años, nuestra fe ha estado en el pueblo? ¿Cúanto hemos
dialogado con el pueblo? ¿Qué sentido tienen las “tomas de poder” si al
final no cambia nada a favor del pueblo? ¿Qué poder es el que queremos tomar o
construir y desde dónde lo estamos haciendo? ¿El trabajo respetuoso que
realizó Proaño en el pueblo puede ser una luz para este tiempo? …
Estas y otras preguntas surgen al recordar la vida de nuestro
hermano y compañero. Muchos dirán que ese camino de reflexión con el pueblo
es un camino muy largo y tedioso, los que hemos tenido la oportunidad de
aprender en el pueblo decimos que a la larga ES EL CAMINO MAS CERTERO. Es
evidente que este trabajo requiere de un gran esfuerzo conjunto, leamos lo que
nos dice a continuación:
“…Estamos llamados de todos los lados a aportar lo que
somos, lo que podemos, lo que hacemos. Ha quitarnos de la cabeza todo sectarismo
entre nosotros mismos, todo aire de superioridad y de manipulación…La visión
de Fe nos hace pensar que tenemos que buscar la unificación del pueblo y la
práctica de un pluralismo comprensivo, amplio, tomando en cuenta las diversas
capacidades…Todos debemos caminar en un mismo sentido.
…tenemos que tomar en cuenta a todas las clases populares,
con todas sus diferencias, con todas sus capacidades, y de que tenemos que tomar
en cuenta todas sus necesidades. Una tarea difícil pero necesaria…”(ibid.
p.9).
CONCLUSION
Necesitamos tomar conciencia de que el futuro de nuestra
sociedad dependerá, en gran medida, de las semillas que seamos capaces de
sembrar, con nuestro ejemplo, en el seno de nuestras familias e
instituciones educativas alternativas. Semillas-principios que
deberían tener los nutrientes de nuestra filosofía ancestral y los aportes
de mujeres y hombres que han luchado por una sociedad digna para todos; desde
esta perspectiva, es evidente que Jesús el Cristo también es una gran
vertiente de luz.
Debemos retomar nuestra fe en el pueblo, en su
capacidad de reflexión-acción, para desde allí continuar levantando
un proyecto de sociedad alternativa y de esta manera constituir un auténtico
liderazgo colectivo.
Si queremos construir, sinceramente, una NUEVA SOCIEDAD,
debemos demostrarlo superando nuestros intereses mezquinos, nuestras vanidades
personales y muchas veces sectarias, ya que estas actitudes son los más
grandes impedimentos para alcanzar una verdadera unidad, sin la cual
habremos perdido el tiempo y frustrado la esperanza del pueblo.
Bibliografía
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comunidad. 2da. Edición. Edit. Gallocapitán. Otavalo-Ecuador s/a. pp 251.
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MONS. PROAÑO, Leonidas: El profeta del pueblo,Selección
de sus textos. Co-edición CIUDAD-CEDEP-FUNDACION PUEBLO INDIO DEL ECUADOR-FEPP.
Ecuador, Estuardo Gallegos E.,1990. pp 410.
PROAÑO, Leonidas E.: Fe y política, Exposición
realizada en el Instituto Pastoral de Riobamba, sobre Realidad Nacional
Coyuntural, durante los días 17 al 20 de Octubre de 1983 en Santa Cruz.
MONS. PROAÑO, Leonidas E.: Crisis del capitalismo,
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