ICCI
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Boletín RIMAY
Revista Yachaikuna
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Boletin ICCI Rimai
Publicación mensual del Instituto Científico de Culturas Indígenas.
Año 3, No. 29, agosto del 2001

Editorial

Crisis de evaluación en tiempos de globalización


Todos festejamos eufóricos los beneficios y las bondades del mundo de la globalización que hoy vivimos, atravesamos una de las etapas históricas más significativas de la humanidad, describimos casi la totalidad de sus aciertos, es reiterativo las cualidades del crecimiento económico, se proclama el exitoso progreso de la sociedad. La humanidad experimenta una revolución tecnológica basada en la comunicación, la informática y la automatización, se implementa el esquema fundamental de una economía global sin restricciones. El ejercicio de la actividad humana está basado en la ideología de la competitividad y la eficiencia, en tanto, se afirma que, las relaciones laborales han mejorado sustancialmente y por supuesto se ha incrementado la economía de consumo, a partir de un diseño perfecto de la comunicacion dirigido al afianzamiento del comercio, con lo cual, las condiciones de vida de la población son excelentes.

Pues, esta es la lógica que ubicamos en la concepción y el comportamiento de los diferentes ámbitos de interés y esferas institucionales, nuestra sociedad vive la mejor época en sus oportunidades, son los momentos de la gran bonanza, gracias a la emergencia de una economía globalizada y a la apertura de un mercado común.

Quizá la euforia del éxito del modelo, el interés en la afirmación ideológica del proceso de globalización nos han ubicado en la situación de sociedades receptoras, sobredimensionado conceptual y artificialmente los beneficios del modelo en vigencia. Por tanto, es necesario configurarlo en su verdadera dimensión, examinar con profundidad el tratamiento, que no sólo se ha constituído en un tema de actualidad, sino considerado que es un fenómeno planetario que debe ser estudiado y asumido con responsabilidad desde la sociedad en su conjunto.

Desde nuestro criterio, es necesario remitirnos a los resultados de este proceso a partir de las experiencias de los pueblos en las que la aplicación de la fórmula global ha generado consecuencias nefastas en America Latina; y, particulamente en el Ecuador, donde el ensayo aún no ha terminado de implementarse. Se hace cada vez mas urgente desvirtuar el discurso de aplicación, procurando levantar un debate sostenido en los diferentes espacios sociales y populares.

Este proceso, para unos, resulta ser la extensión a todos los rincones del mundo del acceso a la información; para otros, se trata de la articulación de los mercados de bienes y capitales hacia todo el planeta. En tanto, varios tratadistas coinciden en señalar que al festín tienen cabida solamente los sectores de mayor productividad y alta competitividad, en postergación de una gran mayoría de la población, excluído de todos estos “beneficios”, agudizando aún más la brecha de la pobreza entre países, individuos, género, pueblos indígenas, etc. Es decir que, la racionalidad del sistema, se explica, de la manera como está interconectado entre la economía internacional, la economía doméstica de un país y la cotidianidad de las personas. (Para Oscar Ugarteche. Hay una interrelación fuertísima entre lo microeconómico y lo macroeconómico. Globalización y crisis en debate pág. 32 EL DESARROLLO EN LA GLOBALIZACIÓN Editorial: Nueva Sociedad. ILDIS Quito-Ecuador). Con lo que podemos coincidir, que el mundo de la globalización afecta en mayor o menor grado, directa o indirectamente a cada uno de nosotros, material y espiritualmente.

La economía global, se inaugura a fines de la década de los 80s y a inicios de los 90s con el colapso del sistema socialista, el desmoronamiento de la Unión Soviética y la desaparición del socialismo en la Europa del Este, con el derrumbe del muro que dividía los dos mundos. Es allí cuando se afirma y se impone el imperio de la globalización, sin cuestionamiento alguna y es la génesis de la acumulación del capital a escala mundial. Es en el lapso de esta década, cuando se ha desarrollado un mundo unidimensional, parcial, con un enfoque eminentemente economicista y de alta concentración de la riqueza. Este hecho, anula el desarrollo de otras dimensiones del quehacer humano, se propugna entonces, un comportamiento basado en la competencia, una cultura global de consumo, que procura homogenizar la conducta diversa de las culturas locales, con el soporte de un sistema político autoritario que va en función de afianzar el proceso de modernización en marcha.

El proyecto de la modernidad y la expansión del capital de la manera agresiva no tiene contemplación alguna sobre el reconocimiento de la diversidad cultural, por los derechos fundamentales a pervivir y desarrollarse en el marco de la especificidad y la diferencia en un mundo sin fronteras, donde el Estado se ha transformado en Mercado y satélite de intereses foráneos, sin dignidad ni soberanía, bajo la imposición de las compañías multinacionales y los designios de los organismos multinacionales, generando una economía de acumulación, una política de control, cultural y socialmente dominadas por intereses de la “modernidad”. Pero, estas reglas de juego admiten la existencia y la circulación de capitales especulativos, que no se destina para la inversión, que procure la reactivación económica de un país, el desarrollo integral y endógeno de las diferentes identidades locales. Es más se vive una situación de desigualdad, injusticia, inequidad y una veligerante descomposición de valores culturales y humanos.

Pero, en la época de despegue del proceso de globalización, paradójicamente se produce el surgimiento de nuevas formas de resistencia en varias regiones del mundo, en contra de la exclusión en los elementales derechos de la dignidad humana, especialmente pueblos portadores de una heredad cultural histórica, como es el caso de los pueblos cuya identidad y especificidad no son reconocidos por los Estados nacionales. Estas condiciones de adversidad han provocado reacciones también a escala global, es el caso de reacciones sociales en Europa, Oriente Medio, Asia y particularmente los mecanismos de resistencia implementado por los Pueblos Indígenas en varias regiones de América Latina, México, Ecuador, Bolivia y otros que frontalmente han desmostrado a un modelo enajenante y homogenizador. Sin embargo, la resistencia no viene tan sólo desde los pueblos o identidades indígenas, sino provienen de sectores amplios de la sociedad civil a nivel general, como es evidente ante el mundo las grandes movilizaciones a escala mundial como la de Seattle, Washington, Génova, entre otros, en contra de la OMC, FMI, Banco Mundial.

Cabe senalar que esta reacción, particularmente la de los pueblos indígenas, se ha manifestado en términos propositivos, a su vez, esta época ha permitido abrir espacios de reflexión y el surgimiento de nuevas propuestas y alternativas, son espacios que se generan a partir de una lógica distinta desde una convivencia armónica entre la humanidad y la madre naturaleza, desde donde se propugna una economía basada en la solidaridad, en los principios morales, la distribución equitativa de la riqueza, el respeto absoluto a la madre naturaleza, el reconocimiento y el respeto a la diversidad.

Los pueblos indígenas, desde cualquier espacio y ubicación geográfica Indo latino-americana, creemos que la extensión de los beneficios a escala global no puede ser tan sólo la apertura de los mercados y capitales, es importante establecer las condiciones para una internacionalización de la informacion e iniciativas organizacionales, mundialización de la ciudadanía participativa, la conformación de la sociedad civil de carácter planetario, la mundialización de la democracia, la práctica de una sociedad intercultural. Desde esta perspectiva, nuestros pueblos han forjado un nuevo contexto democrático, a partir de la lucha por el reconocimiento a la diversidad cultural, que supere los límites de la estructura actual e incorpore nuevas iniciativas y aportes de las identidades locales y otros sectores de la sociedad civil.

El Movimiento Indígena ecuatoriano, en sus acciones adoptadas como mecanismos de resistencia en el transcurso de los últimos tiempos, comprende una serie de transformaciones cualitativas, tanto en sus formas organizativas, como los cambios fundamentales orientados hacia la sociedad, cuanto la construcción de ejes fundamentales en sus luchas reivindicativas.

En tanto se incorporan nuevas demandas indígenas, fortalecen las acciones y lucha en el proceso de unidad, como se incrementa un elemento cualificador a este proceso, lo que significa el momento mas importante para el movimiento indígena cual es la PROPUESTA DE LA DECADA, la construcción de un Estado PLURINACIONAL y una sociedad INTERCULTURAL, esto marca una diferencia cualitativa con relación a otras luchas de la época contemporánea. La lucha en función de alcanzar del Estado el reconocimiento de su carácter de plurinacional, es porque se reconozca la DIVERSIDAD cultural e histórica y desarrollar una sociedad plural, en el marco del respeto mutuo y por el establecimiento de una verdadera unidad nacional. Es decir, implementar las condiciones necesarias hacia el reencuentro de lo diverso y establecer una convivencia armónica de la UNIDAD EN LA DIVERSIDAD, frente a un Estado autoritario, uninacional, excluyente; y una sociedad ecuatoriana marcadamente prejuiciada, racista e intolerante. La sociedad ecuatoriana se niega a reconocerse en la realidad de su historia y sus formas cotidianas no han contribuído a la construcción de una verdadera identidad nacional.

La plurinacionalidad es el eje estratégico en las que se articulan sus prácticas, sus organizaciones, su orientación en la lucha general en función de la sociedad nacional, entonces, esta lucha también se articula como una lucha política. En estas acciones existen eventos importantes dentro del proceso, la lucha por la reforma Constitucional a través de una Asamblea Constituyente y la Legislación ecuatoriana, la ratificación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo OIT; y, el reconocimiento a la existencia de los derechos colectivos y de los pueblos indigenas, propuestas que se formulan desde la Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE. Estos hechos históricos, son los que constituyen al movimiento indígena del Ecuador, en el actor social fundamental al final del milenio anterior e inicios del presente y a constituirse en el SUJETO POLITICO, con trascendencia determinante en la escena política nacional.

Sin embargo, también es necesario mencionar que la crisis aguda que atraviesa la humanidad, los avances y logros obtenidos desde nuevos sectores y actores sociales, disponen de estudios, cuantificacion de hechos, en esferas inaccesibles a los sectores amplios de la sociedad, esto demuestra que los resultados sólos no contribuyen de ningún modo a superar los graves problemas de la actualidad, parecen ser descripciones numéricas con resultados carentes de una visión y orientación, sin opción a asumir responsabilidades.

Pero los fenómenos y las dinámicas del mundo contemporáneo, nos obligan a hacer una pausa y reinstalar un escenario de mayor reflexión y análisis, en función de responder adecuadamente al proceso, creemos que es menester el impulso en la búsqueda de acuerdos y plantearnos mecanismos y condiciones hacia una evaluación necesaria en un momento altamente vulnerable y trascendental, es urgente una revisión y rediseño de las estrategias y cualificación los resultados. Es necesario desde una perspectiva orgánica de los actores y la sociedad civil, revisar la agenda general de nuestras acciones, frente al modelo, al ajuste estructural, las privatizaciones, en función de establecer una respuesta acertada a la situación cotidiana de la sociedad.

Ante todo, es urgente desde la crítica y la autocrítica encausar un proceso real de evaluación interna en todos los niveles y espacios organizacionales, actores históricos frente al modelo, al sistema y a la crisis general. La tarea de la realización frecuente de balances, es parte fundamental del proceso de lucha, es el ejercicio permanente de una acción transparente hacia lo interno y externo, en el marco de los principios éticos y morales.

En esta perspectiva, el movimiento indígena requiere de una mirada retrospectiva, como es su práctica en la acción cotidiana, en función de perfeccionar cualitativamente los resultados coyunturales y estratégicos, cuya misión es encausar un proyecto social, cultural, económico y político de gran envergadura. Además, la historia del movimiento indígena está atravesada por experiencias de éxitos y fracasos, pero sobre todo momentos de alto riesgo; sin embargo, ha logrado un crecimiento sustancial a finales de la última década, ha experimentado un salto cualitativo en los albores del nuevo milenio. Pero este crecimiento, nos da la lectura de que también ha generado una crisis, por lo que no debemos vacilar en realizar este gran cometido, evaluar la crisis de crecimiento del movimiento indigena.

Existen insumos para una agenda de evaluación general del proceso indígena, no es conveniente las retóricas coyunturales, es necesario enfrentar con rigor nuestras responsabilidades y retos, sobre la base de un proyecto histórico del movimiento indígena, cual ha sido nuestra conducta en cuanto a espacios de reflexión y balances, pero sobre todo el ejercicio del control social, el cumplimiento a las normas establecidas como, las resoluciones, las politicas de alianzas. Es urgente revisar la capacidad de conducción política en el contexto nacional, así como en función de profundizar nuestro debate interno y evitar la dispersión institucional y tendenciales en los espacios que se han forjado hasta aquí. El inicio del nuevo milenio, nos sitúa en la obligacion de actuar en concordancia con las exigencias reales, bajo la sustentación en un posicionamiento y responsabilidades, a enfrentar con firmeza las adversidades del futuro, con el reestablecimiento del verdadero proceso del movimiento indígena, en base a su posición ideológica que históricamente ha sido la columna vertebral en su estrategia de lucha.


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