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Publicación mensual del Instituto Científico de Culturas Indígenas.
Año 2, No. 15, junio del 2000
Diez años del Levantamiento del Inti Raymi de junio de 1990:
Un balance provisional
Por Luis Macas
1.- Las transformaciones políticas del Movimiento Indígena
El levantamiento indígena de 1990, conocido como el "Levantamiento del Inti Raymi", al tiempo que ha
incorporado a los indios como importantes actores políticos, ha provocado varias transformaciones en el
país a diferentes niveles. Así, es necesario reconocer que las percepciones que tenía la sociedad
ecuatoriana sobre los indígenas han ido cambiando, en el sentido de que ya no se nos mira como
precaristas o huasipungeros, no somos un gremio de campesinos, como se nos ha considerado desde la
sociología tradicional, inclusive aquella de izquierda, y que por lo tanto nuestra lucha debería ser una
lucha reivindicativa, en torno al parcelamiento de tierras y la reforma agraria. Ahora la sociedad
ecuatoriana mira al movimiento indígena de otra manera y el mismo movimiento indígena tiene ahora
plena conciencia de su identidad, lo que ha servido de base para realizar su propuesta nacional y al largo
plazo.
En este momento las condiciones en las que lucha el Movimiento Indígena son distintas de aquellas de
hace algunos años. Luchamos como un sector que busca hacer respetar sus derechos, pero también
reconociéndonos como entidades culturales, políticas, históricas. Desde esa conciencia se fortalecen y se
formulan las propuestas al conjunto de la sociedad ecuatoriana. Puede decirse que la propuesta política
del Movimiento Indígena Ecuatoriano es más bien la búsqueda y reafirmación de sus propias raíces
históricas. Encontrándonos en la historia podremos crear juntos una realidad diferente a la presente.
¿Cómo ha respondido la sociedad frente a nuestras propuestas? Existen, de hecho, varias interpretaciones
sobre las propuestas que ha realizado el Movimiento Indígena, unas que vienen desde la derecha política
del país, que ha minimizado nuestros planteamientos por cuanto consideran a los indígenas como una de
carga para el Estado y para la sociedad, o también como un obstáculo para alcanzar el desarrollo, la
modernidad. De ahí que para esta corriente sea necesario que el Estado proponga medidas paternalistas,
asistencialistas, clientelares, con altos contenidos de racismo y exclusión, para dirigir a los indígenas hacia
el camino de la modernidad. Los indígenas vendrían a ser los sujetos pasivos del cambio. El gobierno al
hablar de asistirnos nos reduce a los requerimientos básicos de la comunidad, intentando desconocer que
el Movimiento Indígena, se ha convertido en un sujeto social y político.
Para otros sectores, los indígenas quieren, copiando a ciertos sectores de la izquierda política, obstaculizar
la imposición de un determinado modelo económico, social y político, y, además, pretenden a través de su
propuesta de plurinacionalidad, fracturar el país creando países pequeños, contribuyendo, según ellos, a la
balcanización del Ecuador.
Estas percepciones demuestran el profundo desconocimiento de nuestra sociedad de sus propias raíces, de
su misma identidad, de su historia. Un desconocimiento que ha sido sostenido y auspiciado por los
sistemas educativos existentes, y, además, por las estructuras ideológicas del poder existente.
El Movimiento Indígena ecuatoriano, en ese sentido, ha alterado las raíces mismas de esa estructura de
poder y ha hecho que en el Ecuador este momento, no en todas las direcciones ni totalmente, se den
cambios profundos, quizá uno de los cambios más importantes sea el reconocimiento a una identidad
histórica, el reconocimiento de la existencia misma de los pueblos indígenas. El reconocimiento del
carácter plurinacional de nuestra sociedad y del Estado.
En efecto, uno de los aportes del Movimiento Indígena y que ha cambiado el discurso político en el
Ecuador es, definitivamente, la propuesta de constituir un Estado Plurinacional, de considerar la
diversidad étnico-nacional del Ecuador como un reconocimiento previo para construir la democracia. Es
decir, que nos reconozcamos cómo somos, qué somos, y que de alguna manera haya un cierto avance en
superar los prejuicios existentes, ése es el aporte del Movimiento Indígena.
De 1990 a la presente fecha, el país ha discutido los temas de la plurinacionalidad y ha reconocido el
carácter plurinacional del Estado. Ha reconocido a los pueblos indígenas como naciones, y ha
incorporado los Derechos Colectivos a la Constitución vigente. Ha visto la confluencia de diversos
sectores sociales alrededor de una propuesta política inédita en el país como es el Movimiento
Pachakutik, y que ha posibilitado que por vez primera en nuestra historia muchos gobiernos seccionales
estén bajo manos indígenas. Todo ello ha sido el producto de una dura lucha, que viene desde hace más
de quinientos años.
En todo este periodo, se ha abierto un espacio nuevo en la sociedad ecuatoriana, se han incorporado
nuevos temas al debate político nacional, se ha logrado la confluencia de diversos sectores sociales dentro
de un mismo proyecto de cambio; en ese sentido, hay un salto cualitativo del Movimiento Indígena que
abre nuevos retos, nuevos desafíos, nuevas alternativas y nuevas perspectivas a la historia contemporánea.
El Movimiento Indígena ecuatoriano se ha ido transformando y sus principales cambios han sido políticos.
Desde el levantamiento del "Inti Raymi", somos testigos de que esa transformación política del
movimiento indígena ha significado una transformación profunda del Ecuador.
2.- El proyecto político del Movimiento Indígena
El proceso por el cual el Movimiento Indígena ecuatoriano ha ido consolidando sus posiciones políticas y
su proyecto al largo plazo parte desde la incomprensión y la ceguera del Estado y de la sociedad en
general, en el sentido de que los Pueblos Indígenas no existimos como entidades diferentes y por tanto no
tenemos el derecho a vivir nuestra diferencia. Por ello, en toda esta década se ha apuntado como objetivo
estratégico del Movimiento Indígena, a hacer sentir nuestra presencia histórica, viva, con propuestas de
alcance nacional y que incorporan a otros sectores de la sociedad ecuatoriana, sin dejar por eso de lado
nuestras propias demandas.
Hay un proceso de lucha en el Movimiento Indígena que va desde hasta cómo mejorar las condiciones de
vida en nuestras comunidades hasta aquellas de cambio radical del sistema social y económico imperante.
Hemos sido testigos en estos últimos tiempos de la confrontación directa con el Estado, una
confrontación en la que somos el único sector organizado que ha interpretado y catalizado las demandas
de la mayoría del pueblo ecuatoriano, puede decirse, entonces, que el Movimiento Indígena ha ganado un
rol de liderazgo, de protagonismo, de interlocutor válido frente al Estado, frente al poder.
Esta situación nos lleva a considerar el proyecto político del movimiento indígena que fue ya delineado
desde antes del Levantamiento del Inti Raymi, y que se ha consolidado en estos últimos tiempos. En ese
proyecto político nuestro horizonte ha sido el de cambiar profunda y radicalmente las estructuras del
Estado Ecuatoriano, y las formas por las cuales el Estado y sus clases dominantes han ido imponiendo su
poder sobre el conjunto de la sociedad.
El Movimiento Indígena ha tenido siempre muy claro el significado del poder. Los acontecimientos de
enero pueden comprenderse desde una visión que abarque los importantes procesos políticos de esta
última década. Siempre hemos tenido una visión que comprende a la historia como parte de grandes ciclos
de tiempo, y que sustenta nuestra propia cosmovisión. Para ser poder es necesario una concepción previa
de poder, y para el movimiento indígena el poder radica en las comunidades, en la capacidad real y
efectiva que tienen nuestra organizaciones nucleares, la comuna, el centro, la cooperativa, para decidir de
manera soberana, independiente, participativa, justa, y ética el destino de cada pueblo, de cada persona.
Ahí radica la esencia del poder.
Lo que el Movimiento Indígena ha propuesto es siempre una construcción desde abajo desde las bases,
desde los cimientos, del poder. No es una idea nueva. Ahora dicen que los indígenas se quisieron tomar el
poder, pero éste no está en asaltar el Congreso Nacional, el palacio de gobierno. En realidad ésos son
mecanismos, no para tomarse el poder, sino para abrir el espacio de la política hacia la construcción del
poder democrático y participativo.
Esta construcción desde abajo ha sido siempre nuestra propuesta, desde el gobierno comunitario, desde su
fortaleza, desde allí se formularía un poder diferente. Ello significa que para construir el poder es
necesario la participación de la sociedad en su conjunto y como sujetos activos. En ese sentido, las
nociones de ciudadanía, de sociedad civil e, incluso, aquellas de Estado, deben cambiar, deben
transformarse.
El objetivo es trasladar el poder de la comunidad al Estado, es decir, que el poder esté en manos de la
comunidad, y no que esté en manos de un determinado grupo privilegiado, como sucede en la actualidad.
Esta visión no es utópica ni fuera de la realidad. De hecho existe y es parte de la cotidianidad de nuestras
comunidades. Nosotros proponemos a la sociedad una forma diferente de hacer y concebir la política
basados en nuestras raíces, en nuestra historia, en nuestra memoria y en nuestra vivencia.
3.- La búsqueda de consensos como nueva forma de construir la democracia
Dentro de esos cambios que el Movimiento Indígena ha propuesta a la sociedad ecuatoriana, es el cambio
del Estado. El Estado debe reconocer la diversidad y complejidad de la realidad actual de la sociedad,
porque solamente cuando tengamos la oportunidad de ver con objetividad lo que es el Estado desde los
diferentes sectores, habrá participación, de lo contrario desde la visión de un solo sector, se construye un
Estado homogenizador, que somete, no consulta. Que impone y no dialoga. Que habla y no escucha. Se
debe cambiar el rol del Estado, empezando por la participación de toda la sociedad en los problemas que
aquejan a toda la sociedad. Es decir, se deben buscar las formas de consensuar la resolución de los
conflictos a través de un verdadero diálogo.
La búsqueda de consensos es una de las prácticas más antiguas de la sociedad indígena. El consenso es la
parte fundamental de la comunidad. Sin consensos las comunidades no podrían existir. Todas las
decisiones importantes que se toman al interior de la comunidad se las hacen con la participación de todos
los miembros y a través del diálogo que busca alcanzar acuerdos estables y concertados en base al
consenso.
Es esta práctica política la que el Movimiento Indígena ha propuesto a la sociedad y al Estado para
construir la democracia. La inserción de elementos válidos del mundo indígena en la democracia, como el
diálogo y el consenso, son parte también del reconocimiento a la diversidad. Son parte de la
plurinacionalidad del Estado. La práctica de buscar consensos a través del diálogo consolidan la
democracia y evitan la conflictividad que opone los intereses de diversos actores de manera
irreconciliable. En nuestras comunidades hay diferencias que a primera vista aparecerían irreconciliables,
y, en efecto, cada participante, reclama para sí el derecho a la verdad. Pero el diálogo de la comunidad,
que no se agota hasta llegar a un consenso entre los actores hace posible llegar acuerdos ventajosos y
duraderos.
Este es un elemento válido para la democracia en nuestro país, porque siendo una práctica diferente a lo
que hasta ahora se ha llamado "decidir democráticamente", los consensos, independientemente de su
mecánica, son una práctica que se la puede implementar a otros niveles, en la política nacional, por
ejemplo, de tal manera que podemos empatar la democracia como gobierno de las mayorías y los
consensos como práctica política para llegar a acuerdos, y éstos serían válidos en el ejercicio de los
acuerdos logrados a nivel nacional y abrirían el espacio de la democracia hacia maneras diferentes de
participación social.
Sin embargo, el diálogo tal como se propone en realidad es una imposición del poder. Se llama a un
diálogo, a una concertación sin tener la voluntad política para hacer el más mínimo cambio. En relación al
consenso practicado por las comunidades indígenas es una forma de concertación que varía de acuerdo a
los intereses de quienes convocan, de acuerdo a la agenda de a quiénes representan, no tiene nada que ver
con la democracia ni con la búsqueda de acuerdos.
Así el Movimiento Indígena, los movimientos sociales, ¿qué pueden hacer con una agenda diseñada por el
Estado, marcada de antemano por intereses, en torno a los cuales va a girar el diálogo? La diferencia con
nuestro llamado es que convocamos de acuerdo a los intereses del pueblo, con propuestas concretas; así
por ejemplo, hablando del modelo neoliberal, el gobierno invitará a los movimientos sociales, al
movimiento indígena para perfeccionar el modelo económico que se está implementando, y lograr así una
legitimidad social que le permita imponer ese modelo sin provocar resistencias en el pueblo.
Un llamado a la concertación nacional hecho desde el Movimiento Indígena, en cambio, podría resumir
los intereses del pueblo y convertirse en una alternativa. El Movimiento Indígena con su autoridad moral
puede invitar a los diferentes sectores del Ecuador, para debatir con propuestas alternativas al modelo
neoliberal vigente que el gobierno intenta implementar.
¿Cómo dialogar, por ejemplo, cuando el gobierno ha decidido que no hay marcha atrás con la
dolarización? ¿Ha escuchado el gobierno las opiniones de todos los sectores, incluidos aquellos como los
exportadores, industriales? ¿Ha tomado en cuenta a los diversos sectores de la sociedad? ¿Debemos
acudir a un diálogo sobre una agenda preestablecida, para escuchar ciertas concesiones, pero ya desde sus
intereses?
En el XV Congreso de la ECUARUNARI, se definieron aspectos muy importantes sobre las condiciones
que deberían existir para un diálogo con el Estado. Se asumió también la tarea de buscar alternativas a la
dolarización y al modelo económico vigente, para que el sector político tradicional entienda que el
Movimiento Indígena, no va a dialogar como pordioseros pidiendo migajas, o limosna para los indios.
Nosotros vamos a buscar un diálogo en el cual se definan políticas de Estado para los pueblos indígenas,
políticas sociales para los pobres, políticas económicas alternativas frente al modelo neoliberal, políticas
de gobierno basadas en la transparencia, la democracia, la equidad y la justicia.
4.- La creación del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik - Nuevo País (MUPP-NP)
La propuesta política del Movimiento Indígena ha tenido, hasta el momento, una estrategia definida, y es
la conformación de un frente amplio que aglutine y que amplíe la cobertura de lucha, con la finalidad de
ampliar su espacio histórico con otros sectores importantes de la sociedad civil. El incursionar político del
Movimiento Indígena, implica cambios, sugiere que esta incursión política nacional ha significado en
realidad una forma, por llamarlo de alguna manera, de democratizar la democracia, de profundizarla, de
darle nuevos contenidos.
Creemos que este proceso ha empezado, cuando se conforma el Movimiento Pachakutik. Si bien éste
tiene un fondo simbólico e histórico identificado con el Movimiento Indígena, el Movimiento Pachakutik
es parte de una lucha general del pueblo, una lucha renovada que no le teme a la participación en los
espacios institucionales, y que se convierte en una opción de cambio para la sociedad.
La identificación del pueblo con el MUPP-NP, es evidente y esa identificación explica que se hayan
logrado en estas últimas elecciones seccionales, 27 alcaldías, 5 prefecturas de un total de 22 y un
porcentaje que va entre el 60% y el 70% para las juntas parroquiales. Esto expresa el deseo de ir
construyendo la democracia desde abajo.
El crecimiento de una propuesta nacional, está expresado en el triunfo del MUPP, es decir que la
propuesta es válida a largo plazo, se consolida en los sectores populares. Despectivamente, la derecha, la
oligarquía, han dicho que el Movimiento Pachakutik es de los indios, pero con el triunfo de 27 alcaldías,
es evidente que se trata de un proceso nacional, que involucra diferentes actores sociales además de los
indios.
Este momento el gran reto del Movimiento Pachakutik- Nuevo País es el de implementar una estrategia
de poder, de manejo del Estado; hay que trabajar en este sentido. El MUPP-NP, de quien el país advierte
el crecimiento, puede ser el centro de convocatoria para llegar a acuerdos más globales, en la acción
política y en la búsqueda de los consensos para el país, no tanto pensando en las dignidades y personas,
sino más bien en una propuesta de Refundar el Estado.
5.- EL valor simbólico del nombre PACHAKUTIK
Pachakutik significa un accionar político distinto, desde una lógica diferente; no se trata de un slogan más,
no es tampoco ni simplemente el nombre de un partido político, o una expresión política cualquiera.
Pachakutik significa EL RETORNO DE LOS BUENOS TIEMPOS, que expresa cambios profundos en la
concepción de la sociedad, del Estado, de las personas. No se trata solamente, por decirlo de alguna
manera, de la fría cuestión de los cambios político, sino más bien hace referencia a cambios de actitudes,
de conductas en el quehacer político social e individual. Lo primero que se plantea desde el Pachakutik,
desde su visión es necesariamente los principios éticos con los que se manejaron nuestros antepasados
(ama shua, ama quilla, ama llulla) ése es el Código de la Vida, pero en la interpretación actual
necesariamente significa incorporar la ética a la política, es incorporar en el accionar político, en la vida
cotidiana, la identidad, la reflexión sobre ella, de allí parte todo.
Pachakutik pretende hacer de la política un espacio de ética social, un espacio de responsabilidad sobre el
futuro y sobre el presente, una responsabilidad sobre las personas y también sobre el entorno (la pacha
mama). La ética en la política implica el reconocimiento a lo diverso, la tolerancia, la aceptación del
carácter plurinacional de nuestras sociedades. Significa también la comprensión de que existen formas
diferentes de ver el mundo que son válidas y que deben ser protegidas y respetadas por todos.
Pachakutik es una visión en la cual todo se mueve en el espacio, pero el espacio desde la cosmovisión
indígena no es un espacio lineal, un espacio del pasado, presente y futuro, más bien es un espacio en
espiral, que tiene a su interior ciclos de tiempo; en la expresión del Pachakutik esto quiere decir que cada
uno de los ciclos tiene un valor, los ciclos son de 10, 50, 100, 500 años, y en esos ciclos de tiempo existen
cambios porque en nuestra cosmovisión mientras hay cambios de tiempo, también cualitativamente hay
cambios fundamentales en las sociedades humanas. Nuestros antepasados hacían la evaluación de cuánto
hemos mejorado a través de cada ciclo de tiempo.
Cuando nosotros proponemos el Pachakutik como nuestro símbolo de participación política, esto no
necesariamente debe ser asumido como la manera de reemplazar una forma de hacer política alternativa a
la izquierda tradicional, sino más bien comprender que se trata de un aspecto cualitativo en esta forma de
ver el mundo, de los permanentes cambios positivos que se dan en el tiempo y en el espacio.
Pacha es el tiempo y Kutik es el proceso, es la circulación, la continuidad, permanencia y cambio, pero
también significa retorno. Cuando decimos permanencia y retorno, permanencia en el tiempo, retorno en
el espacio, siempre expresamos un retorno cualitativamente mejor que el anterior, son tiempos nuevos,
tiempos diferentes, es la instauración de un tiempo nuevo.. El Movimiento Indígena con su propuesta a
partir del reconocimiento a un rasgo de su identidad, está proponiendo una sociedad nueva, distinta,
diferente.
"Regresaré y seremos millones", decían Tupac Amaru, Atahualpa. Ellos hablaban desde el retorno del
tiempo que será diferente. Para el Movimiento Indígena muchas veces las pérdidas significan a la larga
triunfos, significan la multiplicación de los resultados, por eso la dinámica indígena no es igual a la
dinámica del mundo occidental, muchas veces tarda, espera, pero necesariamente lo que se espera son los
resultados a mediano y largo plazo; por ejemplo, la muerte de Tupac Amaru, de Atahualpa si bien fue la
pérdida de figuras significativas de la lucha indígena, en realidad ha significado la multiplicación cualitativa
y cuantitativa de los Pueblos Indígenas, a lo largo de la historia colonial, republicana y contemporánea, de
ahí la célebre frase: "ME VOY, MUERO, PERO VOLVERE Y SEREMOS MILLONES".
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