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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 10, No. 113, Agosto del 2008

La pachamama cuerpo visible de dios


Patricio Del Salto Galán*

La palabra “Dios” en diversas épocas de la humanidad ha sido utilizada de diversas maneras, tanto para acrecentar la vida como para engendrar muerte para los pueblos y para la PACHAMAMA (Madre Naturaleza), por esto es menester que estemos muy atentos a discernir quienes y para qué utilizan esta palabra.

Basta recordar que hace 516 años vinieron los invasores a nuestro Continente Abya Yala (Tierra de abundante vida según los indios Kuna de Panamá), sumieron a los pueblos y naciones originarias en la más indignante miseria y plagaron de muerte por doquier. Más de 70 millones de indígenas asesinados de diversas maneras; los amautas (sabios) fueron masacrados; torturaron y destrozaron a los gobernantes dignos; usurparon las riquezas; violaron a las mujeres y murieron miles de niños indefensos; explotaron hasta el exterminio a millones de seres humanos, y para reemplazar a los asesinados trajeron como esclavos a miles de hermanos africanos.

De esta manera se alteró el Plan Cósmico del Dios de la Vida, que creó este mundo para que todas y todos vivamos con dignidad el SUMAK KAWSAY (VIDA PLENA). Esta barbarie la llevaron a cabo los invasores en nombre de “su dios”. Nos preguntamos ¿qué dios”?, ¿el Dios de Jesús? ¡No! Lo hicieron en nombre del “dios codicia” que lo engendraron a su imagen y semejanza, y en cuyo nombre también en otra hora fue perseguido, torturado y asesinado Jesús y cientos de cristianos que asumieron en sus vidas el mensaje libertario de su Señor y Maestro.

De igual modo en nombre de ese “dios” cuyo verdadero rostro es la mentira, la injusticia y la sujeción, se cometieron atrocidades en las “guerras santas” en la inquisición; en el holocausto nazi llevado a cabo por Hitler; y en otros sucesos vergonzosos que ha soportado la humanidad, como cuando invocaron el nombre de ese “dios” los jefes del imperio norteamericano al decidir bombardear a Hiroshima y Nagasaki. Este es el mismo “dios” que “iluminó” al Presidente actual de los Estados Unidos George W. Bush para invadir Irak; y es el “dios” de todos aquellos que impulsan modelos políticos, económicos, sociales, culturales y religiosos que propician el empobrecimiento de millones de seres humanos y la opulencia de pocas familias; es el “dios” que hiere de muerte a la Pachamama y es el de aquellos que de diversas maneras continúan provocando el ABORTO DEL SUMAK KAWSAY, Plan de Vida al que Jesús el Cristo se refería de la siguiente manera: “Yo en cambio, vine para que tengan vida y la tengan en abundancia.” (Juan 10,10). Este “dios” de la codicia, la mentira y de la degradación de la Vida es abominable, es la mayor maldición para la humanidad y para la Madre Tierra, por lo que debe ser rechazado por todo ser inteligente. Con relación a ese “dios” ES INDISPENSABLE DECLARARNOS ATEOS, puesto que sin ello es imposible ser un verdadero creyente.

En cambio debemos considerar, sin ningún tipo de dogmatismo, que existe otro Dios, el único posible, del que hablaron: Jesús, María, Zoroastro, Buda, Krishna, Mahoma, Mahavatar Babaji, María Magdalena, los Amautas de los pueblos y naciones originarias de Abya Yala (América), Francisco de Asís, Gandhi, Luther King, Laura Montoya, Monseñor Leonidas Proaño, y muchos hombres y mujeres que han sido verdaderas lumbreras de la humanidad; es el Dios de la Fuerza, la Sabiduría y el Amor Omnipresentes y propiciador de Vida, Justicia, Libertad, Solidaridad, de Fraternidad Universal, de Paz. Este Dios tiene diferentes nombres de acuerdo a los saberes de los pueblos y culturas, pero que en su esencia significa lo mismo, ya se diga: Parambrahma (hinduistas), Inti Yaya, Achillik Tayta, Achillik Mama (sabios de los Andes), Yahvé o Jehová (judíos y cristianos), Auramazda (zoroastrianos), Alá (musulmanes), Abbá (Jesucristo), El Sin Nombre (Esenios), Pachakamak (Sabios Kichwa de los Andes), Arutam (sabios amazónicos), Olofi (sabios africanos), Padre Celestial, Divina Madre, etc. Todas estas denominaciones hablan del SER DE TODO SER que está presente en todo y en todos.
Este es el único Dios posible, y en su Esencia no puede ser abarcado solamente por una palabra, un libro por más sagrado que sea, una religión, un rito, puesto que es la Esencia de la Vida Cósmica visible e invisible. Su Templo es la Vida Cósmica, su Palabra es la Vibración Omnipresente que mantiene con vida a las partículas sub atómicas, los átomos, moléculas, células y organismos en todas sus manifestaciones, en todo el universo físico y más allá de él. Su Ritual es el Parto sublime y constante que permite manifestar vida y vida abundante para todas y todos. Este Dios no está separado de lo visible. No es un Dios separado de su creación. Es más, su creación, la PACHAMAMA (Madre Naturaleza) era considerada por Teilhard de Chardin, sacerdote católico jesuita, científico y místico como el CUERPO MÍSTICO DE CRÍSTO, y él a la materia la proclamó como SANTA MATERIA, CUERPO VISIBLE DE DIOS. De igual modo San Francisco de Asís no podía concebir un cielo sin EL HERMANO FUEGO, EL HERMANO SOL, LA HERMANA LUNA, EL HERMANO LOBO…
El Jefe Piel Roja Seatlle sintetiza lo que es la Pachamama para los pueblos originarios: “Cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el zumbido de cada insecto, es sagrado a la memoria y el pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de las pieles rojas. Los muertos de los hombres blancos olvidan la tierra donde nacieron cuando parten para vagar entre las estrellas. En cambio, nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra, puesto que es nuestra Madre. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros…”.
Para Jesucristo la Pachamama, de igual manera es muy importante, al punto que nace cobijado por la Madre Tierra; en el vientre de una Madre pasó nueve meses, es decir el templo sagrado que lo acogió fue el de una mujer; su abrigo fueron las pajas y el aliento de los animales; sus lugares de comunión con Dios fueron todos los seres, las montañas, los bosques, los lagos; llamó a su cuerpo y al de todos los seres, el templo vivo de Dios y lo consideró más importante que el templo de Jerusalén; abrazó rostro en tierra a la Pachamama en el Huerto de los Olivos en Getsemaní, , momentos antes que los sacerdotes y representantes de los sectores oligárquicos de su tiempo fueran a apresarlo acusándolo de blasfemo y subversivo, por haber recordado y vivido a plenitud que somos dioses: “¿… No está escrito en la Ley de ustedes: Yo lo digo: ustedes son dioses…?“ (Juan 10, 34); por recordarnos que todos somos hermanos y que no debe haber entre nosotros privilegiados, así sentenció: “…el más importante entre ustedes se portará como si fuera el último, y el que manda como el que sirve…” (Lucas 22, 25).

Todas las sabidurías originarias del planeta han enseñado que Dios está en todo. La Pachamama es parte del todo, por tanto Dios está también en la Pachamama. ¿Qué pensaríamos de alguien que dice respetar nuestro espíritu que no ve, pero maltrata y desprecia nuestro cuerpo físico que ve? Simplemente lo acusaríamos de mentiroso. Del mismo modo, decir que se ama al Espíritu de Dios que no vemos y se desprecia, explota y maltrata a la Pachamama con todos sus seres a quienes vemos, es una vil mentira, es el mayor crimen hacia la humanidad, hacia la Madre Tierra, y la mayor ofensa a Dios. De así hacerlo entonces no hemos entendido para nada al Cristo y a todos los profetas que han transmitido la Luz universal para guiarnos con ella la humanidad. No hemos comprendido el texto bíblico que enseña: “El que dice “Yo amo a Dios, y odia a su hermano es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no ama a su hermano, a quien ve?” (1Juan 4,20). Peor aún no se ha entendido a cabalidad el texto que en la Biblia expresa: “En Dios vivimos, nos movemos y existimos.” (Hechos 17, 27-28). Por tanto, ignorante es aquel que desprecia y contamina las olas del Océano y dice amar sus profundidades.

Podemos comprender ahora de mejor manera al celebrar el XX aniversario de la Resurrección de Monseñor Leonidas Proaño el alcance de su exclamación que escandalizó a muchos en Riobamba: Un indio vale más que una catedral. Podemos de igual manera comprender en nombre de que “dios” hoy se rasgan las vestiduras aquellos que se escandalizan al leer que en la nueva Constitución nos reconocemos como hijos de la Pachamama, y por qué se comportan de la misma manera como lo hicieron los conquistadores cuando vieron a nuestros antepasados adorar al Dios de la Luz, el Trascendente, desde la Vida visible que es la Pachamama, es decir la manifestación Inmanente de Dios. Son los mismos que hoy condenan bajo fundamentalismos moralistas a los que consideran los más peligrosos pecadores y no comprenden que Jesús defendió a la adúltera a costa de su propia vida, y proclamó que las prostitutas y publicanos estarán adelante en el Reino donde rige la Justicia, el Amor, la fraternidad Universal, la Paz. Es indispensable en esta hora recordar que Jesús sí condenó y lanzó anatemas a los hipócritas que utilizaban el poder político, económico y religioso para mantener bajo su dominio al pueblo y usurpar sus riquezas.

Es la hora de religarnos nuevamente con Dios a través de la Madre Tierra y desde la naturaleza íntima de cada ser. Es la hora de asumir a la Pachamama y a todos los seres como el Templo fundamental de Dios. Es la hora de no ser cómplices y encubridores del mayor genocidio y ecocidio provocado por el imperialismo norteamericano y su sistema neoliberal, con la complicidad de gobiernos serviles. Es la hora de mirarnos y tratarnos todos como hermanos y hermanas al margen de religiones dogmáticas o diferencias de otra índole, porque de no hacerlo este planeta, nosotros y nuestros hijos estamos condenados a la muerte.

“Busco en todas partes luchadores por la Paz y por la Vida. Debemos actuar antes
de que sea demasiado tarde, antes de que la ambición y la locura de unos hombres
conviertan a nuestro planeta tierra en una luna muerta, en un cementerio del
espacio” (Taita Leonidas Proaño)

* Miembro de la Fundación Pueblo Indio del Ecuador
(Constituida por Monseñor Leonidas Proaño)


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