Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 10, No. 108, Marzo del 2008

Editorial

Dios, matrimonio homosexual y aborto
Tres pretextos…y un solo motivo

Una vez que los viejos partidos políticos de la derecha y de la derecha mal disimulada (la denominada centro izquierda o social democracia) han perdido espacio en el terreno político electoral de nuestro país, han travestido su imagen y se han pasado desembozadamente a una de las funciones dinámicas del poder, que no les ha sido arrebatada aún: la función y el poder de los medios de comunicación. Los grandes medios como la televisión y la prensa asumen ahora, y con más fuerza que antes, el rol de esas expresiones políticas electorales desaparecidas tras el cierre del Congreso Nacional, institución identificada por la población como una cloaca que sólo servía para reproducir la corrupción y la pobreza.

Estos grandes medios ahora devenidos en tribunas privilegiadas de personajes (los mismos de siempre), temas, pensamientos e ideas, se han propuesto, en cumplimiento de su nueva y urgente agenda, introducir “como que nada” el supuesto debate de temas muy identificables que, según ellos, deberían estar en la Constitución que se redacta en Montecristi.

La iniciativa derechista propone que el nombre de Dios conste en el nuevo texto constitucional, como si su sola mención escrita propiciara la “justicia en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Un propio sacerdote ha dicho en pasados días que poner el nombre de Dios en la Constitución no resuelve la pobreza y las injusticias que subsisten en el Ecuador. La propuesta de estos “venditos”, que además supondría una burla para los creyentes y un irrespeto para los no creyentes, resulta también paradójica, porque la posición política que defienden nada tiene que ver con una práctica cristiana comprometida, y sino acordémonos de lo que hizo el partido “social cristiano” en las dos últimas décadas. Legado que no podrá olvidarse con millonarias campañas publicitarias, en las que uno de los militantes de ese partido (tres veces Prefecto) entrega “caridad y besos” a los damnificados del Guayas.

La otra “iniciativa”. Sin que ni oficial ni extraoficialmente los movimientos LGBT (lesbianas, geys, bisexuales y transgénero) hayan promovido en el país la propuesta del “matrimonio homosexual” para que sea discutido en el Asamblea Nacional Constituyente, los grupos derechistas en combinación con los grandes medios, en los que poseen toda la tribuna, los micrófonos y la pantalla, han puesto su grito en el cielo por semejante intención. Los homofóbicos “se curan en salud” y se anticipan a negar un derecho individual que ya lo consideran otras legislaciones en otros países. De esta posición no es difícil que salten a posiciones racistas y xenofóbicas.

Pero en lo que les ha ido mejor a los grupos que se autodenominan “pro-vida”, muchos de los cuales son partidarios del alargamiento de las penas, la cárcel perpetua, la pena muerte, o en general desestiman la vida y justifican la muerte que provoca la sociedad de otros modos. Estos grupos que tienen asidero en los sectores menos educados o que desembozadamente en Guayaquil y otras ciudades sacan a la calle a las estudiantes de colegios religiosos, han centrado su ataque mediático y político “en contra del aborto”. Los grandes medios y estos grupos promueven desde los altares y los paneles de televisión toda clase de reportajes, películas, mesas redondas, debates y entrevistas sobre el tema, sin reflexionar por un momento en las causas que llevan al aborto. Sin considerar que este Ecuador “pre-moderno” con un sistema educativo deficiente y en crisis no promueve el estudio y una cultura sobre las relaciones sexuales responsables, se dedican a satanizar a las mujeres que se ven obligadas a estas prácticas en formas riesgosas y clandestinas. No consideran tampoco que el atraso social y económico del país sea tal que a pesar de acceder extrínsecamente a las nuevas tecnologías, entre ellas las de la anti-concepción, no hemos arribado intrínsecamente a tal apropiación.

Se olvidan también que son permisivos y contemplativos con los medios que ahora les abren las puertas, en los que en todos los horarios se exhiben relaciones sexuales explícitas, que son vistas por niños, adolescentes y jóvenes mayoritariamente sin una formación al respecto. Qué explicación y solución dan los grupos “pro-vida” a las niñas de 12, 13 años, que en números escandalosos arruinan sus vidas y las de sus hijos trayéndolos tempranamente y sin sustento al mundo? Qué dicen los “anti-abortistas” de la vida de tantas madres, de las mujeres y sus derechos soberanos sobre sus cuerpos, sus propios cuerpos?.

La campañita no resiste la menor reflexión sería, porque persigue otro objetivo igualmente perverso. Habíamos dicho que de esta posición es fácil saltarse al racismo y la xenofobia. Estos grupos que con estas supuestas tesis y falsos debates apuntalan su oposición a la nueva Constitución, se curan en salud, se anticipan a una posible aprobación y mención de un Estado Plurinacional, conforme es la propuesta de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas del Ecuador.

Se adelantan al referéndum, se previenen de una posible reivindicación de los indios en la nueva carta magna, se toman la delantera para negar las reformas constitucionales con tales banderas visibilizadas y promovidas por los nuevos entes políticos de la derecha política y oligárquica “pelucona”, enterrando en la práctica todo debate serio sobre los derechos de los grupos sociales diversos y plurinacionales que constituimos también este país.

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