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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 6, No. 67, Octubre del 2004

Editorial

Una historia infame


El 12 de octubre de 1492, fecha del “descubrimiento” a Abya – Yala, por Cristóbal Colón y la posterior “Conquista” da inicio a una historia infame e indigna por la presencia de la corona española y sus ejércitos mercenarios que a sangre y fuego inició un feroz exterminio de las culturas y civilizaciones originarias.

Con el Sable y el Arcabuz, con la cruz y en nombre de Dios fueron esclavizados millones de indígenas, sin importar edad, sexo; las vírgenes del sol violadas y convertidas a la fuerza en mujeres de los bárbaros “conquistadores”; más de tres siglos de permanente saqueo a nuestra riqueza; se impuso una forma de producción y vida muy diferente a las nuestras y se ejerció una total dominación por parte de los imperios extranjeros que a su turno han hecho lo suyo de nuestras tierras, recursos y culturas.

La muerte de Atahualpa (chaupi punchapi tutayarca), anocheció en medio día, inicia una heroica y tenaz resistencia armada contra la dominación española.

Los ejemplos de dignidad y rebeldía de Rumiñahui; Tupak Amaru, Tupac–Katari; Micaela Bastidas, Bartolina Sisa y cientos de dirigentes indígenas que soportaron las torturas, vejaciones y derramaron su sangre contra la dominación de la corona, ha sido la semilla que ha fecundado la resistencia que desembocó en la gesta independentista impulsada por Espejo y el ulterior triunfo del ejército Bolivariano, compuesto por indios y criollos. Los anhelos de construir la patria grande indoamericana con capacidad de autodeterminación de su destino, digno y soberano, se vieron truncados por intereses particulares desde una visión localista individualista y eurocéntrica. Con justa razón el pueblo haciendo referencia a la derrota de las fuerzas de dominación española sentenció: “Ultimo día de despotismo y primero de lo mismo”. Y así fue, porque la vida republicana de los pueblos liberados por el ejército bolivariano trascurrió bajo el mandato y los dictámenes de los imperios, primero los ingleses, luego los norteamericanos, de una servil oligarquía que heredó lo más nefasto del domino colonial, y la instauración de un régimen de injusticia y exclusión por la dominación criolla.

En fin, han transcurrido 512 años de resistencia a todo tipo de dominación interna y externa, para poder llegar al presente histórico y demostrar que las culturas originarias de Abya–Yala, han asombrado al Mundo; demostrando que ya no son los sin alma, los menores de edad, aquellas que se vendían como animales en las haciendas, su presencia hoy se manifiesta en entidades sociales, culturales, económicas, políticas y jurídicas derivadas en propuestas amplias y sociales.

Y lo ha demostrado, sobretodo el movimiento indígena ecuatoriano en la década de los 90 con su capacidad organizativa, con su presencia histórica tangible como el día que a través de su poderosa CONAIE irrumpió en la escena política nacional como una organización sólida y de perspectivas históricas, con posibilidades de liderazgo y con decisión política propia. Es decir, un nuevo actor hasta entonces dominado, oculto, olvidado, menospreciado, el movimiento indígena, determinó para siempre su presencia en el devenir económico, político, social, cultural, nacional y universal. Despertó la conciencia de los suyos, de los blancos negros y mestizos y dijeron: ¡Aquí estamos y somos millones!. Hicieron temblar a la institucionalidad, a las clases dominantes y preocupó a los imperios, porque su proyecto político histórico camina dialécticamente a la transformación social y a la instauración de una sociedad digna y soberana.

Su legitimización en lo universal ha sido el resultado de un proceso largo y tenaz de resistencia y rebeldía a las pretensiones políticas a desaparecerles.

Confiamos de que el movimiento indígena ecuatoriano y latinoamericano en unidad con todos los millones de explotados inmersos en un mundo unipolar, brutal y globalizante nos brindará nuevas gestas heroicas.

Rendimos también en este octubre un ferviente homenaje a uno de los grandes revolucionarios de estos tiempos, al de la boina negra con su estrella solitaria de cinco puntas; al quijote americano; aquel que dijo “que en todo hombre honesto hay un germen de revolucionario”, al ejemplo de heroísmo y desprendimiento, de entrega total; al asesinado el 8 de octubre por militares bolivianos y mercenarios norteamericanos, que creyeron que con su eliminación física mataban los grandes y hermosos ideales que portaba el “Che Guevara” aquel que sigue cabalgando en rocinante en un viaje hacia el futuro de la nueva sociedad, de estas tierras indo americanas.

La historia de los acontecimientos colectivos, así como la historia de un héroe fortalecen el proceso indefectible hacia los grandes cambios y reafirman la lucha hacia nuevos retos, porque nuevos, más sutiles y sofisticados son los instrumentos de sometimiento neocoloniales, cual es la aplicación de un modelo económico neoliberal de hambre y pobreza extrema. La apropiación de nuestros recursos a través de la ineptitud y traición de los gobiernos criollos y la vergonzante postración de los felipillos del movimiento indígena.


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