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Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 6, No. 61, Abril del 2004
MOSOJ P’UNCHAYMAN PURISPA
AMANECER ANDINO
PARTE I
Pedro Mamani Choque
1. K’allarij Jina. (A manera de comienzo)
Nada perece o termina definitivamente en el pensar y sentir Andino, por el
contrario toda va encaminado hacia un nuevo comienzo, nuevos ciclos de vida,
de ser y de existir; continuamente van naciendo nuevos amaneceres, cumpliendo
y respondiendo a los distintos ciclos de vida. Cada día es un nuevo
amanecer, un despertar y estar en el mundo, es así que todo cuanto sucede
es por que así debe ser y así se la vive.
En todo el territorio Andino, aquello que se conoce como Tawantinsuyu, se
está viviendo un tiempo y espacio de confusión, de incertidumbre,
de una profunda oscuridad, que de una u otra forma ha ido provocando la perdida
de un horizonte; fenómeno que comenzó con el periodo de conquista
y colonización occidental y que continúa hasta nuestros días.
La diversidad de las sociedades; van dando vueltas como el viento, sin saber
por donde ir, como segados por un espíritu maligno que entorpece el
caminar, atormenta el existir y provoca un sueño adormecedor.
Es tiempo de buscar nuevos horizontes, nuevos caminos, determinarse en el
momento y repensar nuestro existir, si bien, la confusión nos ha hecho
caer por los suelos, es tiempo de levantarnos, de abrir los ojos para ver mejor.
Después de una caída, ponerse de pie se hace imprescindible,
pero no con los mismos errores, que provocaron nuestra caída; es necesario
buscar los encuentros, los “Tinkus” que nos permitan caminar juntos,
de esta manera será posible caminar por un buen camino, un camino nuevo,
de esperanza y fortaleza.
No se pretende imponer un modelo de vida sino que es una propuesta alternativa,
que procura responder a los horizontes perdidos; desde un amanecer andino de
reciprocidad y solidaridad complementaria, para construir un mundo mejor y
más humano.
2. Ch’ampa (Confusión)
Los llamados modelos modernizantes, coloniales, dominantes y sobre todo globalizantes,
en estos últimos tiempos, mas que crear espacios de convivencias y desarrollo
social, se han convertido en modelos de fragmentación y confusión,
teniendo como resultado una total pérdida del horizonte humano. Es así que
los modelos y estructuras sociales vigentes, poco a poco han ido perdiendo
credibilidad, provocando un caos general; el ser humano ya no puede confiar
en nada ni en nadie, consecuentemente existe y se vive una “ch’ampa” un
enredo de confusión total.
Por naturaleza todos los seres humanos tenemos la tendencia de seguir a alguien
o a algo, es decir que continuamente buscamos apoyarnos en un horizonte, tras
el cual encaminamos nuestros pasos, creemos y confiamos en él, muchas
veces ciegamente, sin preguntar ni cuestionar, tan solo la seguimos. Mientras
este modelo responda a nuestras necesidades, nos mantenemos en un cierto equilibrio
de paz y tranquilidad, proyectando modos de vivir y ver el mundo; sucediendo
lo contrario, desde el momento en que este modelo ya no responde a nuestras
necesidades, o que alguien o algo mueva su curso normal, entonces se provoca
un desorden, desequilibrando nuestro horizonte y envolviéndonos en un
estado de confusión, de “ch’ampa”, sin rumbo ni destino,
sin saber por dónde caminar.
El desorden es producto de la corrupción natural, donde los modelos
dominantes se concentran para unos cuantos y donde la gran mayoría queda
desamparada; así está sucediendo con las distintas formas de
gobierno en las diferentes naciones, pequeños grupos de poder aprovechan
todo para sí mismos, se pierde el bienestar colectivo y consecuentemente
surgen reacciones de protestas y desencuentros.
El deseo de poder y dominio se ha ido apoderando y concentrando en los deseos
egoístas de unos cuantos, teniendo como consecuencia la pérdida
de la confiabilidad de la gran mayoría y se experimenta un estado de
negación y desconfianza.
Por mucho tiempo y generaciones se ha ido asumiendo ciegamente las determinaciones
de las Constituciones Nacionales, a pesar de que nunca respondieron favorablemente
a los más necesitados y que fueron pensados y creados por unos cuantos,
y eso se ha ido convirtiendo en un escudo para seguir explotando y oprimiendo,
con la falsa idea de que se la hizo en un consenso nacional, y que nunca hubo
tal consenso. Los resultados que hoy se vive es de una total incertidumbre,
arrinconados continuamente en una confusión permanente.
Algunas personas e instituciones como la Iglesia, que de una u otra manera
se la consideraba como una entidad confiable, poco a poco ha ido sumergiéndose
en un proceso de desorden, parcializándose hacia los pequeños
grupos de poder y desamparando a los demás, desligándose y apartándose
de las formas de vida social; también ha creado un estado de confusión,
que progresivamente ha provocado el alejamiento de la gran mayoría,
y más por el contrario se ha ido fragmentando en diferentes instancias,
que confunden y desorientan al ser humano.
Uno de los aspectos preocupantes de la Ch’ampa es la realidad identitaria
del ser humano, es decir que va aumentando la pregunta y se agudiza por saber
y conocer ¿quiénes somos?, quizá el fenómeno de
movimiento social y cultural se constituye en causante de este fenómeno,
pero que de todas maneras, las personas han perdido su propia identidad, su
origen y hacia dónde seguir en la vida.
Estamos viviendo un tiempo de confusión, de desorden y de oscuridad,
ya no hay un horizonte hacia el cual seguir, aquella luz que supuestamente
iluminaba nuestros ojos ha quedado apagada y en consecuencia estamos en un
espacio y tiempo perdido.
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