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Editorial La agonía de una alianza en crisisAl inicio de la fallida alianza entre Lucio Gutiérrez y el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik Nuevo País, si bien no se advertía con precisión las verdaderas intenciones del Coronel y sus allegados, se constataba un desgaste permanente en el forcejeo del colectivo de Pachakutik ante la negativa e indiferencia del presidenciable, por lograr el convencimiento sobre principios, propuestas y programas propios de una verdadera alianza. Su propósito fue entonces, no adquirir un compromiso serio con ninguno de sus aliados, ni sector social popular alguno. Este hecho nos hace presumir: Primero: con relación al Movimiento Pachakutik, no fue otra, sino la de aprovechar de la mejor manera su representación social y política, su credibilidad y significado electoral en el país, sin considerar la importancia del proyecto político, principios, programa de gobierno y peor aún, la identidad política, cultural e histórica con que el Movimiento Pachakutik sí cuenta; y de este modo, no se estableció el compromiso real con la mayoría del pueblo ecuatoriano. Esta actitud demuestra la ausencia definitiva de una formación política, de una posición ideológica o el sentido de pertenencia cultural e identitaria de nuestros pueblos. Segundo: al parecer, el pacto y los acuerdos con la derecha, la oligarquía y algunos banqueros ya estaban consumados y comprometidos, desde antes de la realización de la alianza, en función de precautelar sus intereses particulares, así como el cumplimiento a los designios del norte y sus instituciones multilaterales, concreciones hechas con anterioridad y más importante para el Coronel, que una simple alianza, con los indios y los humildes de este país, y en esta dirección no le interesó: ni la claridad, ni un horizonte político programático, que el Movimiento Pachakutik sí tiene, su pertenencia a una identidad histórica y cultural, así como la dimensión social y política. Tercero: durante la campaña electoral, su discurso no tenía contenido: ni político, ni programático y menos ideológico, lo cotidiano y lo desagradable eran: las improvisaciones, las disputas y el menosprecio a sugerencias, rectificaciones. No causaba extrañeza alguna, escuchar sus monólogos repetitivos y cansones. Es decir que, a más de ofertas aisladas y pronunciamientos subliminales, no se advertía un compromiso ni posicionamiento firme frente a las condiciones reales del país y de nuestros pueblos. En este contexto, jamás se discutió, ni se pensó en el programa de gobierno, en tesis o propuestas de carácter alternativo, o de cambios profundos, de modo que los malos entendidos, las contradicciones, las inculpaciones, se iniciaron desde el mismo momento del establecimiento de la alianza, en la finalidad de esquivar y esconder sus verdaderos propósitos. Durante la segunda vuelta de la campaña electoral se percibe un comportamiento distinto del candidato presidencial al de la primera vuelta, se muestra mucho más indiferente a los compromisos de la alianza, existe un alejamiento paulatino al diálogo y reuniones de trabajo con la dirigencia del Movimiento Pachakutik, se evidencia el acercamiento y la presencia de algunos sectores empresariales a la candidatura de Gutiérrez, el uso de los medios de transporte aéreo, como avionetas, helicópteros quedan marcados en la retina de toda la ciudadanía, los pronunciamientos incoherentes y dubitantes sobre los temas de la Base de Manta, el Plan Colombia, el Fondo Monetario Internacional, la dolarización preocupa a los sectores sociales y políticos de alianza, así como, a otras fuerzas democráticas y progresistas del país. Al término de la segunda vuelta, lo insólito y extraño para los ecuatorianos fue: el humillante entreguismo al personaje de la Casa Blanca, la vergonzante sumisión al Fondo Monetario Internacional y el saludo reverente al Ingeniero León Febres Cordero. Estos hechos, señalaban el camino que le conduciría a Gutiérrez, la advertencia de malos presagios, como que se aproximaban nubarrones obscuros en el horizonte inmediato. Sobre estas premisas y bases preelaboradas, se inicia un gobierno de tendencia autoritaria con serios vacíos de formación política y de democracia, carente de compromiso con los más necesitados y sembrando las incertidumbres sobre el futuro de nuestros pueblos. En este laberinto de problemas y confusiones, a pesar de los sinsabores vividos en momentos anteriores, el Movimiento Pachakutik decide participar en el gabinete del gobierno de Lucio Gutiérrez, sin un previo análisis ni evaluación del proceso reciente y sin una perspectiva certera. Como es de conocimiento general, aparecen a la opinión pública las disputas burocráticas, las cuotas de poder y otro tipo de confrontaciones superficiales, pero no se advierte las verdaderas contradicciones, las discusiones de fondo; por lo que es necesario destacar también la existencia de otras fuerzas obscuras que extreman los esfuerzos, no sólo para acabar con la alianza, sino para liquidar al Movimiento Pachakutik de la escena política nacional. En este orden, podemos constatar con asombro, como las condiciones van configurando escenarios que confirman la tesis de lo falso y vacío desde la misma posición inicial. Experimentamos la aplicación irrestricta de la Carta de Intención firmado con el Fondo Monetario Internacional, basado en una economía fiscalista, de ajuste, de privatización de las empresas estatales, ausencia total de políticas sociales y la falta de atención al sector más deprimido, que es la producción. Es decir que el sometimiento al Fondo Monetario y a la Casa Blanca es total. Se establecen los acuerdos necesarios para perfeccionar el pacto con el partido social cristiano, el PRIAN y otras fuerzas económicas y políticas de la derecha, con los que reemplazaría a los antiguos aliados, se ha negado en reiteradas ocasiones el acuerdo con estos sectores. Este hecho significa un giro total en la correlación de fuerzas políticas al interior del Congreso Nacional, en función de cumplir los compromisos que tiene el régimen en el Parlamento Ecuatoriano, cual es el de aprobar las leyes que constan en la carta de intención, evidenciándose una vez mas, la incoherencia y el engaño. Un comportamiento nefasto que ha causado el repudio de las diferentes fuerzas sociales y el rechazo del aliado inicial como es el Movimiento Pachakutik Nuevo País. Una agenda internacional ligada a las intenciones guerreristas y de agresión de los Estados Unidos hacia la Comunidad Andina y Latinoamericana a través del Plan Colombia en común acuerdo con el Presidente colombiano. En función de estos acuerdos y objetivos, cumple un papel preponderante la Base Militar de Manta, atentando la seguridad interna y la soberanía nacional que Gutiérrez prometió defender. Este señalamiento nos permite, afirmar que se trata de diferencias profundas y radicales entre la posición política del Movimiento Pachakutik y la de Gutiérrez. No es una simple pugna de poder, o disputas burocráticas, se trata de la defensa de una tesis, principios y programas que nos condujo al establecimiento de la alianza. Las críticas frontales y públicas de la dirigencia del Movimiento Pachakutik va en la dirección de establecer rectificaciones fundamentales en la orientación del gobierno, o al menos encontrar una conducta política honesta y coherente frente al pueblo, una consecuencia política con los que le eligieron. Pero estos pronunciamientos públicos, las exigencias al cumplimiento con los postulados, ha causado terror y furia hasta que prohibe las declaraciones públicas al Movimiento Pachakutik y condiciona que las críticas se deben hacer casa adentro, cualquier funcionario público perteneciente al Movimiento Político de alianza, u otro que conspire en contra de esta orden dictatorial, será removido de sus funciones. A este hecho obedece la cancelación de la Ministra de Educación, el despido del Secretario General de Información, y el retiro del Ministro de Gobierno y Policía. En función de cumplir con sus propósitos preconcebidos, más no con el pueblo, son los afanes de terminar con la alianza y la presencia del Movimiento Pachakutik en el gobierno. Pero también se observa que la intención del coronel, es acabar con la oposición, con los que le critican a sus desaciertos, aniquilando y desmantelando a las fuerzas sociales y políticas de su entorno, como sucede con la división del movimiento indígena, la persecución a las organizaciones sindicales, particularmente a los trabajadores petroleros. En consecuencia, la práctica política del régimen cada vez nos convence de que no es un gobierno de cambios, ni mucho menos de transición. Entre el Movimiento Pachakutik y Lucio Gutiérrez nos separan las concepciones distintas sobre la democracia, sobre el sistema económico, sobre los principios y programas. Es decir que son dos agendas distintas, son como el agua y el aceite, no pueden estar juntos y peor convivir, vista desde esta perspectiva la agonía de esta crisis política es saludable, es terminar con la incertidumbre, una ruptura con el gobierno en función de recuperar la dignidad y la credibilidad del Movimiento Pachakutik es eminentemente positivo, aun que algunos editorialistas afirman que el régimen pierde horizonte y perderá la brújula con la ruptura con Pachakutik. © Los artículos del presente Boletín pueden reproducirse citando la fuente |