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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 4, No. 40, julio del 2002

Los cambios en la información y la comunicación

Extractos de la conferencia dada en Caracas, en abril del 2002

Ignacio Ramonet
Director de Le Monde Diplomatique


"Estamos en un universo en el cual hay mucha más información de la que podemos consumir. El problema que tenemos hoy es su selección. Durante siglos, la mayoría de las sociedades humanas vivieron bajo sistemas autoritarios de poder, que han practicado la censura, y, por consiguiente la realidad de la información era la escasez, había muy poca información que circulaba y el control de esa circulación era lo que daba más poder al poder"
"El peligro es que, quizás en este momento cuanta más información se produce menos libertad tenemos, porque la información ahora me confunde. Hay tanta información frecuentemente no verificada que ya no sé qué pensar. Nos hemos dado cuenta que el funcionamiento de la verdad de nuestras sociedades es muy relativo. Nos percatamos que la verdad es cuando todos los medios: la prensa, la radio y la televisión dicen que algo es verdad, aunque sea mentira"

Los cambios que estamos presenciando en la información, están ocurriendo a escala mundial. Estos cambios son transformaciones que tienen que ver con la disposición de los información. Los medios de comunicación cambian cuando una serie de parámetros lo hacen, y a veces basta que uno solo de estos se modifique para que los restantes cambien. Pero en este momento, desde hace unos diez años, vivimos un cambio de tres parámetros importantes que caracterizan a la información: 1. Tecnológicos. 2. Económicos. 3. Retóricos.

La transformación tecnológica

Los parámetros tecnológicos es lo que se ha llamado las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, las mismas que han invadido sobre todo nuestra manera de comunicar desde hace cinco o seis años. Estamos hablando por consiguiente de Internet, o de lo que llamamos la revolución digital.

En realidad, el cambio al cual estamos asistiendo no sólo es de tipo geopolítico, geo-económico y comunicacional, sino que a veces todo esto está íntimamente mezclado. Por ejemplo, si tuviésemos que reflexionar sobre el plano geopolítico diríamos que estamos en un mundo nuevo desde la caída del Muro de Berlín. Pero a la vez en 1989, es la fecha de invención del web, o sea que ahí hay sincronía por los azares de la historia, entre los dos fenómenos.

A veces tenemos la idea de que practicamos Internet desde siempre pero no es verdad, lo practicamos desde hace cinco o seis años como máximo, y más allá es la prehistoria de Internet. Esto es muy importante puntualizarlo, pues hasta ahora para comunicar se utilizaban, se siguen utilizando esencialmente tres sistemas de signos: la voz, la escritura (con el sistema de letras que caracteriza letras y palabras) y por otra parte la imagen. Cada uno de estos sistemas es antiguo, la imagen la encontramos ya en las pinturas rupestres de la prehistoria. La lengua apareció hace muchísimo tiempo, es una de las prácticas de la hominización de la constitución del ser humano en tanto que distinto del ser animal, y la escritura es probablemente el más reciente, aparece hace unos cinco mil años. Pero hasta ahora cada uno de esos sistemas para comunicar, necesitaba un conjunto de instrumentos tecnológicos que le eran propios.

¿Qué es lo que ocurre con la revolución digital? Hasta ahora tuvimos imagen, sonido y movimiento pero como tecnologías yuxtapuestas. Es el caso del cine a partir de los años 30 del siglo XX, cuando incorpora el sonido. En cambio, con la revolución digital, la diferencia es que ahora por el mismo tubo puedo enviar un texto, una imagen y un sonido de manera indiferente. En realidad cuando envío un sonido por el tubo digital, lo que sucede es la transformación de este sonido en ceros y unos a partir del sistema binario, y cuando mando una imagen es igual y cuando mando un texto es igual. De ahí que hoy día no exista distinción tecnológica. El sistema de reproducción no sabe distinguir entre un sonido, un texto y una imagen, lo cual es radicalmente nuevo. Por eso a veces se dice que esta revolución digital es tan importante como la invención de la imprenta. Lo que está ocurriendo ante nosotros hace que ahora estemos en la instantaneidad.

Una imagen, un texto y un sonido que se difunde por Internet, lo hace al planeta entero de manera instantánea, porque no hay ningún lugar del planeta que esté más alejado de una fracción de segundos de cualquier otro lugar del planeta, porque este es muy pequeñito para la velocidad de la luz.

Esto conlleva una gran transformación de todo el ambiente de la comunicación, cuya primera gran consecuencia es lo que llamamos la globalización, la cual no hubiese sido posible sin la revolución digital, pues esta ha permitido la construcción de una infraestructura de comunicación, lo que llamamos las autopistas de la comunicación, a través de la cual la comunicación inmaterial y la transmisión de datos inmateriales se hace de manera inmediata, permitiendo, por ejemplo al sector financiero adquirir esa capacidad y ese desarrollo que ha adquirido últimamente, porque las informaciones financieras circulan a la velocidad de la luz por estas infraestructuras, mientras que las producciones de la economía tradicional, como el petróleo, tiene que circular de una manera mucho más material, infinitamente más lenta.

La transformación económica

Cada gran revolución económica, como la industrial, se ve acompañada de un sistema de comunicación, por ejemplo la gran transformación del siglo XV se vio acompañada del desarrollo de las carabelas que permiten navegar por los mares y circular por los planetas; así mismo, la revolución industrial está acompañada del desarrollo del ferrocarril que es el sistema de comunicación característico de la era industrial. Ahora, la segunda revolución capitalista que estamos viviendo, tiene un gran soporte en las autopistas de la comunicación. Volvemos, por tanto, a la constatación que se tuvo durante mucho tiempo de distinguir la comunicación cómo vías de comunicación. Las carreteras, los ferrocarriles, las vías de navegación eran vías de comunicación. Pero hoy, de nuevo, no hay diferencias entre los dos sentidos que tiene la comunicación: como intercambios de mensajes y como vías de comunicación.

Piensen que cada día se intercambian dos mil millardos de dólares por la autopista de la comunicación, y que si tomamos la economía en general del mundo, los intercambios económicos del mundo, 5% de los intercambios del mundo, son de la economía material, la que produce ya sea trigo, automóviles, petróleo y 95% son intercambios puramente inmateriales y financieros, valores, divisas, y esto circula gracias a la transformación de la comunicación. De ahí que en realidad haya cada vez menos distinción entre el universo de la economía y el universo de la comunicación.

Ustedes observan, por ejemplo, que una serie de aparatos de comunicación que antes eran especializados en una comunicación, por ejemplo el teléfono, que hasta hace 10 años solo servía para transmitir sonidos, y si ustedes observan hoy sus aparatos telefónicos, sobre todo móviles, observarán que ahora tienen, y en esa pantalla aparecen textos e imágenes. Es decir, que el aparato telefónico ya no está especializado en el sonido. Este aparato lo está ahora, en el sonido, en la imagen y en el texto. Los tres sistemas de comunicación más dominantes que existen. Podríamos identificar, de igual manera, otros sistemas de comunicación en que cada vez se mezclan estos sistemas de comunicar. De ahí que en el plano económico sea cada vez más difícil saber lo que es una empresa de comunicación. ¿Dónde empieza y termina la economía de la comunicación? Si nos hubiésemos planteado esta pregunta hace 10 o 15 años, la respuesta hubiese sido, pues hay industrias de la prensa escrita: papel y texto; hay industrias de la comunicación oral, la radio por ejemplo o el disco y, hay industrias de la comunicación mediante imagen: la televisión o el cine.

Piensen por ejemplo en la gran reflexión sobre la economía de la comunicación y, sus relaciones con el poder político, Ciudadano Kane de Orson Wells. Una película rodada en 1941 y en la que Orson Wells en realidad se está refiriendo a un magnate de la comunicación norteamericana que existió al final del siglo XIX, Randolf Hearst. Es decir, Orson, un creador de mediados del siglo XX, va a utilizar como ejemplo mismo de lo que es la dominación de la comunicación y el poder que esta tiene en una sociedad democrática, un personaje que existió realmente a final del siglo XIX, ejemplo que aún era válido cincuenta años después y podríamos decir que prácticamente lo fue hasta los años 80.

¿Pero hay alguna comparación posible entre el modelo Kane y la realidad de hoy? Evidentemente no. ¿Por qué? Porque ¿quién es Kane?, o ¿quién era Randolf Hearst? En realidad una persona que posee algunos periódicos, solo periódicos, prensa, papel en un sólo país, aunque este sea muy importante como en los Estados Unidos. Es decir, tenemos a u grupo, a una persona, a una empresa, que posee un solo tipo de comunicación: la escritura mediante el papel.

Eso no tiene nada que ver con lo que es la economía de la comunicación hoy. Por ejemplo podríamos comparar Welles a lo que son los grupos mediáticos de hoy, por ejemplo, al Grupo Murdoch, a Rupert Murdoch, al grupo Taiwan, por ejemplo, American Airlines y Taiwán; podríamos compararlo al grupo Vivendi-Universal, podríamos compararlo con el Grupo Walt Disney, por ejemplo. Pero si lo comparamos a Murdoch, por ejemplo, ¿qué vemos? ¿Qué diferencia hay entre alguien como Murdoch, un magnate de los medios comparado con el Ciudadano Kane? Pues Murdoch es alguien que evidentemente posee periódicos, pero no solo en un país, sino en tres o cuatro continentes. Pero no solo posee periódicos, también estaciones de radio, casas de edición de discos, estudios de televisión -la FoxTV-, estudios de producción. cinematográfica -la Twentieth Century Fox-, casas de edición, etc, es decir, tiene toda la comunicación posible y no en un país sino en muchos, pero además es dueño en los tres sectores. ¿Por qué? Porque no hay diferencia entre éstos. Porque el que produce, por ejemplo, una novela con su casa editorial, también puede hacer de ella una serie de televisión, es lo mismo y la va a difundir por sus canales, y va a estar presente en Internet, etcétera. Pero además, aunque hablamos de Murdoch, este aún es un vendedor de contenidos. Pero podríamos decir en Estados Unidos, General Electric, por ejemplo, tiene una empresa de electricidad, pero además controla cadenas de televisión, casas editoriales, radios.

De igual manera, por ejemplo, una empresa telefónica, que antes se especializaba en una tecnología de comunicación, pero no en la venta de mensajes. Ahora una compañía telefónica puede ser propietaria de cadenas de televisión como por ejemplo Haster y Como, la telefónica española de cadenas de televisión, propietaria de todo un sistema de comunicación en el que hay escritos, textos e imágenes. Podríamos ir más allá, por ejemplo, Microsoft, que evidentemente tiene actividades en la comunicación, pero que vincula elementos como los videojuegos, aspecto que hasta nosotros no se integraba en la comunicación. Es decir, vemos llegar sectores que hasta ahora estaban fuera de la economía de la comunicación y, que ahora son actores importantes de esta, pero que vienen de lo que antes se llamaba el hardware, es decir, la producción de sistemas más bien industriales.

De esta manera, ahora tenemos que las compañías eléctricas, las telefónicas, las informáticas; pero también el sector bancario, el sector de seguros, etc., interviene en la comunicación como un actor importante. Es decir, no sabemos ahora en dónde se termina la economía de la comunicación. Por ejemplo, los fabricantes de satélite están dentro de la comunicación, ¿por qué? Porque si podemos llamar de aquí a Europa sin problemas es porque hay satélites de comunicación. Por consiguiente, los fabricantes de estos satélites están en la economía de la comunicación. Por extensión, los fabricantes de los cohetes que colocan, a los satélites en órbita también están en el campo dé la comunicación, porque nueve de cada satélites que colocan son de comunicación.

Es decir, hemos visto cómo la transformación del parámetro tecnológico hace que surjan actores nuevos muy poderosos, mucho más que los anteriores, al punto que ahora existan firmas mediáticas planetarios, por ejemplo la CNN, un medio de comunicación que pertenece al primer grupo de comunicación del mundo: America On Line.

Por consiguiente, en un país que no es el centro de esta empresa, como por ejemplo Venezuela, se están viendo las imágenes producidas por esta empresa como se ven en el mundo entero. Es decir, hay grupos ahora cuya capacidad de intervención planetaria es muy importante. Si ya Citizen Kane nos impresionaba, por su capacidad de manipular e influenciar la opinión, recuerden que Randolf Hearst, el modelo, fue uno de los que más influyó en la intervención militar en Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898. Por consiguiente, si un señor que poseía solo unos periódicos de papel en un solo país tenía esa influencia, imagínense el poder que pueden tener estos grupos mediáticos a escala planetaria, cómo pueden transformar las cosas. No digo que lo hagan en tal o cual caso, pero pueden hacerlo, y pesan de manera muy importante en las censuras que ya conocíamos en la política, la moral, etc., a lo que se añade ahora una censura que es la económica, la censura en función de los intereses del propio grupo y que va a tratar en función de sus propios intereses, etc., que va a tratar de proteger.

Por eso se han multiplicado las fusiones y las concentraciones. Estos grupos nacen porque compran a los pequeños. Tienen capacidad, y cuanto más adquieren a los pequeños más capacidad tienen para adquirir más pequeños; que además hoy día, claro está, digamos la soberanía nacional en términos de control de la información no tiene gran sentido. Ningún país hoy tiene soberanía comunicacional. Es algo que se ha perdido, porque las imágenes vienen de fuera y son fáciles de captar.

La transformación retórica

El tercer parámetro que cambia es el retórico. Lo que está cambiando hoy día es el orden del discurso, es decir, lo que se dice. ¿De qué manera cambia esta retórica? Hasta ahora, en el campo de la comunicación en general, podríamos decir que había tres esferas autónomas, que no tenían que ver con la especificidad de la comunicación de signo que se intercambia (el sonido, la imagen o el texto), sino con la característica general de la comunicación. Por ejemplo, podremos decir que había una esfera autónoma, la esfera de la información, en la que encontramos a los periodistas en general. Aquí están los diarios, ya sea el telediario, el diario hablado en la radio, los diarios escritos, las agencias de prensa, etcétera., todo ese universo, autónomo, con características propias, con tradiciones propias y, que se pensaba un poco también como aislado de lo demás.

Tenemos una segunda esfera en el sector de la comunicación, que podríamos llamar de la comunicación publicitaria o del marketing político o de la propaganda, o de la comunicación institucional, es decir, la publicidad en todas sus formas. Esta segunda esfera también era autónoma, un publicitario no es un periodista, un periodista se sentiría mal si se le comparase con un publicitario.

La tercera esfera era lo que podríamos llamar, con mucha amplitud, la cultura de masas, es decir, las telenovelas, el cine de ficción, la novela de gran circulación escrita, los video juegos, las tiras cómicas. ¿Qué es la cultura de masas? En realidad es una especie de cultura seleccionada por el mercado. Cuando este dice que tal producto tiene que difundirse de manera masiva, pues, eso se transforma en cultura de masas.

Bien, repito, esas tres esferas eran muy diferenciadas. La persona que trabajaba en alguno de estas pensaba pertenecer a un universo específico. La realidad de hoy, es que hay cada vez menos diferencia entre esas tres esferas, y que los rasgos dominantes de la cultura de masas o de la publicidad son los que dominan el conjunto de las tres esferas. No es casual que cada día verificamos que el periodismo está comportándose según las leyes de culturas de masas, cuando evidentemente era una práctica muy diferente, con un proyecto cívico de construcción de conciencia ciudadana, etcétera.

El modelo de comunicación que conocimos está desapareciendo a gran velocidad ante nuestros ojos, y tenemos cada vez más dificultades para distinguir la esfera de la información de la esfera de la cultura de masas. ¿Cuáles son las características de la cultura de masas que hoy día son más adoptadas? Cierto, en cada país encontramos algún medio, ya sea en la prensa escrita, en la radio o en la televisión que no se comporta de esa manera, que mantiene digamos una deontología, una ética, pero en general, por razones sencillas, se está adoptando como objetivo principal obtener una rentabilidad real.

La mayoría de los grandes periódicos, si hablamos de la prensa escrita, ya no están dirigidos por periodistas, lo son por egresados de las escuelas de comercio, que son los que tienen las riendas de la empresa periodística. Todo se comporta como una empresa que ante todo piensa en sus relaciones con los clientes, y por consiguiente actúa en nombre de ganar cada vez más consumidores. De ahí que la información, el periodismo a través del mundo, esté integrando en sus discursos estas tres características que quisiera citar:

La elaboración de un mensaje cada vez más simple, más sencillo, elaborado con un número de palabras muy limitado. Digamos, si el vocabulario español, tiene no se, treinta mil palabras, los medios de información van a utilizar, para que todo el mundo entienda, algo así como ochocientas. Tienen la idea de que hay que expresarse de manera muy sencilla, todo lo que es raciocinio de demostración se abandona, es demasiado complicado, pasa o bien a la prensa especializada o los libros, pero sale del sistema de información tradicional. Hay una especie de voluntad de simplificación, y sin duda la más elemental de estas es la concepción maniquea de las cosas. Cualquier problema se aborda de manera maniquea, está el bien y el mal, como dice el señor Bush, una cosa tan compleja como la geopolítica internacional pues se transforma en el bien y el mal.

La segunda característica es la rapidez. La información debe ser consumida rápidamente es decir, sea cual sea el valor de la información va a tratar de darse en un espacio muy corto. Por ejemplo, si es la prensa escrita, se va a expresar no solo con palabras muy sencillas, sino en frases muy cortas. Los títulos van a ser casi un resumen de lo que dice el texto. Pocas noticias tendrán más de dos o tres folios, y, evidentemente en dos o tres folios hay muy pocas cosas que se pueden explicar. Es decir, la idea está en el fraccionamiento, se da un fragmento de la información como si fuese el todo.

Tercera característica: lo emocional. Con estas informaciones trasmitidas en palabras muy sencillas, descritas de manera muy maniquea, dichas muy rápidamente, el objetivo que también se pretende es suscitar emociones: hacer reír o hacer llorar, en últimas se está buscando distraer. Si ustedes observan en un periódico puede que haya algunas informaciones serias, pero la inmensa masa de las informaciones son de tipo distractivas. Todas estas informaciones de tipo tradicional, tipo People, etc., se han desarrollado enormemente: sucesos, dramas y todo eso ha alcanzado un enorme espacio.

Es decir, en realidad se trata de construir informaciones sencillas, rápidas y distractivas. Y, esta es una característica general y universal. Los medios norteamericanos son en cierta medida el modelo y el motor del tipo de comunicación que se está imponiendo en todas partes. Cuando reflexionen sobre ello, sobre todo aquellos que como nosotros podemos tener una alta idea de la importancia de la información en una sociedad como vocación a formar conciencia ciudadana, a construir un sentimiento de cohesión social, etc., pues evidentemente hay una inmensa distancia entre ese proyecto que podemos atribuirle teóricamente a la información y la práctica cotidiana de lo que se está imponiendo.

En definitiva ¿qué es un discurso cuyas características principales son la sencillez elemental, la rapidez y la distracción? Sin duda, es un discurso infantilizante o un discurso infantil. Porque solo a los niños de baja edad se les habla con un lenguaje muy limitado, con pocas palabras para que entiendan. Tercero: No se le habla de manera demasiado seria, sino que se piensa que con la reactividad emotiva puede hacerle avanzar y, por consiguiente ¿quién se expresa así? Cualquier película de Walt Disney. Allí las imágenes son rápidas, sencillas y todo es muy emocional. Por consiguiente, podemos interrogarnos sobre la responsabilidad de una maquinaria informacional qué en realidad está concebida para infantilizar al ciudadano.

La información, además de tener estas características retóricas, tiene otras aspectos sobresalientes como por ejemplo su abundancia. Ustedes saben que los antiguos pensadores clásicos pensaban que el mundo estaba constituido de cuatro elementos: aire, tierra, agua, fuego y pensaban que esos cuatro elementos fundamentales mezclados de manera más o menos importante constituían nuestra realidad. Bien, nosotros hoy día podríamos decir que en este mundo de principios de siglo XXI hay un quinto elemento que se ha añadido a estos, la información. (...)

Por consiguiente, estamos en un universo en el cual hay mucha más información de la que podemos consumir. El problema que tenemos hoy es su selección. Durante siglos, la mayoría de las sociedades humanas vivieron bajo sistemas autoritarios de poder, que han practicado la censura, y, por consiguiente la realidad de la información era la escasez, había muy poca información que circulaba y el control de esa circulación era lo que daba más poder al poder.

Hoy día esa situación ha cambiado, la información circula de manera sobreabundante y, nadie la puede detener. En la mayoría de los países se tiene acceso a la información, Internet por otra parte nos ha permitido acceder a yacimientos literalmente oceánicos de información, la dificultad para nosotros ahora -repito- en cómo guiamos por ese laberinto. Eso plantea enormes problemas. Plantea, primero, este problema de la censura, por que esta ahora ha cambiado. Antes la ejercían el poder político o el poder digamos moral y nosotros decíamos hay que luchar para obtener más libertad. ¿A qué le llamamos libertad? A la posibilidad de expresión de los grupos sociales que constituyen una sociedad. Y entonces decíamos, cuanta más libertad tengamos, más comunicación habrá o bien inversamente, cuanta más comunicación hay, más libertad hay, y así se hicieron las revoluciones en el siglo XVIII, esencialmente para tener la posibilidad de comunicar(...).

Por mucha información que había nuestra libertad no se modificaba y es el peligro en que estamos en este momento a escala internacional(...). El peligro es que, quizás en este momento cuanta más información se produce menos libertad tenemos, porque la información ahora me confunde. Hay tanta información frecuentemente no verificada que ya no sé qué pensar. Nos hemos dado cuenta que el funcionamiento de la verdad de nuestras sociedades es muy relativo. Nos percatamos que la verdad es cuando todos los medios: la prensa, la radio y la televisión dicen que algo es verdad, aunque sea mentira. Esto también está restableciendo ese principio que como saben ustedes, Huxley había desarrollado en Un mundo feliz, cuando dice: treinta y seis mil repeticiones, hacen la verdad. Entonces, esta nueva realidad de que ya no sabemos dónde está la verdad, en la cual los medios deberían contribuir a guiar en este laberinto, y sin embargo lo que hacen es confundir más, actuando en nombre de los parámetros que he dado antes, los intereses económicos.

Esto crea una especie de desconfianza en la sociedad con respecto a los medios. El principio capital que tienen los medios de comunicación es su credibilidad. Y este capital, mi sentimiento es que se está dilapidando. En nuestras sociedades, en donde los medios de comunicación nunca habían sido tan abundantes, en donde nunca habían dominado tanto; hasta el punto de que yo he dicho que en las sociedades modernas a la hora de la globalización los principales poderes son lo económico y lo mediático, relegando a un tercer lugar al poder político. El poder económico cuando alía al poder mediático es una enorme palanca capaz de hacer temblar a un poder político.

Esta es una realidad de hoy creada por la mundialización. Porque el poder político en las democracias es elegido democráticamente cuando el poder mediático o el económico no lo son, pero tiene mucho más legitimidad que el poder político. (...)


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