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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 4, No. 39, junio del 2002

Editorial

¿Fútbol, masas, e identidad?


Los griegos decían que el deporte es una actividad indispensable para la vida, pensaban que la actividad física fortificaba el cuerpo y mantenía despierto al espíritu. También lo relacionaron con el saber, ellos afirmaban que el deporte era una virtud que se relacionaba con la producción de conocimientos al servicio de la polis. En otras sociedades, como la de los romanos, en cambio, luego de tener cruentas guerras con sus adversarios convertían a sus prisioneros en esclavos, los mismos que eran destinados para diferentes actividades entre las cuales estaba una forma de deporte sangriento, pues los esclavos debían enfrentar como gladiadores a los tigres o leones en el famoso coliseo romano durante un espectáculo de 100 días.

Si para los griegos el deporte era una actividad noble de todo ser, en el caso de la Roma antigua, el deporte o una forma de este, era una actividad para el disfrute del César y de su corte, es decir, era una actividad relacionada con el poder, aunque el espectáculo era gratuito.

Con este pequeño antecedente, a propósito del deporte cómo podemos mirar el fútbol en nuestra sociedad? Qué es lo que tiene este deporte que agita y concentra a las masas? Es solamente un hecho psicológico o tiene connotaciones sociopolíticas?

En primer lugar, deberíamos tener presente que en casi todas las selecciones la mayoría de nuestros futbolistas, han pertenecido y pertenecen al pueblo afroecuatoriano, una minoría a la sociedad mestiza de los estratos sociales bajos, no así los directivos que en su mayoría tienen vínculos con los grupos de poder.

También debemos recordar que la mayoría de nuestros futbolistas integrantes de la selección, pertenecen a los sectores sociales más abandonados y explotados como son el Chota o Barrios marginales de Esmeraldas, entre otros, lugares en donde no existen los servicios sociales básicos ni infraestructura alguna. Sin embargo, es ahí justamente, bajo esas condiciones, en donde los niños y los jóvenes con la pelota de trapo o con el balón roto y sobre una cancha de tierra a veces improvisada con líneas imaginarias, labran una esperanza en cada partido y en cada gol, con el fin de llegar a tener una vida digna para sí y para su familia, ya que las oportunidades para recibir una verdadera educación acorde con su cultura y con los adelantos tecnológicos, generalmente no son una prioridad de los gobiernos y de las autoridades del país.

Entonces cuando juega nuestra selección, de hecho se produce una identificación social entre los sectores sociales pobres y los futbolistas, hay una identificación simbólica entre la frustración del pueblo y la victoria del fútbol. Los niños construyen sus ídolos en los grandes defensores o goleadores, en los números 9 o 10 de las camisetas de los mejores futbolistas, los jóvenes se identifican con la alegría y el coraje que implica un gol a favor o en contra, otros ven caer sus lágrimas de la emoción de ver a nuestro país en un mundial y compitiendo con el fútbol de los países desarrollados, en fin, es como si los pobres, bajo ciertas condiciones organizativas y sociales, si podemos cambiar una historia centenaria de impedimentos y de postergación, en eso se reflejan el trabajo y el esfuerzo de algunos directivos, de todos los futbolistas como Agustín Delgado, Alex Aginaga, Cevallos, etc. y del Bolillo Gómez.

Ahora, sin duda, que las victorias de los futbolistas y del deporte en general no se vive de igual manera en los sectores sociales dominantes, porque muchos de ellos que se hallan relacionados con el fútbol, son empresarios y lo primero que les interesa son los resultados económicos que les puede traer, para lo cual condicionan los resultados deportivos, es decir, primero es el negocio y luego el deporte. Probablemente, esta es la faceta más difícil y dura de aceptar, porque todo gira en torno a un negocio. Blatter reelegido con un sueldo más alto que un presidente de cualquier nación, representantes de futbolistas que a veces, en las transferencias ganan más que los propios futbolistas y futbolistas estrellas cuyos pases en millones de dólares contrasta con la realidad de sus propios hermanos y con la de su pueblo. Por lo tanto, la identificación con el fútbol, puede ser entendido como un rasgo de identidad con diferente significado social para las masas y para los sectores pudientes.

Pese a estos hechos positivos y negativos que nos da el fútbol ecuatoriano, no se pierde la emoción de haber visto a nuestra selección en el primer mundial de su historia, hecho que será inolvidable y que contrasta con la demagogia, la ironía, la tragedia y la fatalidad en la que nos han sometido los politiqueros de siempre, en base a ofrecimientos vacíos de pan, techo y empleo para el pueblo, por ello, en este contexto de crisis social y económica que atraviesa nuestro país, la clasificación al mundial, aunque no pasemos a la siguiente fase, nos reanima momentáneamente el espíritu de unidad, nos imparte alegría y fuerza y, nos confirma que con conducción, organización y esfuerzo colectivo, si se puede construir una sociedad más justa y solidaria.

Esta tarea será posible, siempre y cuando reconozcamos otros referentes e identidades culturales, sociales, regionales y ante todo lo dicho; los consensos desde todos los sectores y actores del país. Además el fútbol contribuye a construir la identidad, pero no es la determinante; existen también otros valores históricos que deben ser considerados importantes en la construcción de un estado cultural y linguísticamente plural y socialmente justo y solidario.


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