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Publicación mensual del Instituto Científico de Culturas Indígenas. Año 3, No. 30, septiembre del 2001 Editorial Justicia infinita o control mundial infinitoLas imágenes que empiezan a mirarse en los medios, sobre las víctimas civiles y la destrucción de uno de los pueblos más pobres del mundo, por parte de la acción vengadora de la potencia más importante de la historia de la humanidad, nos obligan a reflexionar sobre varios aspectos de la "nueva era" que según los medios de prensa se empezaría a abrir para la humanidad. No parecen ser imágenes de una nueva era ni un nuevo siglo, las que muestran la alta tecnología utilizada para provocar la muerte y la destrucción de los mismos cuerpos morenos y hambrientos, de las mismas casas de tierra, de la misma chatarra militar que, si no estuviesen en Afganistán, podrían estar en cualquier parte de América Latina, Asia o África. Los llamados a la paz y las protestas crecientes de los ciudadanos europeos y norteamericanos, las voces de los más importantes líderes mundiales y los análisis de importantes medios de todo el mundo, sobre lo inadecuado de una respuesta violenta, al problema del terrorismo, no consiguieron sino que se cambie el nombre presuntuoso del operativo y que tras los cohetes y bombas vayan unas cuantas migajas de comida. ¿Puede haber hipocresía más grande que la de un bombardeo nocturno donde se arrojan millones de dólares en cohetes inteligentes para sembrar la muerte, seguido del bombardeo de algunos miles de dólares en comida? Imaginemos a las viudas, los huérfanos y los inválidos salir al día siguiente del bombardeo a consolarse de las pérdidas recogiendo las dádivas de los asesinos de sus padres, hijos o hermanos. ¿Será que las agencias del espionaje norteamericano engañan a su gobierno y al Congreso norteamericano, informándoles que las tácticas que están empleando, en verdad van a acabar con el terrorismo? No sería nuevo que los engañen, la historia reciente está plagada de ejemplos en los cuales la CIA ha construido historias falsas para justificar acciones o inacciones de su gobierno: la guerra de Viet Nam, la invasión a Camboya, la dictadura griega, el golpe contra Allende, el caso Irán - Contras, el Plan Cóndor y una lista interminable. ¿O será que la guerra contra Afganistán enmascara solamente los verdaderos intereses de los Estados Unidos y sus afanes de poner al mundo entero bajo su tutela? Después de la caída del muro de Berlín, de la desaparición de la URSS y del fin por consunción del Pacto de Varsovia, es decir, terminado "el peligro comunista", entre los europeos empezó a discutirse la necesidad de acabar con la OTAN y establecer un pacto europeo de seguridad que incorpore a los países ex - socialistas. ¿Casualmente?, un antiguo aliado de los Estados Unidos, Saddam Hussein, resuelve invadir la antigua provincia iraquí de Kuwait, proporcionando a los Estados Unidos el gran pretexto no solo para mantener la alianza atlántica, sino para convertirla en la gran policía mundial. Las fuerzas militares aliadas, al mando de los Estados Unidos, bombardearon e invadieron Irak, obligaron a Hussein a renunciar a anexarse Kuwait, establecieron duras sanciones económicas, políticas y militares "al gobierno del mal" y le permitieron seguir existiendo. Ya había cumplido el papel de proporcionar el pretexto para la invasión, valía la pena dejar vivo al demonio para alguna próxima "cruzada". Más adelante, un país que había sido modelo de tolerancia y convivencia intercultural, que durante cincuenta años había visto trabajar juntos a cristianos y musulmanes y a un arco iris de culturas, ¿casualmente?, se desmorona, se enfrentan servios y croatas, albanos y kosovares, cristianos y musulmanes; Yugoeslavia se desangra, se convierte en la vergüenza de Europa; la OTAN interviene. La policía mundial se consolida al mando de los Estados Unidos. Un atentado terrorista mata a más de seis mil civiles en las Torres Gemelas de Nueva York, la opinión pública norteamericana clama venganza; Bush amenaza con una gran cruzada mundial contra el terrorismo que empieza por una guerra contra Afganistán. La policía mundial vuelve a actuar, después de los bombardeos sigue la invasión. Pero las cosas no se quedan allí, fue publicada una lista de los "terroristas" que, además de Ossama Ben Ladin, deberán ser destruidos, según criterios de selección de la propia policía mundial. La consolidación del poder tiene que hacerse a escala global y se realiza bajo la consigna: "con nosotros o con el terrorismo", se establece la obligación de alinearse y se proscribe cualquier tercera posición o neutralidad. ¿Quiénes seguirán en la lista de "terroristas" a ser castigados? Como en su tiempo fueron creados los "monstruos" de Noriega en Panamá y los "contras" en Nicaragua, que sirvieron de excusas para la intervención en estos países, ahora aparece el "terrorista" Carlos Castaño con sus Autodefensas Unidas de Colombia, creación del propio ejército colombiano y los servicios de inteligencia norteamericanos. ¿Servirán las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, que llevan más de cincuenta años luchando en su país, sin interferir ni intervenir en la política ecuatoriana, y las AUC, de Castaño, de pretextos para una intervención más directa que la del Plan Colombia? La amenaza que se cierne sobre nuestros países está hoy más cerca, ahora no bastan los pronunciamientos solidarios. Para los pueblos de América, y particularmente para el movimiento indígena ecuatoriano, candidato a entrar en la lista de "terroristas" por su compromiso contra el modelo globalizador y de construcción de un mundo solidario, se establece una tarea urgente: vertebrar la oposición contra el neoliberalismo en el Ecuador y establecer compromisos con las organizaciones indígenas y de trabajadores de los pueblos vecinos de manera de presentar un frente común capaz de detener la intromisión de la policía mundial y la política entreguista de nuestros gobiernos. © Los artículos del presente Boletín ICCI, pueden reproducirse citando la fuente |