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Boletin ICCI ARY-Rimay
Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 10, No. 114, Septiembre del 2008

Una campaña abierta por el voto


Nancy Bedón

La participación ciudadana en el gran recinto de la democracia en nuestro país, lamentablemente se ha sometido al voto, debido a ésta triste verdad, las campañas por el si o por el no, a una constitución que prepara el futuro de nuestro país, se han reducido a confrontaciones personales, entre los nuevos líderes acuñados alrededor del presidente Rafael Correa y conservadores oligarcas acuñados alrededor del más viril de Guayaquil, Jaime Nebot, reduciendo la discusión histórica del futuro de nuestros pueblos a una confrontación caudillista de una presidencia vs una alcaldía.

Escenario político que se ha completado con una campaña por el sí, que supone que define el cambio estructural de nuestra nación, argumentada en peculiaridades, de tinte moral y sexual, como si el cambio estructural de un país, que urge en su necesidad de una distribución equitativa de su riqueza, estuviera significativamente en la decisión privada de dos ciudadanos al decidir por su vida sexual.

La campaña por la aceptación de la propuesta de la nueva constitución, que supondría un trabajo formativo político en la sociedad civil, a la hora de discutir sobre los recursos naturales, su explotación, la mercantilización de la Pachamama se distrae, tal vez intencionalmente, en debates que fueron ya superados a finales del siglo XX con Eloy Alfaro, poniendo demasiada atención a la decisión privada de ser o no católico, creyentes o ateos.

Papel de la iglesia

La campaña por el sí, que está en la obligación de darnos a conocer sobre la estructura del Estado, en cuanto al manejo del poder de decisión sobre nuestros territorios y recursos, se ha gastado millones en propaganda que nos abrigan esperanzadoramente la posibilidad de un futuro menos penoso, al puro estilo de un populismo que instrumentaliza la pobreza, la falta de empleo, de educación y de salud para comprar el voto.

Por lo tanto el voto se ha convertido en mercancía, en el fin último de esta democracia representativa, sacrificada en confrontaciones personales, que desvirtúan el verdadero sentido de la participación de los pueblos y ciudadanía. El voto por lo tanto significa para este régimen, la militancia viva de una revolución basada en el populismo que ha excedido el gasto de la campaña en un 300% de lo estipulado.

El voto por la aceptación a la propuesta de la constitución del siglo XXI en el Ecuador, se está dirimiendo en una ciudadanía, solo el 1% ha leído el texto de la propuesta en su totalidad y tan solo el 0,3% ha analizado a conciencia el por qué si o el por qué no votar a favor de la constitución. El restante de la población decide por la imagen que nos están vendiendo, por la necesidad más inmediata que para nada significa soluciones duraderas.

El aumento y surgimiento de bonos, subsidios, regalos y obras de infraestructura inauguradas a saltos y brincos, esta comedia levantada tanto por “ciudadanos revolucionarios como por oligarcas arcaicos” ¿De qué manera nos ayudan a vencer a la pobreza? ¿De qué forma las desigualdades económicas que persisten podrán desaparecer cuando la conciencia política se ha reducido a ofrecimientos y enfrentamientos personales?

Se hará desde del pueblo

La aceptación de una carta magna, que dirigirá a nuestro país, por lo menos de aquí a unos 10 años, tiene en sus ciudadanos argumentos construidos eficazmente por la magia del marketing, el debate no existe, el análisis de los 444 artículos que posee la constitución se ha reducido a 5 artículos que nada tienen que ver con la vida económica del país, con la explotación de los recursos naturales, con el manejo del poder en las estructuras estatales.

Nos hacen discutir sobre el aborto, sobre la vida de un ser que aun no ha nacido, que aun no llega a vivir la falta de empleo, la marginación, el racismo, la pobreza, la inequidad económica; claro que estoy refiriéndome, a nuestros hijos, a los hijos del pueblo pobre, aquellos que su vida, desde y antes que nazcan, es un constante convivir con la muerte, no solo física, espiritual y moral, debido a sus condiciones económicas. Claro, que si la discusión sobre la vida, es la del niño que nace en las familias pudientes, económicamente poderosas, creo que el aborto sería una infamia, pero como digo ésta no es la discusión que debería quitarnos el sueño.

Mientras los debates de televisión basados en el aborto, la iglesia y la sexualidad de los ciudadanos ecuatorianos nos restan presupuesto, el artículo 407 de la propuesta de constitución pasa desapercibido. ¿Qué nos dice uno de los 399 artículos que se han desdibujado de nuestro interés crítico?

Art. 407, del capitulo segundo, del régimen del buen vivir, sección tercera, patrimonio natural y ecosistemas. “Se prohíbe la actividad extractiva de recursos no renovables en la áreas protegidas y en las zonas declaradas como intangibles, incluida la explotación forestal. Excepcionalmente dichos recursos se pondrán explotar a petición fundamentada de la Presidencia de la República y previa declaratoria de interés nacional por parte de la asamblea nacional, que de estimarlo conveniente, podrá convocar a consulta popular”

Si distraemos la mira de la propaganda electoral para conseguir un voto y nos centramos en el análisis de este artículo, podremos encontrar una intencionada contradicción o juego de palabras que deja a la ley, en el espacio mal intencionado de la interpretación. ¿Cómo es eso que se prohíbe la extracción y explotación de los recursos naturales en áreas protegidas y declaradas como intangibles y a reglón seguido otorgamos a la presidencia, es decir se da la posibilidad abierta de argumentar interés nacional, para justificar la explotación de los mismos recursos que por esta misma ley están prohibidas de ser explotados?

Preguntémonos en orden de prioridad vital, no para un ser que aun no nace, para pueblos y nacionalidades enteras, que se están jugando la vida, no solo física, su vida comunitaria, su quehacer cultural propio, en la manos de una constitución, que deja abierta la posibilidad de que los recursos no renovables, que su mayoría están ubicados en el territorio de las nacionalidades o pueblos sean explotados según un determinado presidente, quien juzgará si es o no necesario la explotación de dichos recursos, ¿dónde está el respeto a la vida que tanto se defiende en la campaña por el voto?

Ahora preguntémonos que quiere decir el artículo 71, del capítulo séptimo del título II de los derechos, articulo que reconoce a la naturaleza como un ser de derechos y a las personas, comunidades y pueblos como sujetos con capacidad de exigir el respeto, el mantenimiento y regeneración de los ciclos vitales de la naturaleza, cuando en el artículo 398 de la biodiversidad y recursos naturales, se enfatiza que luego de una consulta a la comunidad sobre la explotación de un recurso, (consulta Previa), en el caso que esta consulta tuviera una oposición mayoritaria, se procederá según la decisión de la autoridad superior según la instancia administrativa superior, que corresponda a la ley. ¿Quién decide en última instancia? ¿Entonces para qué la consulta?

Acaso estos artículos, no terminan con la retórica de más de 55 artículos planteados en los derechos del “buen vivir” categoría que al parecer le queda muy grande de entender a los asambleístas.

Entonces compañeros, por qué tanta inversión en medios de comunicación para hablarnos del aborto, de las opciones sexuales que quisiéramos tener o de la iglesia, cuando son estos y otros artículos más que deberían estar siendo discutidos para optar verdaderamente con criterio político sobre si votamos por el si o por el no.

Abrumados por campañas que solo buscan nuestro voto, más no, nuestra participación formada, por ende crítica, nos han bombardeado con ofrecimientos (para no ser muy dura, me he evitado la palabra compra y venta de nuestro voto) el aumento del bono, bonos de vivienda, salud, educación gratuita, nuevas carreteras, etc, etc; sin quedarse atrás del marketing extranjero, nos entretienen con propagandas de añoranzas de cambio, no solo sentidas por nuestros viejos liberales, sino, como hemos visto leyendo tras propagandas, añoranzas de cambio que son utilizadas para campaña también en el llamado primer mundo.

Nos han metido también como actores pasivos tras el televisor, pero actores al fin, de la cacería anticorrupción, tras las huellas de los Isaías, mostrándonos recuperaciones monetarias que esperamos que se conviertan en monedas reales, más no en posibilidades que nunca se concretizan, más allá del show en televisión, que por cierto nos tiene encantados.

La propaganda por nuestro voto, de ninguna manera nos puede quitar el derecho y la oblación ética de analizar la propuesta de constitución, entregado por la asamblea constituyente, debemos preguntarnos y repreguntarnos si la constitución elaborada es realmente el cambio que planteamos las nacionalidades y pueblos para el país, sin temor a ser calificados y echados a un mismo saco, cuando, el ser presidente nos dice, que quien opta por el no a la propuesta es un pelucón. Tal afirmación atenta a nuestra inteligencia, a nuestro derecho de participar más allá de un voto en las urnas, atenta con la libertad de expresión que todo Estado democrático tiene.


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