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Editorial Un verdadero gobierno de izquierdaA riesgo de que parezca un contrasentido el de Correa es un gobierno de la Izquierda, no un gobierno de izquierda. Es de la izquierda porque fue ella quien confió en él, aunque ahora él ya no confíe en esa izquierda que lo eligió. Hablo de la “izquierda social” no de la izquierda electorera, es decir aquella que contribuyó a derrocar a tres gobiernos corruptos, echó abajo el TLC con Estados Unidos, expulsó con su lucha a la OXY, se opuso y se sigue oponiendo al Plan Colombia, la Base yankee en Manta y las fumigaciones. El de Correa no es un gobierno de Izquierda por que no gobierna con ellos, gobierna con sus amigos, hermanos, parientes, compañeros de cátedra, ex profesores, pelucones, ex pelucones, intelectuales orgánicos, expulsados del movimiento indígena, reencauchados de la partidocracia, oportunistas y despistados (si los hay?) de toda pelambre. No encontramos en el entorno de Rafael Correa a los representantes de la izquierda social, que probablemente no dispone de organización, tampoco están los miembros de los movimientos organizados sean estos sociales, populares o indígenas. No están y si estaban ya hace mucho que fueron expulsados por Vinicio Alvarado, por ejemplo. En la antigua Secretaría de Comunicación hoy reducida a Sub Secretaría y a dependencia de la Secretaría de la Administración han sido expulsados sistemáticamente todos los funcionarios con posición o vinculación progresista o de izquierda. El espacio que una vez fue novedad por incorporar a indios, negros, geys, lesbianas y otros grupos minoritarios fueron extirpados minuciosamente y concluyó la apariencia incluyente y participativa. No es un gobierno de izquierda cuándo en vez de fomentar la organización popular y empoderar a los pueblos, desconoce grotescamente la lucha y la trascendencia histórica de los indígenas y los movimientos sociales, que son los gestores incluso de este gobierno que les dice “que se vayan”, los insulta, los reprime y los mete en el mismo saco de la derecha oligárquica, con los que ahora “extrañamente” coincide en su odio en contra las organizaciones sociales y populares. No es un gobierno de izquierda por que no se dan hasta la fecha los cambios fundamentales con los que sueña el pueblo, ese Ecuador profundo…de abajo…a la izquierda. Ese mismo pueblo que nutrió miles de acciones de rebeldía y oposición al neoliberalismo, sus gobiernos y sus estrategias. Ese mismo pueblo que en silencio asiste a una especie de confiscación de su lucha por un gobierno que le robó su agenda política, la agenda de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE y la de otras organizaciones sociales. No es de izquierda el gobierno de Correa porque, aparte de los discursos, no ha afectado ningún interés de quienes llama pelucones. Se niega sistemáticamente a nacionalizar el petróleo a pretexto de que “ya está nacionalizado” mientras las transnacionales ni siquiera pagan el 99 % de los excedentes sobre el incremento de precios internacionales del petróleo, peor aún alentados por la sospechosa falta de exigencia del ministerio de petróleos para pagar y cumplir con el decreto presidencial, la transnacional española REPSOL inició una demanda contra el Estado ecuatoriano ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones CIADI para no pagar definitivamente, el camino sería seguido por las otras transnacionales petroleras que extraen y explotan en el país. Del sector petrolero no han sido expulsados los intereses y los interesados corruptos ligados a los grupos económicos y al partido socialcristiano. Se destituye a los marinos que de buena fe estaban combatiendo las mafias, como le dijo en carta el ex comandante de la Marina Arellano al propio Presidente Correa, se persigue, encarcela y destituye a dirigentes sindicales incómodos. ¿Quién le dirá al país qué hace el hermano mayor del presidente (Mauricio Correa) en los negocios y los negociantes del petróleo?. Qué pasará con el ITT y los grandes campos petroleros que el Ministro Chiriboga y su Viceministro pretenden entregarlos a las petroleras con las que mantienen extraños vínculos?. No es un gobierno de izquierda por que los usuarios de la telefonía móvil quedamos en la total indefensión cuando Correa, luego de haber desafiado a las multinacionales Telefónica (Movistar) y América Móvil (Porta) con dejarlas sin concesiones y anunciar inclusive la salida del país de esta última, sale a decir que la privatización de la telefonía móvil continuará 15 años más en manos de estas compañías, con el agravante de que se les entrega una banda de telecomunicaciones para transmitir imágenes. Correa afirmó que se obtienen ganancias para el país con la concesión de la telefonía móvil exponiendo cifras que serán recuperadas en menos de dos años de explotación de la concesión, o mejor dicho en menos de dos años de explotación inmisericorde a todos los usuarios y usuarias. No es un gobierno de Izquierda porque no se atreve a imponer una lista de precios sobre los productos alimenticios de consumo básico y deja a miles de ecuatorianos a merced de las leyes de la oferta y la demanda, las leyes del mercado que dice combatir en los discursos. Nos deja a merced de los supermercados que son los mayores intermediarios de los productos alimenticios en el país y habla de precios convenientes, mientras los productores no pueden vender directamente a los consumidores para evitar la especulación. Nos deja a merced del hambre y de un mayor empobrecimiento que es la mayor inseguridad. No es un gobierno de Izquierda porque no ha solucionado el mayor problema de los ecuatorianos: la falta de empleo y salarios dignos, apenas parches para maquillar la flexibilización laboral inventando eufemismos. No hay defensa consecuente de los inmigrantes ecuatorianos que nutren el presupuesto con las remesas cuando no se dice nada sobre esta situación a los negociadores del TLC con la Unión Europea y más bien los ofenden de palabra, cuando el Presidente olvidando su condición dice a un inmigrante (expulsado económico) “por idiotas como tu…” No es un gobierno de izquierda porque es a lo sumo un gobierno socialdemócrata del siglo XX y ni siquiera la entelequia de un gobierno del socialismo del siglo XXI, que algunos sostienen que es otro “Consenso de Washington”. Son muchos los motivos para caracterizar al gobierno de Correa como un gobierno liberal demócrata que nada tiene que ver con la izquierda, el socialismo científico o el comunismo. Estas apariencias políticas son las que mantienen al gobierno con relativa credibilidad. Un gobierno que se empeña hoy por apartarse de las posiciones originales. Es un gobierno de la izquierda, no de izquierda. Y es esa misma izquierda que la eligió mayoritariamente la que hoy dispone de toda la autoridad moral y política para exigirle consecuencia y coherencia con aquello a lo que se comprometió, exigirle a que no repita los errores de otros gobiernos con una administración mal disimuladamente neoliberal desde el Estado ecuatoriano. Si Correa es “radical”, opuesto al neoliberalismo y es de la “izquierda cristiana” porqué insulta y deslegitima a Eduardo Delgado que es un militante de la teología de la liberación, que se jugó por los indios y la izquierda y fue expulsado de la Universidad Politécnica Salesiana y de la propia Iglesia Católica, por la jerarquía del Opus Dei que controla la iglesia de Estado con la que se lleva bien Correa. ¿Quién es de la izquierda cristiana? Aquel que estuvo de vacaciones, por escasas semanas en Zumbahua (Cotopaxi) o quién tiene como herencia de la lucha de la iglesia comprometida con los pobres el poncho de Monseñor Leonidas Proaño? A puertas de un referéndum para aprobar una nueva Constitución cuyos “avances” son todavía dudosos, el gobierno de Correa se aleja de la organización referente de la lucha social en el Ecuador y el Continente, denuncia ante los cuerpos represivos del país y la policía que existe una supuesta conspiración de la izquierda, reconociendo tácitamente que él (el gobierno de Correa) no es de izquierda. Denuncia que los aparatos de inteligencia militar están filtrados por la CIA, pero a renglón seguido almuerza y recibe palmadas y felicitaciones en la embajada del Imperio “Correa cree en embajada de EE.UU.” Enseguida instruye a la Canciller de apellido pelucón a busque la normalización de las relaciones diplomáticas con Colombia a pesar de que el gobierno de Uribe sigue amenazando al Ecuador con involucrarnos en el Plan Colombia. Similarmente incrementa los efectivos militares en la frontera con Colombia, realiza acciones de hostilidad en contra de la guerrilla y anuncia la compra de armamento para el combate de la insurgencia, noticias que nos acercan a la posición de yunque en el Plan de guerra que le conviene al Imperio, y hacen tan feliz al gobierno paramilitar de Uribe y sus adláteres. ¿De qué izquierda habla el gobierno?. Será de la “izquierda” de Tania Mazón, ministra de la amazonía del MPD? o de la Izquierda Democrática que pactó todo el tiempo con los socialcristianos y que tiene muchos altos funcionarios en este gobierno?. ¿De que izquierda habla sr. Correa? Acaso cree que ya olvidamos las expresiones del payaso de Gutiérrez que dijo, en un acto en el estadio olímpico Atahualpa de Quito, “soy de izquierda…pero también soy de derecha”. Pero si es un gobierno elegido por la izquierda, esa izquierda es la que tiene que orientarlo, conducirlo o presionarlo si cabe cuando se registren desviaciones del proyecto que dijo abrazar. Pero sin duda, es oportuno también reconocer el error y la incapacidad de la dirigencia política de la izquierda social para olvidarse de los “outsider” (quien viene de fuera) y para iniciar la construcción seria de un verdadero gobierno de izquierda y de la izquierda, un gobierno que haya nacido de la capacidad de lucha y organización de los pueblos, que sea una expresión legítima de un verdadero gobierno de izquierda para evitar el trago amargo de la frustración política una vez más. Coordinación General: José Luis Bedón Con el Apoyo de Subvencionado por: Dirección: Teléfonos: (593 2) 2900048, 3203715, 3203732 © Los artículos del presente Boletín pueden reproducirse citando la fuente |