Boletín ICCI-ARY Rimay, Año 8, No. 82, Enero del 2006

Editorial

La historia de la humanidad en sus comienzos fue de mucho esfuerzo y sacrificios por sobrevivir a las difíciles condiciones que la naturaleza imponía y de grandes esfuerzos por ir desarrollando y construyendo una forma organizativa social, justa y armónica. El aparecimiento de la propiedad privada sobre los medios de producción, la apropiación del trabajo ajeno en manos de unos pocos, rompe lo justo y armónico de la sociedad comunitaria; es entonces donde nace esa tendencia de lucha contra la explotación e injusticias, nace el derecho a la subversión y a la defensa de la dignidad humana que nos legaron los antiguos pueblos y civilizaciones.

Es en la Revolución Francesa que esa tendencia de lucha por la libertad y dignidad humana se ubica a la izquierda, donde está el pensamiento de avanzada, las necesidades y aspiraciones de los pobres; y, a la derecha se ubican los pensamientos y prácticas retardatarias, obscurantistas, de crueldad y explotación.  Así nacen los conceptos políticos de izquierda y de derecha.  Así nace el pensamiento y tendencia de izquierda que conduce a los pueblos a las transformaciones revolucionarias; izquierda desarrollándose, consolidándose, posicionándose y triunfando unas veces y otras en profundas crisis, muerta y resucitada, así ha transitado la izquierda en su caminar por la tierra y seguirá cayéndose y levantándose, abriendo nuevas rutas y caminos y sobre todo soñando en el nuevo amanecer para la humanidad, mientras ese trasfondo de desigualdades  e injusticias no desaparezcan de la faz de la tierra. En nuestro país la izquierda ecuatoriana ha contribuido al desarrollo político - organizativo - ideológico en diversos sectores de la sociedad, posibilitando logros de carácter reivindicativo y políticos, a pesar de caminar divididos y fraccionados, porque en su corazón ideológico anidan posiciones sectarias, dogmáticas, vanguardistas, etnocentristas, etc., errores que no le han permitido a la izquierda ecuatoriana converger en una verdadera unidad estratégica y revolucionaria para derrotar a la oligarquía neoliberal y al imperialismo.

Por estas fechas, un sector de la izquierda ecuatoriana en forma pública y privada a través de los medios de comunicación llamaba a la unidad de la izquierda para enfrentar al sistema capitalista de explotación, para que en las próximas elecciones surja un candidato auténticamente de izquierda.

Esa posibilidad revolucionaria de la unidad de la izquierda hay que irla trabajando, hay que irla tejiendo, no desde la perspectiva electoral, que desde luego es importante, esa unidad de la izquierda hay que tejerla y entretejerla desde las profundidades de la miseria en nuestro país, en las necesidades que tienen los pobres por un trabajo digno, educación, salud, vivienda, en la defensa de nuestra soberanía nacional, en la posición inclaudicable de la izquierda por el no pago de la deuda externa, contra la base de Manta, combate al Plan Colombia, por la nacionalización de todos los recursos de liberación nacional, donde los indígenas, mestizos, afroecuatorianos y pobres del país sean los gestores de una nueva sociedad, es decir un proyecto histórico nacido de las bases sociales, de los sectores sociales y populares, tomando en cuenta lo más diverso y plurinacional del Ecuador.

Los vientos progresistas y revolucionarios que recorren el continente afroindoamericano deben comprometer en los últimos tiempos a las tendencias de la izquierda ecuatoriana a ser más honestos y revolucionarios en la construcción de la unidad, puesto que los pobres estamos unidos desde los diversos sectores donde campean las injusticias y necesidades.

Depende entonces de los mandos y dirigencias de las organizaciones populares, indígenas, de las fuerzas de izquierda, superar las trabas que nos separan para construir no cualquier unidad, sino la UNIDAD que conduzca a los pobres a conquistar un gobierno para la diversidad, pluricultural, soberano y profundamente humano.

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